«La situación de Zaporiyia es insostenible»
La OIEA pide una «zona de seguridad» en la central y que Rusia saque sus vehículos
La Organización Mundial de la Energía Atómica publicó ayer su informe sobre la situación « muy preocupante» de la central nuclear de Zaporiyia, en manos rusas. Esta organización pide que se cree y se respete un «área de seguridad» alrededor de la planta, así como que Rusia retire sus vehículos militares de la central atómica. La situación en Ucrania no tiene precedentes. «Es la primera vez que ocurre un conflicto militar en medio de las instalaciones de un gran programa de energía atómica. Un accidente nuclear puede tener graves impactos dentro del país y más allá de sus fronteras», asegura el informe.
«El personal ucraniano que opera la planta bajo ocupación militar rusa está bajo constante estrés y presión, especialmente con el personal limitado disponible. Esto no es sostenible y podría conducir a un posible error humano con implicaciones para la seguridad nuclear», dice este informe en otro de los apartados, por lo que solicita que se respete el espacio de trabajo y la «responsabilidad» de estos trabajadores ucranianos. «Esto requiere un acuerdo de todas las partes para el establecimiento de una zona de seguridad nuclear y protección alrededor de la central nuclear de Zaporiyia», afirman estos inspectores, algo por el momento bastante improbable.
«La situación es insostenible» en esa central, advierte la OIEA en su informe de 52 páginas. «Urge tomar medidas» como «el establecimiento de una zona de seguridad nuclear y de protección», agrega. «Los bombardeos en el lugar y en los alrededores deben cesar inmediatamente para evitar más daños en las instalaciones » , insiste el OIEA, que se muestra «dispuesto a iniciar consultas», aunque dicho informe no indaga en la responsabilidad de tales bombardeos.
Esta delegación del OIEA pudo visitar las instalaciones el pasado jueves, donde se encontró con vehículos militares rusos en su interior y pudo comprobar cómo los trabajadores ucranianos trabajaban bajo amenaza y al límite. Esta visita dejó imágenes que, de no ser trágicas, serían cómicas. Tal es la
El último tramo de la calle Jablonska de Bucha, de dos kilómetros de largo. impunidad con la que actúa el régimen ruso que le da igual que estos sorprendidos expertos se encontraran con vehículos militares y munición rusos dentro de las salas de turbinas de la instalación atómica tras semanas de haberlo negado públicamente. No se molestaron ni en disimularlos.
En la misma visita, los inspectores trataron de contrastar quién había atacado la central, algo de lo que Rusia y Ucrania se acusan. Uno de los misiles que quedó clavado en el terreno sin estallar dejaba claro, por el ángulo de penetración en la tierra, que había sido lanzado desde el lado ocupado por los rusos, pero un hombre de traje azul, el enviado de Moscú a la central, se empeñó ante las cámaras y con grandes aspavientos en convencer a los expertos de que, en realidad, el misil había caído del otro lado pero había quedado así por la inercia.
Dos inspectores de la OIEA permanecerán en la planta de forma
Dos inspectores permanecerán en Zaporiyia para monitorizar la planta
La presión rusa a los trabajadores «puede provocar un accidente nuclear»
permanente para seguir informando sobre el progreso de estas peticiones de la organización.
El OIEA expone siete recomendaciones concretas para evitar los riesgos de un desastre nuclear en la planta, la más grande de Europa con sus seis reactores, y el establecimiento de esa zona de seguridad es la primera de ellas. Lo llama «Los siete pilares de la seguridad nuclear». «Si bien el bombardeo en curso aún no ha desencadenado una emergencia nuclear, sigue representando una constante amenaza para la seguridad atómica», sostiene el informe. En estos momentos se han apagado todos los reactores de la central, que ha perdido varias veces su conexión con el sistema energético de Ucrania.