TODO LO QUE HE HECHO EN MI VIDA HA SIDO RARO. MI VIDA ES RARA”
ABLA TIM BURTON (Burbank, 1958) vía Zoom y justo detrás de él pasea tranquilo y curioso el perro que, en efecto, no es otro que un primo lejano (o no tanto) del inmortal (en sentido estricto) Frankenweenie. El próximo 29 de septiembre se inaugura en Madrid Tim Burton. El laberinto, una exposición de las inmersivas que quiere ser a la vez un perfecto resumen del director y una invitación para que los aún despistados entren en su cine. Y en su cabeza. Y todo ello cuando el Ayuntamiento, contra la opinión de los cronistas de la Villa, acaba de nombrarle embajador de honor de la misma capital; la capital, esta vez y de forma explícita, del miedo.
P. Una exposición como ésta es también una invitación declarada a meterse en la mente de Tim Burton...
R. Eso en concreto no se lo recomiendo a nadie. Lo interesante es que esta muestra me permite convertirme en espectador de mi propio proceso creativo.
P. Si le pido una definición de Tim Burton, ¿qué se le ocurre decir sobre ese hombre?
R. Ni una palabra. Apenas le conozco. Prefiero que cada uno saque sus conclusiones viendo mi trabajo. Cuando era niño, apenas hablaba. Había gente que estaba convencida de que era mudo. Prefería que los dibujos que hacía hablaran por mí. Luego empecé a hacer películas y lo mismo. Desconfío de la palabra.
P. Una de las constantes de toda su obra es esa extraña y devota obsesión por la muerte. Se diría que es una forma de llevar la contraria a una sociedad como ésta obsesionada con la juventud…
R. A veces me pregunto yo mismo por qué esa manía mortuoria. Quizá tenga una explicación muy sencilla: crecí al lado de un cementerio. En este sentido soy más hispano, como ustedes quizá, que tienen una relación con la muerte más colorida, más distanciada del tabú, sin miedo. La muerte es parte de la vida.
P. Ha mencionado el miedo. Pocos asuntos me parecen más actuales que el miedo en un tiempo de pospandemia, de guerra, de cambio climático…
R. Esos miedos de los que
HLa exposición ‘Tim Burton. El laberinto’, que se inaugura el día 29, promete una zambullida en el universo del creador que mejor definió lo raro. El cineasta habla de su obra, del miedo… y de la polémica de su ‘embajada’ en Madrid habla son reales y están ahí. Mi relación con el miedo es otra. El miedo es una sensación que te ayuda a entender la realidad, que te calma. Por eso contamos historias de miedo a nuestros hijos y nos encantan las películas de terror. El miedo entendido de esta manera sirve para liberar sentimientos y nos ayuda a comprender mejor los otros miedos, los reales. P. ¿Le da más miedo el mundo ahora que antes?
R. Cada generación lidia con sus propios temores. La mía vivió el 11 de septiembre y todos estábamos convencidos de que nunca más volveríamos a coger un avión. Ahora, digamos, que hemos alcanzado un nuevo nivel. Somos muy creativos en lo que al miedo se refiere. Por lo demás, soy de los que creen que todo lo negativo acaba por tener algo positivo. Mire el confinamiento. Fue terrible y, sin embargo, sirvió para hacer cosas tan extravagantes como pensar y reflexionar.
P. ¿Le preocupa su legado? Quiero decir, usted ya es un clásico con un universo que le define. Pienso en la exposición que le dedicó el MoMA.
R. No, nunca he planeado nada. Es la vida la que me lleva de un lado a otro. Yo empecé haciendo animación, pero no tenía pensado acabar como director. Y menos como director de películas raras. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido raro. Mi vida es rara. ¡Pero si he acabado por hacer un globo para la cabalgata del Día de Acción de Gracias!
P. Usted, de hecho, es uno de los responsables de glamourizar lo raro. Gracias a usted, el raro se convirtió de repente en el héroe…
R. No sé qué decir. Creo que lo que acaba de decir es un halago. Pero no estoy seguro. Lo tomaré, en cualquier caso, como un halago.
P. Más halagos. Las películas de superhéroes cambiaron con sus dos Batman. ¿Se diría que es el responsable del aluvión de superhéroes que vivimos ahora?
R. Eso ya es una crítica. No suelo mirar hacia atrás.
Pero sí es cierto que mis dos Batman, que no fueron muy queridos por la crítica, fueron acusados de películas muy oscuras. Y mira ahora. Cada película de Batman es más oscura que la anterior. Ahora dirían que mis películas no son suficientemente oscuras.
P. ¿Se atreve con un juicio de la avalancha Marvel que vivimos?
R. Las técnicas digitales han cambiado. El nivel de acrobacia visual que se puede conseguir ahora es increíble. Sin embargo, sí echo en falta algo más de diversidad. No sé si es el famoso algoritmo o lo que sea, pero todo lo que no sea Disney, Pixar o Marvel se ha quedado fuera. El cine y el arte se hace desde la diferencia. Y eso no se puede perder.
P. ¿Qué relación guarda con Madrid?
R. He estado allí presentado mis películas en alguna ocasión. Es difícil decir nada de un lugar después de estar unos pocos días, pero sí es cierto que siempre que la he visitado he sentido una energía especial, difícil de explicar con palabras.
P. Se lo pregunto por la polémica levantada a vueltas con su nombramiento como embajador de honor de la ciudad.
R. Por dios. No quiero ser el centro de ninguna polémica. Dejo los conflictos para los que provoque mi trabajo.
P. ¿Se ve como embajador de Madrid?
R. Me conformo con que me dejen entrar al país. Eso quiere decir que tengo el pasaporte en regla.
“¿EMBAJADOR?… ME CONFORMO CON UN PASAPORTE EN REGLA”
“HOLLYWOOD HA PERDIDO DIVERSIDAD. TODO AHORA ES IGUAL”
ESE AL DISCURSO de «normalidad democrática» en el País Vasco, la realidad muestra que los grupos afines a ETA siguen ocupando el espacio público y rindiendo culto a los violentos. Fiestas populares, conciertos, universidades, subvenciones, ongi etorris, jornadas de expulsión de la Guardia Civil... Las manifestaciones de este dominio son muchas y muy diversas, como recoge el reportaje que abre el número de esta semana de La Lectura. El cineasta Iñaki Arteta, autor de documentales como Asesinato en febrero, habla de la manifestación de este fenómeno en el cine, coincidiendo con el arranque del Festival de San Sebastián.
Además, la revista semanal de EL MUNDO lleva una entrevista con el pensador Gabriel Albiac, con motivo de la publicación de sus memorias En tierra de nadie. Y también una panorámica de Sánchez Ferlosio.
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