Sánchez contra la banca

En 2014, el Estado parecía abierto en canal y los políticos de la quinta de la Transición declaraban que la crisis económica era grave, pero que la institucional era peor. Ocho años después, los indignados del «a por ellos» han acabado en grupúsculos enfrentados por los egos y los sillones. La chispa que incendió la pradera se ha apagado. Y todo sigue casi igual, con el trono y la casta, el turnismo, el régimen del 78, las puertas giratorias...

En política, al final, lo que cuenta es quién va a mandar. Los eternos rivales se necesitan para que continúe la liga. Para hacer gobiernos hay que prescindir de los sueños y completar mayorías, dado que ninguno de los dos partidos ganará por sí solo.

Al PSOE le pueden enviar los electores a la oposición, porque en la cesta de la compra ha subido entre el 15% y el 20% la leche, los huevos y el aceite, y además porque su política de alianzas con los separatistas impide que los ministros salgan a la calle. Aunque el Gobierno de la gente no se resigna a perder, alarga la legislatura, mete mano a los bancos –a los mismos que deben dinero– y, junto al bloque de investidura, aprueba en el Congreso de los Diputados un impuesto a los beneficios de los banqueros que supondrá 3.000 millones del ala.

Aquel partido socialdemócrata del sistema y del Ibex se ha contagiado de populismo, se ha quedado con la copla de Podemos o a ha descubierto, como Thomas Jefferson, que los bancos son más peligrosos que los militares. Pedro Sánchez se enfrentará a las grandes compañías de la Bolsa siguiendo la senda de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que en su discurso a la Unión ha anunciado que se gravarán los beneficios extraordinarios de las eléctricas, lo que permitirá una recaudación de 140.000 millones de euros para suavizar los costes de la guerra para las empresas y las familias.

En España, el presidente del Gobierno ha dicho en la sesión de control que las dos derechas defienden los intereses de los bancos, en contra de la clase media y de los trabajadores. Para el Partido Popular, Sánchez ha emprendido un viaje a ninguna parte. Feijóo ya está en tratos con el PNV –el que engañó a Rajoy–, con Coalición Canaria y hasta con Teruel Existe. O Geometría variable o malas compañías.