LA IMAGEN PERDIDA QUE DESMONTA A FIDEL
El director cubano Pavel Giroud saca a la luz en el documental ‘El caso Padilla’, presentado en el Festival de San Sebastián, la filmación “secreta” de la “autocrítica” del poeta que cambió para siempre la imagen de la revolución cubana
L LUGAR QUE LA EX historia reserva al poeta Heberto Padilla es confuso. Igual de repudiado por «las iglesias de la derecha como de la izquierda» (la expresión es suya). No está claro si fue el mayor y más claro de los héroes, cabal hasta el suicidio, o el más preclaro de los cobardes, capaz de convertir su traición en algo aún mayor que un simple sacrificio. Hasta el momento, de su «autocrítica» o «autoconfesión» se sabía que cambió el destino de la revolución cubana. Se sabía de ella por la carta que dejó escrita. Se sabía eso y se también que en algún lugar quedó filmada y perfectamente viva. Era, de algún modo, el mayor
EImagen de archivo del poeta cubano Heberto Padilla.
secreto del régimen de Fidel. Un secreto que ahora, por fin y más de 50 años después, ve la luz.
El 20 de marzo de 1971, Padilla es detenido a causa de un recital dado en la Unión de Escritores. Intelectuales de todo el mundo desde Cortázar a Sartre pasando por Vargas Llosa protestan. 38 días después sale de la cárcel y
se autoinmola. Durante cuatro largas horas ante el tribunal de sus iguales –poetas, escritores, periodistas y pensadores– reniega de sí, de cada uno de sus libros, de su mujer, señala a muchos de sus compañeros y se marca a fuego con la mancha del contrarrevolucionario.
Sin embargo, nadie lo vio salvo los presentes. Padilla fue una imagen de una transformación a la que, precisamente, le faltaba la imagen. «En realidad, su autoconfesión es una versión extendida y, sobre todo, vivida de lo que dejó escrito», comenta el director Pavel Giroud que acaba de presentar con carácter de revelación mundial en San Sebastián El caso Padilla.
La película es mucho más que simplemente la presentación por fin del testimonio crudo. El director se las arregla para construir con imágenes de archivo exclusivamente el perfecto retrato de un mundo del pasado que se desmorona y que, a su modo, acierta a reproducir con precisión la imagen del presente de Cuba.
Cuenta el director que a la única pregunta que no puede contestar es precisamente la que se refiere al origen de la película. También cuenta que le llegó a él en el antiguo formato Betamax procedente de un montaje apresurado de la película de celuloide de 16 milímetros obtenida de dos cámaras. «Se tuvo que editar rápido para que lo viera Fidel», dice. Por un lado, El caso Padilla compacta y edita el largo monólogo del poeta. Y, por otro, misterio resuelto por misterio por resolver, indaga en la imagen siempre a la fuga, siempre discutida del protagonista.
De momento, no ha habido reacciones oficiales de Cuba. Ver, de repente, sirve tanto para creer como para descreer. Y en medio, el misterio Padilla, héroe y traidor, víctima y portavoz de todas las víctimas.