El Mundo Primera Edición

La muerte de Isabel II reúne a los cuatro Reyes en Londres

MUERTE DE UN SÍMBOLO Don Juan Carlos reaparece cuatro meses después y coincide con su hijo y con Doña Letizia en el Palacio de Buckingham

- MARINA PINA

La muerte de Isabel II ha conseguido lo que parecía imposible y lo que, por otro lado, sólo un deceso podía lograr: que Felipe VI y Don Juan Carlos vuelvan a compartir agenda institucio­nal. Un hecho histórico que se da debido a la cercana relación que mantenía la familia Windsor con la Borbón, que hizo que Isabel II pidiera que se extendiera una invitación personal para que Don Juan Carlos y Doña Sofía acudieran a los actos organizado­s en torno a su funeral.

Ayer por la mañana Don Felipe y Doña Letizia, acompañado­s por la Reina Sofía, su jefe de Protocolo, Francisco Lizaur, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llegaban a Londres en un avión de la Fuerza Aérea Española. El vuelo es el único momento que los Reyes compartirá­n con los Eméritos, pues tras llegar a la capital británica Don Felipe y Doña Letizia partieron a la Embajada de España ante el Reino Unido. La Reina llevaba prendido en su vestido un broche de Victoria Eugenia que pertenece a las joyas de pasar y que es un guiño a la relación de las dos casas reales. Doña Sofía, por su parte, se marchó a un hotel, donde se reencontró con Don Juan Carlos.

El Rey Emérito aterrizó en Londres por sus propios medios desde Abu Dabi y después de dos años pudo saludar a su esposa. Los padres de Felipe VI se habían visto por última vez el pasado mayo, en el almuerzo que celebraron en Zarzuela tras el viaje de Don Juan Carlos a España. Sin embargo, Doña Sofía estaba contagiada con Covid y tuvo que mantener distancia y portar mascarilla en todo momento.

Tres horas después de aterrizar en la capital británica, los Reyes reaparecía­n en Westminste­r Hall para rendir tributo a Isabel II en su capilla ardiente. La esposa de Felipe VI vistió un segundo traje negro, aunque prescindió de tocado. Tras permanecer varios minutos frente al féretro, Don Felipe se santiguó, mientras que Doña Letizia optó por bajar la cabeza en señal de respeto. Cuando los Reyes abandonaro­n la tribuna de autoridade­s, José Manuel Albares permaneció unos minutos más junto al embajador, José Pascual.

Pasaba media hora de las seis de la tarde cuando Don Juan Carlos y Doña Sofía hacían su primera aparición juntos en Londres. Los Reyes Eméritos llegaron a Buckingham en uno de los autobuses para autoridade­s y se bajaron en la puerta de entrada principal de palacio. Ambos vestían luto, Doña Sofía con una chaqueta en la que se apreciaban algunas lentejuela­s y con una joya en la que ha vuelto a hacer un guiño a la Familia Windsor. La Reina llevaba el collar de perlas del que cuelga un rubí cabujón y rodeado por dos filas de brillantes. Se trata de una joya que heredó de su madre, la reina Federica de Grecia, que era prima del duque de Edimburgo.

Don Juan Carlos dio muestras una vez más de sus problemas de movilidad. El Rey Emérito caminaba apoyando su mano derecha en un bastón de fibra de carbono y con la izquierda agarrada de un asistente, con quien se adentró en Buckingham.

Minutos después de Don Juan Carlos y Doña Sofía llegaba otro autobús en el que estaban Don Felipe y Doña Letizia. La Reina volvió a lucir el vestido con el que acudió a la capilla ardiente y los pendientes de brillantes que adornaban sus orejas y que tiene desde que era Princesa de Asturias.

En el interior de Buckingham había, además, cientos de mandatario­s invitados a este encuentro, que la prensa británica calificaba como «la recepción del siglo». Allí, a espaldas de la prensa y entre bebidas y canapés, Don Juan Carlos pudo ver a Don Felipe de nuevo en un ambiente mucho más distendido pero donde también están obligados a guardar las formas. En su último encuentro, el pasado mayo en Zarzuela, el Rey y su padre mantuviero­n «un tiempo amplio de conversaci­ón» en el que Don Felipe le expuso el perjuicio que sus actos habían causado a la Corona y cómo necesitaba de su lealtad para poder salvaguard­ar su legado con dignidad. Don Juan Carlos acató la petición del jefe del Estado, que era quien le hablaba.

Desde entonces el Rey Emérito ha cambiado de actitud y cuando Zarzuela supo que le habían trasladado una invitación a título personal para acudir al funeral le dio vía libre para hacer lo que quisiera. Este viaje a Londres es una oportunida­d para el padre de Felipe VI para volver a ver a Monarcas con los que mantuvo una relación cordial durante sus años de reinado, como Carlos Gustavo de Suecia. También, para mostrar ante la corte de Londres que sigue siendo Familia Real, algo que ayudará en su defensa ante el proceso judicial que tiene abierto con Corinna Larsen, que le denunció por supuesto acoso.

Hoy los cuatro Reyes volverán a coincidir, esta vez en la Abadía de Westminste­r. A las doce de la mañana (hora española) se celebrará el funeral de Estado por Isabel II. Un momento en el que estarán presentes los cuatro Reyes, aunque el protocolo hace poco probable que compartan banco y, una vez más, se sienten juntos. Sin embargo, la muerte de Isabel II ya ha conseguido lo que las negociacio­nes entre Don Juan Carlos y Don Felipe no lograron en dos años.

Las dos Reinas lanzan guiños con sus joyas a la familia Windsor

El Rey Juan Carlos camina apoyado en un bastón y en un asistente

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TVE Don Juan Carlos y Doña Sofía entran juntos a la recepción en el Palacio de Buckingham.
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POOL Don Felipe y Doña Letizia, ayer, durante su visita a la capilla ardiente de la reina Isabel II.
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