Así es la cesta de la compra sana
⚫ La subida de precios lleva a renunciar a la dieta mediterránea, lo que conduce a un mayor riesgo de enfermedades a lo largo de la vida, como tumores o cardiovasculares ⚫ La mitad de los españoles no consume verduras a diario
La subida de precios se ha convertido en un obstáculo más para que los españoles se alejen de los beneficios de la dieta mediterránea. La alimentación es uno de los pilares que sirve para mantener una población sana, porque una cesta de la compra llena de productos baratos, pero procesados, conduce a que suban las cifras de obesidad (un 53% de los adultos y un 20% de los menores), hipercolesterolemia (15,5%), diabetes (7,5%) e hipertensión (19,3%). Y, a su vez, estos son factores de riesgo de otras enfermedades como las cardiovasculares para las que Sanidad presentó este año una estrategia con el fin de acabar con la carga que suponen para el sistema sanitario (primera causa de ingreso hospitalario y defunción), además del impacto económico, un 0,87% del PIB en 2020, según un informe del Centro de Estudios Económicos y Empresariales (CEBR).
Esto va unido a la polémica de la cesta que ha presentado una cadena de supermercados a precios asequibles, adelantándose así al plan ideado por la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, y del ministro de Consumo, Alberto Garzón. El contenido de la misma ha recibido un sinfín de críticas por los artículos que contiene y la ausencia de otros. «No es representativa de las necesidades de una familia», ha sido una de las frases más repetidas por los que se acercaron a alguno de sus establecimientos. Aceite de girasol, espirales vegetales de pasta, harina de trigo, caldo de pollo, latas de atún en aceite de girasol, albóndigas en salsa, zumo de naranja, te limón, zanahoria, pan de molde... son algunos de los artículos incluidos en el pack, que deja fuera alimentos como huevos, legumbres, frutas frescas, carnes y pescados.
¿Es esa una cesta equilibrada y saludable? ¿Qué alimentos deberían incluirse? En opinión de Iria Rodríguez, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital HM Modelo de La Coruña, el primer aspecto que hay que tener en cuenta para disponer de una compra saludable es que «la cesta sea adecuada en cantidad (para no desperdiciar comida), variada y equilibrada». La referencia, una vez más, «es la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva virgen extra, y con un mayor consumo de pescado que de carne, y procurando que ésta última sea preferiblemente magra», señala. Uno de los últimos estudios sobre los beneficios cardiovasculares de esta dieta ha sido el realizado por investigadores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), el Hospital Universitario Reina Sofía, la Universidad de Córdoba y el CIBEROBN, y cuyos resultados se publicaron en mayo en la revista The Lancet. En él, los investigadores concluyen, tras más de siete años de análisis, que esta dieta (rica en grasa monoinsaturada cuya fuente principal es el aceite de oliva virgen) previene la recurrencia de eventos cardiovasculares frente a una dieta baja en grasa (rica en hidratos de carbono complejos), que también es cardiosaludable.
Cabe destacar que en la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (ESCAV) se destaca que «una alimentación no saludable puede desencadenar la aparición de problemas de salud en la persona que conlleven un aumento del riesgo cardiovascular. Una dieta hipercalórica y con altos contenidos en grasas saturadas, azúcar y sal puede provocar la aparición y desarrollo de enfermedades que se consideran factores de riesgo, como la diabetes, la hipertensión arterial, la dislipemia y la obesidad».
Además, en la hoja de ruta de prevención diseñada por el departamento de Carolina Darias se apunta que «en España, en 2020 el 28,8% de las mujeres y el 36,1% de los hombres declararon no consumir diariamente fruta fresca y el 48,1% de las mujeres y el 59,1% de los hombres, tampoco consumen diariamente verduras, ensaladas u hortalizas».
En el otro extremo de los alimentos saludables, según expone Rodríguez, se encuentran los productos de los que hay que huir por muy baratos que sean o consumirlos de manera ocasional: los ultraprocesados. «Contienen exceso de sal, azúcar, grasas... Hablamos de pizzas, los precocinados, la bollería, galletas o las carnes procesadas del tipo salchichas y beicon», señala. Dos estudios recientes publicados en la revista The British Medical Journal han demostrado los lazos existentes entre el consumo de este tipo de alimentos y un mayor riesgo de padecer enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer colorrectal o incluso la muerte prematura. En concreto, un 19% más de probabilidades de morir por cualquier causa y un 32% más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular.