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MELANOMA EN EL OJO, EL ‘PATITO FEO’ DEL QUE NADIE HABLA
El melanoma, un tipo de tumor que solo asociamos a la piel, también puede desarrollarse en los ojos. Estos son los signos de alerta que deben hacerle consultar con un especialista
Seguro que al pensar en el melanoma le han venido a la cabeza palabras como piel, sol, protección... pero ¡sorpresa!... el melanoma también puede empezar en el ojo. Su nombre específico es melanoma uveal y es probable que nunca haya escuchado hablar de él.
¿Qué es el melanova uveal?
Es un tumor que aparece dentro del ojo en unas células, los melanocitos, que se encuentran en una estructura ocular llamada úvea. Entre otras funciones estos melanocitos aportan un color oscuro para que se puedan procesar adecuadamente las imágenes.
¿A quién afecta?
Aunque el melanoma uveal es el tumor intraocular más frecuente en adultos, nos encontramos ante una enfermedad poco frecuente. Representa menos del 5% de todos los melanomas. En 2022 se identificaron 439 casos en nuestro país. Esta enfermedad suele aparecer en torno a los 55 años y en una proporción similar entre hombres y mujeres.
¿Tiene que ver con la exposición al sol?
Este tipo de melanoma es muy diferente en muchos aspectos al melanoma de piel.
Entre otras cosas, no hay una clara relación con la exposición solar. Algunos factores de riesgo para el melanoma uveal son: tener un lunar o exceso de coloración en el ojo; antecedentes familiares de la enfermedad o de otro cáncer; color claro de piel con predisposición a quemaduras solares y tener los ojos claros.
¿Cuáles son sus síntomas?
La mayoría de los pacientes pueden presentar síntomas como destellos, visión borrosa y pérdida de visión periférica y también signos como algún cambio en el iris o en la forma de la pupila. Sin embargo, contamos con una complicación añadida: en un tercio de los casos, el melanoma uveal es asintomático y se diagnostica durante revisiones rutinarias.
¿Cómo puede evolucionar?
Como cantaba nuestro querido Pau Donés, «depende». Después del tratamiento con cirugía o radioterapia, la mitad de los pacientes quedan curados. Sin embargo, en el 50% restante la enfermedad se disemina a otras partes del cuerpo. Lamentablemente, una vez que se ha diseminado, el pronóstico es muy malo con una esperanza de vida de alrededor de un año.