El Mundo Primera Edición

La pasión de ‘Carletto’

El técnico con más Champions busca ganar dos seguidas por primera vez / Recibió el premio a su gestión con el gol de Asensio

- ABRAHAM ROMERO

Los últimos minutos que había vivido el Santiago Bernabéu en Champions League habían sido el puro éxtasis futbolísti­co y emocional. Aquel doblete de Rodrygo en el descuento para forzar la prórroga, aquel gol de Karim Benzema en el tiempo extra, aquel triunfo mágico e inesperado sobre el Manchester City que ponía a los blancos camino de París.

Han pasado 133 días y la vida sigue igual en Chamartín. Un club, el Madrid, que mantiene una relación inquebrant­able con la Copa de Europa y que desde ayer busca repetir lo imposible. Sólo él, nadie más, ha logrado ganarla de forma consecutiv­a en los últimos 30 años. ¿Cómo mantener el hambre? Ahí hay que acudir a una columna vertebral insaciable en la que cada vez quedan menos piezas: este verano se han ido Marcelo, Isco, Bale y Casemiro y quedan Carvajal, Nacho, Kroos, Modric, Lucas y Benzema. Todos, salvo el gallego, podrían igualar el próximo 10 de junio en Estambul las seis Copas de Europa de Paco Gento.

Y, cómo no, hay que mirar al banquillo. A un entrenador que a sus 63 años decidió subirse de nuevo a la montaña rusa de la elite del balón para asumir un último desafío. Carlo Ancelotti ya es el técnico con más orejonas, ya la ha ganado dos veces con el Madrid y otras dos con Milan, no debería quedarle nada en el bolsillo con lo que luchar. Pero quizás, en el 25º aniversari­o de su debut como entrenador en Copa de Europa, Carletto quiera lo que nunca consiguió: levantarla dos años seguidos.

Para ello, nada mejor que comprar y vender «ilusión» en ese estado felicidad perpetuo en el que ha instalado al madridismo. La ilusión que transmite la explosión de los jóvenes y la confianza del italiano en ellos. «Nos ilusionan, claro. Me gusta verles», admitió en la previa. Ayer, por ejemplo, Ancelotti incluyó en la alineación inicial a Modric, leyenda por sí misma, y a los cinco «niños cracks», como ya se les conoce por Chamartín: Tchouaméni, Camavinga, Valverde, Vinicius y Rodrygo. Una Quinta que tiene enamorada al Bernabéu y que ante el Leipzig supo sufrir la presión de la Copa de Europa, como ya hizo en el pasado.

La primera parte dejó constancia de la pasión de Ancelotti por el fútbol y por esta competició­n. El italiano se pasó enfadado gran parte de los primeros 45 minutos, especialme­nte con los pases atrás hacia Courtois, y agitó los brazos a los jóvenes, a los veteranos y a sus ayudantes ante la impotencia de ver que su equipo no podía con el Leipzig. Buscó con la mirada a su hijo y segundo Davide cada vez que veía algo que no le gustaba y aplaudió con rabia pidiendo «¡más, más!» a los suyos, que se fueron al descanso sin disparar a puerta.

Pero « el Madrid siempre vuelve», como rezaba el tifo del fondo sur. Y volvió. La pasión de Carletto, que le dio la oportunida­d a Asensio en la segunda parte consciente de la importanci­a de hacer grupo, fue la pasión de Fede Valverde, convertido en alma del campeón de Europa. Suyo fue el pase a Vinicius en la final de la última Champions, suya fue la asistencia al brasileño en Glasgow ante el Celtic y suyo fue el gol decisivo del agónico triunfo contra el Leipzig. Recibió un buen pase de Vinicius y definió perfecto con la zurda. «El Pajarito ya es un Pajarraco» , decían en la grada.

El Madrid sigue invicto este curso, empujado por la pasión de un Ancelotti que recibió el premio a su talante y su mano izquierda con el gol de Asensio en el descuento. Todo le sale bien al italiano, que terminó abrazándos­e con el mallorquín.

El Madrid sigue invicto este año y Ancelotti termina dándose un abrazo con el balear

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JUANJO MARTÍN / EFE Carlo Ancelotti, durante un momento del partido entre el Madrid y el Leipzig.

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