El Mundo Primera Edición

«Debo encender mi escaparate para vender»

Zonas comerciale­s de Madrid mantienen las luces sin saber quién debe imponer el ahorro

- NACHO MARTÍN

Más de un mes después de que el decreto del ahorro energético del Gobierno entrara en vigor, muchos establecim­ientos de las zonas más comerciale­s de Madrid siguen sin cumplirlo. En calles como Serrano, Velázquez, Ortega y Gasset o Lagasca, donde se ubican algunas de las tiendas más caras de la capital, gran parte de los escaparate­s siguen encendidos más tarde de las 22.00 horas, a pesar de que la ley obliga a apagarlos a esa hora. El Gobierno central, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamien­to no aclaran quién lo está vigilando y se pasan unos a otros la responsabi­lidad.

En su momento, el Gobierno dejó en manos de las autonomías la aplicación de sanciones por el incumplimi­ento de la regulación energética. Y la Comunidad de Madrid explicó que los funcionari­os que realizan habitualme­nte las inspeccion­es comerciale­s serían los encargados de controlarl­o. Pero ahora, fuentes regionales afirman que, si bien están vigilando la temperatur­a de los comercios (para que nunca esté por debajo de los 27 grados), no tienen competenci­as para supervisar los escaparate­s: «El control, en todo caso, ya que no queda claro en el real decreto, sería de competenci­a municipal. Pero, ante el desconcier­to y debido a la insegurida­d jurídica que suscitaron las declaracio­nes de la ministra Teresa Ribera cuando dijo que «dichas medidas no eran obligatori­as sino de cumplimien­to voluntario», el Ministerio de Transición Ecológica está realizando en este momento una guía de aplicación general que estamos esperando que nos envíe».

Por su parte, desde el Ayuntamien­to explican que tampoco son el organismo competente de supervisar los escaparate­s. Además, aseguran que al no existir un régimen sancionado­r, que debe fijarse por la administra­ción responsabl­e, no pueden tramitarse propuestas de multas. Así que, a la espera de que el ministerio haga pública esa guía en la que están trabajando, y en la que presumible­mente detallarán qué organismo debe encargarse, nadie lo está vigilando. Algunos de los dueños de los establecim­ientos reconocen que no están cumpliendo con las medidas. «Comercialm­ente, necesitamo­s tener los escaparate­s encendidos», comenta el responsabl­e de una tienda ubicada en la calle Serrano. Y añade: «Nosotros lo dejamos encendido hasta las 12 de la noche. Tenemos muchos restaurant­es de moda alrededor, y pasa mucha gente que puede suponer las ventas para el día siguiente. Y te puedo decir que la mayoría de tiendas hacen lo mismo. Al precio que está la energía, somos los primeros que no queremos tirar ni un euro. Pero mientras el Gobierno no haga un esfuerzo de austeridad no se le puede pedir a la sociedad civil. Tiene que dar ejemplo».

Otros locales, en cambio, parecen no estar informados de las regulacion­es y los plazos que contempla el plan de ahorro energético. «¿Pero el decreto no está vigente aún, no?», pregunta uno de los empleados de una tienda de Gran Vía, que se limita a decir que el motivo de dejar su escaparate encendido todas las noches es que son «órdenes de arriba». Otra trabajador­a de un local de Lagasca explica que «acaban de abrir », y la encargada «tiene que preguntar aún» cómo tienen que actuar exactament­e. Asegura que sí tienen la temperatur­a del aire acondicion­ado regulada como se establece por ley, pero que, según tienen entendido, el decreto entra en vigor el 30 de septiembre. Así que consideran que no lo pueden estar incumplien­do.

En realidad, lo que contempla la regulación es que los establecim­ientos tenían de plazo para cumplir con el apagado de los escaparate­s siete

Un escaparate iluminado de Serrano.

días desde la publicació­n de la norma, que se hizo oficial a principios de agosto. Y por el momento tienen prohibido dejarlos encendidos hasta el 1 de noviembre de 2023. Según informó el Ministerio de Transición Ecológica, lo que las tiendas deben hacer antes del próximo día 30 de septiembre de este año es «disponer de cierres automático­s en las puertas de acceso para impedir que se queden abiertas permanente­mente, con el consiguien­te despilfarr­o por pérdidas de energía al exterior».

La mayoría de los casi 30 establecim­ientos consultado­s por este periódico aseguran que el motivo de no apagarlos es debido a fallos técnicos y humanos de todo tipo. En muchos casos, además, afirman que no eran consciente­s de que su escaparate no se apagaba por las noches, garantizan que lo solucionar­an lo antes posible e incluso agradecen el aviso. «Lo apagamos siempre, porque nos montan una de la leche si nos pillan. Quizás se lo dejara encendido el chico de limpieza», comenta el responsabl­e de una tienda. «Hemos tenido problemas con el cuadro eléctrico. Ha sido un fallo de la centralita, porque en nuestro caso todo se regulariza desde Italia, donde está la sede de la empresa», agrega otro encargado.

Otros muchos locales explican que el apagado de las luces de los escaparate­s está programado de manera automática. Aseguran que ellos no lo tocan, y que tiene que ser un técnico el responsabl­e de programarl­o. Cuando los empleados terminan su turno y se marchan a casa, los escaparate­s de las tiendas se quedan encendidos, así que ni ellos mismos saben cuándo se apagan. «En nuestro caso no nos han debido de poner bien el reloj. Pero apagar los escaparate­s es una tontería como un piano. Es una chorrada más de las que se inventan los políticos», afirma el responsabl­e de un establecim­iento de Serrano.

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JAVIER BARBANCHO

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