Sobornos de Moscú por valor de 300 millones
EEUU acusa a Putin de financiar a partidos en todo el mundo para influir en su política
Estados Unidos va a informar a una serie de países de que Rusia lleva financiando desde 2014 a partidos, figuras del Gobierno y organizaciones de la sociedad civil de esas naciones, con el objetivo de influir en sus políticas. Así lo declaró a los medios estadounidenses el Gobierno de Joe Biden, que se ha negado a dar más detalles acerca de los países que han recibido esos sobornos o de cuándo tuvieron lugar éstos. Los países afectados son «dos docenas», en cuatro continentes (ahí debemos tener en cuenta que en EEUU hablan de siete continentes, ya que separan a América del Norte y del Sur y, además, cuentan la Antártida).
En total, el Kremlin ha entregado desde 2014 unos 300 millones de dólares (300 millones de euros, desde que ayer ambas divisas alcanzaron la paridad) «y planea transferir al menos varios cientos de millones más», de acuerdo con un alto cargo del equipo de Biden citado por la CNN. La Casa Blanca, así, parece seguir la pauta que ya aplicó con éxito en vísperas de la invasión rusa de Ucrania: dar información a sus aliados sobre las acciones secretas que Rusia lleva a cabo.
En el caso de Europa, el régimen de Vladimir Putin habría utilizado especialmente los centros de estudios especializados en el análisis de políticas públicas, lo que se denomina comúnmente como think tanks. Según el New York Times, el documento afirma que Rusia «ha utilizado (...) think tanks y fundaciones que son especialmente activas en Europa».
El diario firma que en 2021 un empresario ruso cercano al dictador ruso «estuvo tratando de usar think tanks prorrusos en Europa para que apoyaran a partidos de ultraderecha». Ahora, esos esfuerzos se centran en la defensa de la invasión de Ucrania por Rusia. En Oriente Medio, América Central, Asia y África del Norte, Moscú ha centralizado sus esfuerzos a través de empresas estatales y multinacionales.
Prighozin, dueño de los mercenarios Wagner, está al frente del proyecto
Empresarios rusos usaron ‘think tanks’ europeos para apoyar a partidos ultra
Todo el proyecto estaría dirigido por dos estrechos colaboradores de Putin: el parlamentario Alexander Babakov y el empresario Yevgueni Prighozin –conocido como el cocinero de Putin– que es el propietario, entre otras compañías, de Wagner Group, la empresa de mercenarios que actúa como policía personal del dictador ruso y que está jugando un papel clave en la invasión de Ucrania, donde el Kremlin tiene que recurrir a ella con cada vez más frecuencia ante
inmigratorio y, de tratar de establecer lobbistas en EEUU sin registrarlos como tales.
Según el New York Times, las embajadas estadounidenses en los países afectados recibieron instrucciones sobre cómo presentar a los Gobiernos de esos países los hallazgos. La presunta campaña de sobornos de Moscú será, también, uno de los temas de la Cumbre de las Democracias’ que se celebrará en diciembre en Washington.
El objetivo de esos sobornos es, evidentemente, « configurar los acontecimientos en esos países en una dirección favorable a Moscú», según el documento, citado por el New York Times. Los pagos se realizan en metálico, por transferencia, en criptodivisas, y en especie ( regalos). El hecho de que Washington insista en que la operación comenzó en 2014 podría no ser casual: ese año, Rusia lanzó la primera invasión de Ucrania y se anexionó Crimea.
Las acusaciones contra Moscú por su interferencia en democracias no son nuevas. Además del archifamoso –y aún controvertido– caso de las elecciones de 2016 en EEUU, están el referéndum del Brexit, ese mismo año, y los comicios presidenciales franceses de 2017. La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto los estrechos lazos entre una parte de la élite política y empresarial de Alemania y el régimen de la Rusia de Putin.
La líder del Frente Nacinal francés, Marine Le Pen, ha tenido durante años una relación muy estrecha con Rusia, y su partido recibió 11 millones de euros de instituciones financieras de ese país. El líder ultra italiano Matteo Salvini se opone a las sanciones a Rusia, y el presidente húngaro Viktor Orban, que ha terminado en la práctica con la democracia en ese país, es también próximo a Rusia. En el otro lado del espectro político, las dictaduras de izquierdas de Cuba, Nicaragua, y Venezuela apoyan la invasión de Ucrania.