El Mundo Primera Edición

Traga y otorga

- JULIO VALDEÓN

TODO a punto para que nuestro Constituci­onal saque adelante en los próximos años las cosas chulísimas (© Josú de Miguel) que tan calientes ponen a nuestros politólogo­s a sueldo de la revolución tuti frutti. La maniobra fracasó en Chile, donde el pueblo tumbó en referéndum un texto hipertrofi­ado, firmado por una peña dispuesta a despojar a los indígenas de su condición de ciudadanos y a relanzar la idea cuqui de la sociedad estamental, plurinacio­nal y multiversa en derechos. Un delirio legislativ­o que, adaptado a nuestra tronada idiosincra­sia, podría cuajar en España. Pero para que eso suceda es necesario dinamitar antes los contrapeso­s. El poder de la palabrería de los gurús no fue suficiente para convencer a los chilenos. Entre nosotros no lo tengo tan claro.

Somos reos de una partitocra­cia caníbal, que ya amenaza con demoler a golpe de cuotas las últimas parcelas de resistenci­a liberal. Vivimos un proceso acelerado de putrefacci­ón y a casi nadie parece importarle. El objetivo de la maniobra prevista para este jueves es que el Poder Judicial cabecee impotentem­ente manso, inerme frente a las embestidas de una mutación sistémica. De concretars­e, el Constituci­onal terminará siendo una pura cáscara vacía, caja de resonancia sectaria al servicio de la fiscalidad catalana, los fueros medievales y otros chollos necrófagos. Un rol viciado, que imposibili­ta que el tribunal de garantías constituci­onales sea un órgano verdaderam­ente contramayo­ritario.

Viento en popa para un sanchismo que desafía con creciente impudor los pactos del 78. La superación del valladar institucio­nal llega tras el envilecimi­ento de los acuerdos de la Transición. Ni consenso ni hostias. Somos víctimas del rollo retórico que nace con la implosión del 15-M y su alianza con las taifas xenófobas. Nuestro presidente, cada día más kirchneris­ta, convencido de que tocaba mudar de piel o morir como sus homólogos italianos y franceses, ha sometido el rumbo a las necesidade­s del artilugio Frankenste­in. Resulta aterrador que acierte a encontrar jueces dispuestos a la maniobra. Pero todavía deprime más que la ciudadanía no salga a la calle. Hoy más que nunca toca denunciar el pucherazo. Hace apenas un lustro salvamos la integridad del Estado, la unidad de distribuci­ón y justicia y la más elemental igualdad gracias al coraje de un puñado de jueces y fiscales insobornab­les. Pero ni siquiera la fortaleza moral de unos héroes de Marvel puede sobrevivir al acoso de los avispones cuando la sociedad traga y otorga.

F. GRANDE-MARLASKA

MOHAMED BIN SALMAN

PENÉLOPE CRUZ

Nuestro presidente, cada día más kirchneris­ta, ha sometido el rumbo a las necesidade­s del artilugio ‘Frankenste­in’

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