El Mundo Primera Edición

La Agenda 2030 rompe la UE

- F. JIMÉNEZ LOSANTOS

HAY que recordar que el proyecto de Unión Europea para evitar las guerras en el Viejo Continente –las dos últimas, mundiales– nació como acuerdo comercial: CECA, Comunidad Europea del Carbón y del Acero. De ahí pasó al Mercado Común Europeo, éxito espectacul­ar, y de ahí a la Unión Europea, que se fue ampliando hasta cuadruplic­ar sus miembros. A algunos, como España, otros, como Francia, les pusieron infinitas trabas, porque sus productos eran muy competitiv­os. A otros, como los del Este tras la caída del Muro, se les dieron toda clase de facilidade­s, porque, amén de facilitar su vuelta a la democracia, perdida bajo el Ejército Rojo, eran mercados apetecible­s, especialme­nte para Alemania... y para los demás.

Durante la década que duró la reunificac­ión alemana bajo el euro, la UE contempló respetuosa la pesada digestión de la RDA por la RFA. Y cuando Schroeder y Merkel entregaron su abastecimi­ento energético a la Rusia de Putin, lo aceptaron o lo imitaron. Alemania producía entonces más gas que Rusia, pero era más barato comprarlo. Luego vimos que Schroeder era y es un empleado de Putin a través de Gazprom. Y encima la sobrevalor­adísima Merkel decidió cerrar las nucleares, abriendo la carrera de especulaci­ón financiera de las energías renovables, apuesta puramente ideológica que, manipuland­o el alarmismo climático, nos lleva a la ruina.

Ahora otra política alemana de derechas, Von der Leyen, hace suyo el programa de la izquierda rojiverde: en vez de reducir la carga fiscal en la factura de la energía, pide gravar los «grandes beneficios» de las eléctricas (y las fósiles) cuando los máximos beneficiar­ios son los Estados y la UE, con el IVA. Y dice que esos fondos deben utilizarse para la «transición ecológica», es decir, en dar más dinero a la mayor estafa de la historia. A 400 millones de europeos no se les informa de verdad sobre el clima (por ejemplo, que el CO2 que produce la UE es sólo una milésima del que hay en la atmósfera, y no puede cambiar nada) y se les imponen decisiones que pueden producir una hecatombe económica. Todo, por el capricho verde de una millonaria azul que desde su avión privado nos impone la agenda roja.

Es la Agenda 2030 de Davos, que bendijo Xi Jinping: «En 2030 no tendrás nada y serás feliz». El peor ataque a la propiedad y la libertad desde la Komintern. Así se dinamita y deslegitim­a aquel proyecto sensato, basado en el mutuo beneficio, que nació CECA y muere UE.

La Agenda 2030 de Davos, que bendijo Xi Jinping, es el peor ataque a la propiedad y a la libertad desde la Komintern

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