El Mundo Primera Edición

El Shakhtar empata en Varsovia

- ORFEO SUÁREZ

Al Madrid le habían hecho de todo en el Bernabéu. De todo menos el gol, que es la mejor forma de pasara por un mal rato. Lo fue el primer acto, penoso. El segundo, en cambio, empezó voluntario­so, porque no se pasa de la niebla al sol en un instante, no en un campo de fútbol, aunque este estadio haya sido capaz de conocer las cuatro estaciones en 90 minutos, mejor más de 90. De voluntad pocos saben como Valverde, que salió de la niebla como acostumbra para invertir la lógica del juego o, mejor dicho, imponer la lógica del Madrid, rematada por su némesis, Asensio.

Con las cosas más claras empezó, en cambio, el Leipzig. Un equipo que sabe qué quiere en cada zona del campo. Adelanta la defensa con riesgo para achicar el espacio, lo que permite coordinar la presión alta. No se entretiene en la transición ofensiva, tremendame­nte vertical, y cualquier futbolista encuentra siempre un compañero desmarcado, gracias a la movilidad continua de todos ellos. La pelota no se espera, se va a su encuentro. Timo Werner es un exponente de ese juego, endiablado, siempre en busca de las zonas erónegas. Si su eficacia en el remate hubiera sido otra, hablaríamo­s de otra cosa y, segurament­e, no en el Leipzig. Es lo que le faltó en su paso por la aristocrac­ia. Sin embargo, tiene mucho que aportar, y mucho de lo que valora un buen entrenador. Marco Rose lo es, uno más en la emergente generación de técnicos germanos, desde Klopp a Tuchel o Nagelsmann, que puso los cimientos del equipo de Red Bull antes de marcharse al Bayern.

Werner fue un tormento para una pareja de centrales inédita, Rüdiger

El Shakhtar, angustiado por la guerra interminab­le entre Rusia y Ucrania, continúa imbatido en esta edición de la Champions. Si en la primera jornada derrotó al Leipzig, ayer empató (1-1) con el Celtic en un partido disputado en el estadio Wojska Polskiego de Varsovia. Se adelantó el equipo escocés, con un gol en propia meta marcado por Bondarenko (minuto 10) y luego igualó Mudryk (min. 29). El Shakhtar es segundo en el grupo del Real Madrid. Por su parte, el Milan impuso su autoridad (3-1) al Dinamo de Zagreb en un encuentro celebrado en el estadio de San Siro que siempre fue dominado por la escuadra italiana. Giroud, de penalti, adelantó a los lombardos poco antes del descanso. Luego marcaron Saelemacke­rs y Pobega. El autor del tanto de la formación croata fue Orsic.

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RODRIGO JIMÉNEZ / EFE Valverde celebra su gol frente al Leipzig, primero del Madrid, ayer, en el Bernabéu.

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