«Es una máquina»
Los entrenadores de Ayuso dicen que el nuevo ídolo rompe moldes: «Sabe de nutrición, biomecánica, lactato...» / «Es un purasangre»
De su cuello siempre cuelga una medalla de oro del Sagrado Corazón de Jesús que le regalaron sus abuelos cuando nació el 16 de septiembre de 2002 en Barcelona. En la mesilla de su habitación había fotos de Contador, Valverde, Purito, Nadal y Jordan. Juan Ayuso, el autor del renacimiento del ciclismo español, es un chaval sin adolescencia. «Nunca me he ido de fiesta», afirma. Desde juvenil sólo vive para el ciclismo.
«Sólo se saltaba el guion con las natillas, pero muy pocas veces. Con 15 años ya controlaba la nutrición como un profesional. Se preocupaba mucho del desayuno, leche de avena. Era muy moderno. Yo no había visto nada igual», confiesa José Antonio Mantilla, director de Ayuso en el equipo juvenil Bathco Cycling Besaya, de la localidad cántabra Los Corrales de Buelna, con el que se proclamó doble campeón de España de contrarreloj y ruta. Entonces rivalizaba con Carlos Rodríguez. Ambos, estandartes de la nueva generación española, han crecido retándose permanentemente. Juan se formó en la cantera de alicantina; Carlos, en la academia de Contador.
«Ayuso era un portento, muy competitivo y adelantado a su edad. Se preocupaba por la mecánica, la fisiología, los vatios. Muy buen estudiante. Modelo por sus compañeros», dice Mantilla, un director de 63 años que ha enseñado a Freire, Heras o Ventoso.
Ayuso, que ha renunciado al Mundial de Australia por cansancio, es fruto de esta época global. Nació en Barcelona, pero dos años después se marchó, junto a su familia, a Atlanta (EEUU), donde su padre, Javier (58 años, economista), fue trasladado por la empresa Randstad. Allí permaneció hasta 2009, cuando vino a Madrid. «De Atlanta recuerdo poco, la casa donde vivíamos, la calle donde jugaba. Lo mejor, aprender inglés», dice el nuevo ídolo, que ahora reside en Andorra. Su madre, Susana, también es economista. Su hermana María (23 años), trabaja en Londres en la empresa JP Morgan.
El deporte como guía vital. Su padre, además de experto en números, es preparador físico y codirector del equipo ciclista de Besaya. Él le acompañaba a las carreras, diseñaba los entrenamientos y le llevaba a las carreras para conseguir autógrafos de Contador, Purito y Valverde. «La gran virtud de Juan es la pasión. Lo da todo al 120%», dice.
En Madrid, con siete años, sus padres le apuntaron a la escuela de fútbol de CD Canillas y algunas veces pisó el césped en Valdebebas. Jugaba de lateral derecho. Es seguidor del Barça. En 2010, el clan Ayuso se mudó a Jávea. En la ciudad alicantina compaginó fútbol, ciclismo y vela. Al final, gracias a la insistencia de su amigo Mateo, se apuntó a la escuela de ciclismo y luego se incorporó al equipo cadete de Ginestar de Gandía. Ganó casi todas las carreras.
El ídolo de Ayuso fue Contador. Desde los siete años sueña con ganar un Tour. Domina el inglés y el italiano (vivió en Bérgamo).
«Es muy competitivo, no se arruga ante nadie. Tanto en las carreras como en los entrenamientos iba al
Ayuso jugó en el equipo de fútbol de Canillas.
En su ciclo en la escuela de ciclismo de Jávea. máximo. Aprendía rápido y sabía sufrir», recuerda Mantilla.
La gran capacidad de recuperación que atesora encandila a Josean Fernández Matxin, que le fichó para el UAE en 2020 y lo traspasó al Colpack-Ballan, equipo con el que conquistó el Giro sub 23, el ganador más joven de la historia de esta prueba. Al talento no se le puede poner freno y por eso, en el UAE se saltaron todos los protocolos y decidieron adelantar el debut de Ayuso en la Vuelta, previsto para el 2023.
Al chaval no le asusta que lleve el peso del renacimiento del ciclismo español, pero huye de urgencias: «Es normal que todos nos miren a Carlos y a mí pero pido paciencia, vamos a esperar uno o dos años».
«Juan es un como un purasangre al que ya no puedes frenar. Siempre te da más de lo que le pides. Tiene unas cualidades fantásticas. Otros a su edad presentan una progresión negativa, pero él cada año va a más. Tiene una genética privilegiada, pero eso no basta. A esos genes hay que estimularlos y él sabe como hacerlo, con ejercicios y hábitos positivo. Sabe apretar la tecla justa», explica Íñigo San Millán, fisiólogo, entrenador de Ayuso, técnico del UAE y profesor en la Universidad de Colorado.
Iñigo controla diariamente la preparación de Ayuso e intercambia datos con el nutricionista Gorka Prieto, otra pieza clave en la formación del joven corredor, que desde hace varias temporadas planifica minuciosamente la demanda energética necesaria para las carreras y entrenamientos. Está en permanente contacto con San Millán.
«Juan tiene una preparación como nunca he visto en un ciclista. Sabe de nutrición, biomecánica, fisiología, glucógeno, lactato, vatios, pulsómetro. Rompe moldes con los ciclistas de antaño, a los que no les interesaba estos temas. También rompe con el concepto romántico del ciclismo, que se guiaba más por intuición que por datos. Ahora todo está más planificado y medido. En ese sentido, Ayuso es una máquina perfecta. Cumple con todo a rajatabla. Es muy metódico y disciplinado. Te pregunta todo y se interesa por las causas y las consecuencias. Recuerdo cuando le conocí, era en tiempo de pandemia y tuvimos contacto por zoom, fueron dos horas y media de conversación con él y su padre, quedé agotado por la intensidad de las preguntas. Ahora, tras un año en la élite, está más sosegado, tranquilo, maduro, confiado,
Juan Ayuso, en la etapa de El Piornal de la Vuelta a España.
reposado. Parece un tío de 30 años», añade San Millán, que también está en contacto permanente con el psicólogo Pablo Enríquez, otro colaborador fundamental para Ayuso.
San Millán asegura, en conversación telefónica desde su residencia en EEUU, que no está acostumbrado a trabajar con gente tan precoz que rinde a lo más alto de nivel. Tiene claro que estos chavales llegarán lejos en el aspecto físico, pero alberga dudas en el plano psicológico: «Desde muy pronto sufren una gran presión y se podrían cansar, por eso es
fundamental contar con un mental coach, que les ayude con técnicas de relajación y mentalización».
« Juan es muy sencillo, sin egos. Se ha saltado todos los protocolos. Ha pasado directamente del colegio a la universidad. Cuando era juvenil ganaba con ocho minutos de ventaja, no necesitaba un equipo para vencer. Ahora ha aprendido a manejarse en grupo. Ha madurado pero sin perder la chispa. No se acojona por nada», recalca San Millán.
Ayuso, una máquina perfecta con rostro de niño.
«Sólo se saltaba el guion con las natillas. A los 15 años desayunaba leche de avena»