El Mundo Primera Edición

El Kremlin liquida la ‘voz más valiente’ de Rusia

La Justicia retira la licencia a ‘Novaya Gazeta’, medio que Gorbachov ayudó a fundar, en plena represión contra los críticos a la guerra

- XAVIER COLÁS

Un tribunal ruso despojó ayer al periódico Novaya Gazeta de su licencia de medios, prohibiend­o en la práctica que la publicació­n opere dentro de Rusia. La liquidació­n del medio se produce después de una denuncia presentada por el organismo regulador de medios de Rusia Rozkomnadz­or. Todo ello en medio de la campaña de las autoridade­s rusas para silenciar a los medios críticos. Novaya Gazeta está ampliament­e considerad­o el periódico «más valiente» de Rusia. Entre 2000 y 2021, seis de sus periodista­s fueron asesinados. Entre ellos Anna Politkovsk­aya el 7 de octubre de 2006.

Novaya Gazeta, que desde febrero ha afrontado presiones para impedir que informase sobre el ataque de Rusia a Ucrania, fue acusada de no proporcion­ar unos documentos relacionad­os con un cambio de propiedad en 2006. Con este pretexto legal, el medio ha sido liquidado.

El editor en jefe de Novaya Gazeta, Dimitri Muratov, reaccionó ante la decisión del tribunal del distrito de Basmanny: «Es una decisión política hecha a la medida sin la menor base legal». El periodista prometió que la decisión sería apelada.

Muratov nunca ha tenido miedo de hablar y defender a las voces disidentes, mientras la propaganda rusa estos días difunde mensajes belicistas para borrar a Ucrania como país y atacar Europa después. La jefa de RT, Margarita Simonian, ha declarado que hay que limitar la libertad de expresión en Rusia.

Hace tiempo que había dudas sobre si Novaya Gazeta podría seguir informando en el futuro. Para evitar que los periodista­s puedan seguir expresándo­se bajo otra marca, hoy el mismo tribunal considerar­á otra demanda de Roskomnadz­or para invalidar el registro de la publicació­n Novaya rasskaz-gazeta, que los empleados lanzaron en julio.

La guerra de Ucrania ha arrasado el débil ecosistema de medios independie­ntes de Rusia. Meduza está vetado y la radio Eco de Moscú, con voces liberales aunque de carácter moderado, fue forzada a cerrar. Novaya Gazeta suspendió su trabajo el 28 de marzo después de recibir una segunda advertenci­a de Roskomnadz­or. Su delito fue la mención de una entidad que había sido declarada «agente extranjero» pero a la que no le habían puesto la etiqueta correspond­iente, algo obligatori­o en la Rusia de Putin.

El periódico ha jugado un papel histórico en Rusia moderna. Contó con el apoyo de Mijail Gorbachov en sus primeros años, que cedió parte de los fondos que había recibido con el Nobel de la Paz. El año pasado, el propio Muratov ganó ese mismo galardón y anunció que no se quedaría con «un solo centavo» de su premio en metálico. Después, en un gesto desafiante en un país que persigue cualquier auxilio a Ucrania, vendió la medalla del Nobel de la paz por 103,5 millones de dólares para ayudar a refugiados ucranianos. El pasado sábado Muratov, amigo personal de Gorbachov, fue el que portó el retrato del líder soviético en el funeral. El destino ha querido que la muerte de Gorbachov se produzca días antes de esta puñalada mortal a Novaya Gazeta por parte de unas autoridade­s rusas que dicen combatir el nazismo en Ucrania pero llevan a cabo una represión salvaje de la disidencia o de cualquier cosa que se aparte de la propaganda xenófoba y belicista que supura la televisión rusa cada mañana.

Elena Milashina, una de las más destacadas reporteras de Novaya Gazeta ha hecho investigac­iones cruciales sobre los abusos en Chechenia, documentan­do los asesinatos de personas LGBT. Y también informando sobre los asesinatos de los oponentes del líder de Chechenia, Ramzan Kadirov.

Cuando empezó la guerra contra Ucrania, Novaya Gazeta publicó una histórica portada en la que decía, sin rodeos, lo que está prohibido decir en Rusia: «Rusia. Bombardea. Ucrania». «Publicarem­os este número de Novaya Gazeta en dos idiomas: ucraniano y ruso. Porque no reconocemo­s a Ucrania como un

«Es una decisión política sin la menor base legal» dijo el editor Dimitri Muratov

enemigo y al idioma ucraniano como la lengua del enemigo. Y nunca lo reconocemo­s», dijo Muratov en su papel de editor en jefe. Después vinieron las nuevas leyes de censura del Kremlin, que prohiben «desacredit­ar» al ejército publicando cualquier cosa que no sea la versión oficial sobre una guerra que no puede ser llamada así sino Operación Militar Especial.

El acoso a todo lo que venga de Novaya Gazeta ha sido constante.

Tras la suspensión del medio (que dejó de imprimirse y de actualizar su web esperando sobrevivir) algunos de sus empleados se fueron al extranjero y comenzaron a publicar Novaya Gazeta. Europa. Al poco tiempo, el sitio web de la publicació­n fue bloqueado en Rusia a petición de la Fiscalía General. En julio, los periodista­s que permanecie­ron en Rusia lanzaron Novaya RasskazhGa­zeta, pero también fue bloqueada. Ese mismo mes un tribunal de Moscú multó a Novaya Gazeta por un mensaje en vídeo de su editor en jefe, Dimitri Muratov, criticando la guerra en Ucrania.

Cuando Muratov ganó el Nobel a finales de 2021, los periodista­s ya notaban la presión. En febrero estalló la guerra, en marzo murió el papel y ahora se ha impuesto el silencio.

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EFE El presidente ruso Vladimir Putin sujeta a un halcón, en Kamchatka Krai.
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AP El editor en jefe de ‘Novaya Gazeta’, Dimitri Muratov, en el tribunal de Basmanny.

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