El Mundo Primera Edición

«Ahora gastamos un 77% más por coche»

La autoescuel­a denuncia verse inmersa en una situación «insostenib­le» ante la escalada en los precios del carburante. «En febrero, un Seat Ibiza te consumía 307 euros. Ahora, por lo pronto, necesitamo­s 545 para poder dar las clases», explican.

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Todo empezó en 1979, cuando Javier Rodríguez (Madrid, 1957) decidió romper el vínculo laboral que le unía con su hermano, ambos regentaban una autoescuel­a desde el 68. Esta, a la postre, resultaría ser el preludio de Cambio, academia con 43 años de historia que, hoy en día, sigue formando jóvenes conductore­s. Por sus coches ha pasado «medio barrio» de Aluche, plaza donde aún resiste su primera sede. «Vinieron los abuelos, luego los padres y ahora los nietos», apunta Clara Tena (Madrid, 1957), mujer de Javier y responsabl­e de la autoescuel­a. Su modelo de negocio, basado en «la cercanía con la gente», ha terminado por resultar con el paso del tiempo. Todos les conocen y, fruto del trabajo «cliente a cliente», han podido expandirse a Leganés en 1998, y a Cuatro Vientos en 2018.

Las cosas no podían ir mejor, de tres coches pasaron a ocho, lo que supuso poder contratar más empleados y llegar a una mayor cantidad de clientes. Sin embargo, desde que estaló la pandemia, han recibido dos golpes sin apenas margen de reacción. «No fue sencillo parar durante cinco meses, las mascarilla­s, limpiar los coches, todo era diferente. Pese a ello, cuando terminó hubo un boom que dijimos: ¡ madre mía! » , señala Tena. Superada la pandemia, ha llegado la guerra en Ucrania y todas las consecuenc­ias que derivan de ello.

Sobre todo, en lo relativo a un «bien básico» para llevar a cabo su actividad: la gasolina. «El descuento de 20 céntimos ayuda, pero no mucho, los carburante­s se han encarecido mucho más que esos 20 céntimos. Tampoco lo entiendo, porque tengo familia en el País Vasco y me cuentan que personas de fuera de España pueden hacer uso del mismo. Para el mismo coche, un Seat Ibiza, en el mes de febrero gastábamos 307 euros de combustibl­e, ahora son 545 euros, un 77% más», comenta.

A pesar de esta tesitura –que invita sin duda a subir las tarifas– han decidido mantener los precios congelados. No obstante, asumen que, de continuar esta coyuntura podrían tener que hacerlo. « Hay gente que está dando clases y te llama para preguntar si ha subido el precio, les dices que no y se sorprenden. El precio es de 31 euros la clase y 299 el bono de diez. El número de matrículas comparado con años anteriores ha bajado un poquito, pero tampoco se ha notado tanto», apunta Clara.

Así las cosas, el margen de negocio se ha reducido un 50%. Para recuperar los mismos beneficios que obtenían antes de que estallara esta espiral inflacioni­sta deberían subir el precio de las clases, por lo pronto, un 10%, en torno a 2 y 3 euros por cada una de ellas. A esto se suma el hecho de que no logran encontrar profesores de autoescuel­a para acometer un «necesario» relevo generacion­al en su plantilla. Este año se han jubilado dos docentes y, en consecuenc­ia, se han visto obligados a reducir su flota operativa. El sector está pendiente de incorporar 3.000 nuevos profesores, sin embargo, la burocracia continúa retrasando el desarrollo de las pruebas para obtener la titulación. «Esta mañana se lo he dicho a Javier, ahora mismo en Valle

Inclán tengo 62 alumnos esperando para dar clase. Necesitarí­a dos profesores como mínimo, pero no hay. Cuando les ofreces venir, te dicen que sí y luego en el sitio donde trabajan les igualan las condicione­s porque no hay profesores para suplir una salida», asegura la directora.

Para Clara y su marido la reputación dentro del barrio es muy importante, de hecho, es la principal razón a la que aluden cuando explican porque no han acometido una subida de precios. Operan en un barrio obrero, Aluche, y son plenamente consciente­s de ello. «En este barrio hay mucha gente obrera a la que si les subes los precios no va a poder pagar, así que no queremos hacerlo de golpe. Si tenemos que subir, subiremos un poquito, aunque ello implique no llegar a los resultados que teníamos antes», asegura. La elevada carga impositiva que soportan como autónomos a la hora de llevar a cabo su actividad sumado al incremento del coste medio por trabajador, tampoco ayuda a su actual situación. «Nos han subido alrededor de unos 60 euros al mes por empleado. Esto, sumado a lo que tenemos que tributar como autónomos para poder tener una jubilación digna, conlleva un esfuerzo importante que no todos pueden asumir», asevera.

Por último, denuncian que el IVA que grava su actividad profesiona­l, del 21%, no «es razonable». Reflexiona­n que, al igual que el arte tiene un tipo reducido, ellos también deberían ser titulares de ese derecho. «Impartimos clases de seguridad vial, al fin y al cabo, somos una parte clave de la educación. Nos gustaría tener un tipo superreduc­ido para dar las clases, nosotros somos los que educamos para que la gente pueda coger un coche», dicen.

El número de españoles con carnet de conducir continua en aumento, sin embargo, la edad media en la que se obtiene el permiso ha subido, en parte, por el precio.

«Somos parte clave en la educación, queremos un tipo de IVA superreduc­ido»

«Los carburante­s se han encarecido mucho más de lo que cubre el descuento»

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JAVIER BARBANCHO

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