Diada contra ‘ botiflers’
Lo que llaman décimo aniversario del proceso independentista no será una marcha triunfal como en los años de la insurrección. Ya no se oyen tantos clarines. Volverán las esteladas derrotadas, pero la samarreta (camiseta) será de luto. El lema sigue siendo heroico : « Tornem-hi per vencer: independència » («Volvamos para vencer. Independencia»).
La Diada 2022 será una protesta de ANC contra los que, según ellos, se han rendido ante España y el régimen del 78, incluyendo a la Monarquía. Cada partido de los secesionistas que gobiernan le pone un nombre a la derrota; solo una de las partes fleta autobuses; se están devorando; ERC apoya a un Gobierno que los separatas auténticos consideran centralista y deja el balcón de la gloria para más tarde. El presidente Aragonès no asistirá a la manifestación, no solo porque teme que los puros le llamen botifler, sino porque se va travistiendo de convergente, mientras los de ANC le acusan de no estar implicado en la independencia. Él contesta que no asistirá a una manifestación contra los partidos y las instituciones catalanas y no contra el Estado y pide un referéndum de autodeterminación, pero despacito.
Agustí Colomines escribe que la política catalana está estancada, cuando lo que está es fracturada. Añade algo que me parece que no es verdad: «Los socialistas y los antiguos comunistas tienen un modelo de Estado que además de jacobino es cada vez más centralista». Yo creo que ocurre todo lo contrario: la izquierda ha cedido tanto a los separatistas con indultos y pactos que le va a costar mucho volver al poder. Lo que llaman acoplamiento de la izquierda y el nacionalismo, no es sino ceder soberanía para que no se caiga el gobierno de coalición. Se acerca más a la verdad Joan Tardà cuando dice que en las Cortes, para seguir gobernando, el PSOE se está cobrando los indultos. En Sevilla, donde la gente abuchea al «Gobierno de la gente», Pedro Sánchez dice ahora que se puso al lado del Gobierno de Rajoy en el apoyo al 155 para defender la soberanía y la integridad territorial, lo cual removió los huesos de los padres fundadores que ven a Pedro pactando y cediendo con el partido de Dencàs, jefe de los escamots.