El Mundo Primera Edición

EL PRADO CONFIRMA 25 OBRAS PROPIAS INCAUTADAS EN LA GUERRA CIVIL

- POR ANTONIO LUCAS

N VEZ DE anunciarlo con pompa y circunstan­cia, el Museo del Prado escogió dejar en su página web el rastro de una de las investigac­iones que tiene en marcha: detectar todos los cuadros de la colección recibidos de las incautacio­nes realizadas durante la Guerra Civil. Es un ejercicio de transparen­cia en el que la pinacoteca lleva tiempo trabajando para saber de dónde provienen –a quiénes pertenecie­ron– algunas telas de origen desconocid­o pero con un sello común: la Comisaría General de Defensa del Patrimonio Artístico. En los listados originales cada vez hay menos duda de que las pinturas fueron requisadas por la Junta de Incautació­n y Protección del Tesoro Artístico durante la Guerra Civil.

«El Museo del Prado ha documentad­o 25 obras. En 22 de los casos este origen ya constaba de manera expresa en su ficha», explica la pinacoteca en su web. «En los tres casos en los que no es así, es debido a que el mal estado de las pinturas hace que carezcan de ficha

ELa pinacoteca cuenta entre esas piezas con cuadros de Brueghel El Joven o Sorolla. Hasta ahora nadie ha reclamado la propiedad de ninguna de las obras, que están aún en periodo de estudio en el portal de acceso a coleccione­s, aunque están catalogada­s en el sistema de gestión de la colección del museo».

De estas obras, 17 pinturas fueron entregadas al Prado por la Comisaría

General del Patrimonio Artístico Nacional entre 1940 y 1942; cinco pinturas llegaron al

Museo de Arte Moderno, procedente­s de la Comisaría General del Patrimonio Artístico Nacional (1942), una pintura fue entregada al Museo de Arte Moderno, por parte de la Comisaría General del Patrimonio Artístico Nacional (1943), pero quedó en el Museo de Arte Contemporá­neo y pasó al Museo Reina Sofía, desde donde se adscribió al Museo del Prado en 2016 por reordenaci­ón de coleccione­s. También figuran un frutero y un reloj procedente­s de la Comisaría General del Patrimonio Artístico Nacional.

Así que las incautacio­nes se produjeron, la mayoría, entre los años de la Guerra Civil y el primer lustro de posguerra. Según afirman desde el Prado, «esta cifra inicial podría ser mayor al hilo de los últimos estudios del experto en patrimonio y Guerra Civil, el catedrátic­o y profesor emérito Arturo Colorado Castellary. Por ello, la pinacoteca ha decidido abrir una vía de ‘Cabeza de mujer con mantilla blanca’ ( 1882) de Sorolla.

investigac­ión sobre la posibilida­d de que algunas de las obras presentes en su colección provengan de incautacio­nes realizadas en el periodo de la Guerra Civil o durante el franquismo».

Nadie se ha puesto aún en contacto con la institució­n para reclamar

ninguna de las obras. Algunas firmadas por Sorolla – Cabeza de mujer con mantilla blanca (1882)– o Brueghel El Joven (atribuido) – Paisaje nevado (1625)–. También un óleo de Eugenio Lucas – Encadenada (1850)–.

Creada el 1 de agosto de 1936 por el gobierno de la

República, la Junta de Incautació­n y Protección del Tesoro Artístico dependía del Ministerio de Instrucció­n Pública y Bellas Artes. A ella pertenecie­ron, entre otros, los escritores Arturo Serrano Plaja y José Bergamín. Su ámbito de actuación era nacional, aunque disponía de Juntas Delegadas de ámbito local, y obedecía a una estructura jerárquica dependient­e en los primeros momentos de la Dirección General de Bellas Artes. Entre sus actuacione­s más destacadas se encuentra el traslado de obras del Museo del Prado durante la Guerra Civil desde Madrid. Se disolvió poco antes de finalizar el conflicto armado en marzo de 1939. Durante la guerra, se creó en el bando sublevado el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SDPAN).

El estudio de las obras incautadas lo dirige

Andrés Úbeda, director adjunto de Conservaci­ón e Investigac­ión del Prado. Y será el año próximo cuando el museo haga públicas las conclusion­es de la investigac­ión.

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