«Hay una burbuja en el sector audiovisual»
Pregunta.– Dirige teatro y cine, ¿es posible sin morir en el intento?
Respuesta.– Tengo un montón de canas por culpa de eso. [Risas]. Es posible hacerlo sin morir en el intento, pero no es, desde luego, algo que te acaba dando dinero y tranquilidad, vamos a dejarlo ahí.
P.– ¿Por qué es tan difícil levantar proyectos audiovisuales o culturales en España?
R.– Hay muchísimos factores. La cultura tiene varias leyendas a su alrededor que hacen que sea difícil hacer cultura y que haya gente que sí muere en el intento. Entre las leyendas están que se crea que es algo bonito, que se hace so
lo por pretensiones artísticas, pero no siempre empresariales, que es de gente subvencionada...
P.– Claro, es que se os colgó el sambenito de las ayudas, ¿se perciben muchas subvenciones? ¿Es así o no?
R.– Hay casos y casos. Hay gente que las cobra y no las necesita y otra a la que sí le hacen falta y no las percibe. Es como cualquier otra empresa; como una frutería que pide una ayuda para contratar a alguien. Pues en el mundo artístico, igual. Depende de lo que consideres cultura. Es complejo. Te lo digo como gestor cultural, que he estado muchos años gestionando dinero del Estado en Dinamarca para gente que hacía cultura. Conozco la problemática desde ambos lados del mostrador.
P.– Usted que ha trabajado en España y Dinamarca en el sector cultural, ¿se viven situaciones parecidas o no?
R.– Hay diferencias. El problema en España es que no estamos orgullosos de muchas cosas que hacemos bien y nos apaleamos por otras que hacemos mal. Ni una cosa ni la otra.
P.– Su documental Imborrable que ahora puede verse en Netflix ha despertado un gran interés.
R.– Sí y ha sido una sorpresa porque no es un documental mediático. No es sobre un futbolista o un cantante famoso, sino algo pequeñito que se hizo con mucho cariño, pero toca ese tema de la ciencia y la creencia. Y ahí ha tocado a mucha gente.
P.– Se cuenta la historia de un cortometraje que muchos creen maldito. Se os borró varias veces.
R.– Sí, cinco veces. Pero que algo sea inexplicable no significa que no tenga una explicación. Lo que ocurre es que no la hemos encontrado. Soy escéptico, pero respetuoso con las creencias de las personas. Escucho a las dos partes. Pero es cierto que lo ocurrido roza lo esotérico.
P.– Además, el protagonista desapareció.
R.– Sí, y hay una historia muy curiosa, aunque larga de contar. El resumen es que hay cinco leyendas urbanas sobre lo que pasó con el protagonista. Todas tienen algo de cierto, pero ninguna es la correcta.
P.– Este año ha sido el productor del cortometraje Sacrilegio.
R.– Sí, es el debut en la dirección de Pedro Casablanc. Hemos hecho un corto que va a dar mucho de qué hablar, con el apoyo del Festival de Málaga. Es un western de bandoleros, pero no con caballos e indios, sino con gente de campo en contacto con la naturaleza y la creencia.
P.– Ahora con las diferentes plataformas, ¿el sector audiovisual está en ebullición o es un espejismo?
R.– Hay una burbuja en el sector audiovisual. Como ocurrió con las inmobiliarias, llega el momento de invertir, y la gente lo hace en el sector inmobiliario; y ahora llega el momento del cine, y la gente invierte ahí. Hay muchos tipos de incentivos fiscales que han hecho que el sector crezca y es bueno, pero hay muchas cosas detrás de esa imagen. Como con cualquier otro negocio, hay gente a la que le va muy bien y otra a la que no. Hay mucha polémica con la Ley del Cine... Es un asunto del que podríamos estar hablando tres días.