El Mundo Primera Edición

Solo Escrivá pararía a Putin

- JORGE BUSTOS

La noticia estaba en Australia, residencia fiscal de don Escrivá, ministro socialista cuyas opiniones se sitúan en las antípodas del socialismo plurinacio­nal, oxímoron al que sirve cuando no habla a título de individuo, que es casi siempre. La noticia estaba también en Moscú, donde Putin reconocía que lo suyo es una guerra, palabra imprescind­ible para justificar una movilizaci­ón que hasta ahora evitaba para que no se le movilice la calle. Pero más miedo le da que le movilicen la silla los estalinist­as que le acusan de hombre blandengue. Ya se ve que todos los varones, hasta Vlad, somos el blandengue de alguien. Y la noticia, por último, estaba en la ONU, donde Sánchez se ha enfundado el traje de Geopedro para aportar soluciones al mundo, pues España se le queda pequeña. De momento ha comparado la invasión de Ucrania con la violencia de género, y ya solo cabe esperar que Putin se acojone y retroceda.

Cuando Pedro no está en el Congreso les toca sostener el tinglado a sus vicepresid­entas. La táctica de Calviño es astuta: vestir de azul PP europeo y presumir de mayor sintonía con doña Úrsula que la oposición. Es también arriesgada a poco que se conozcan los humores del votante de izquierdas, que siente por el azul lo que el miura por el rojo, pero más arriesgado es presumir de colocar al marido de su vecina de escaño en la CNMV «por su idoneidad». Ya se ve que el señor Ribera se mueve entre los organismos públicos como pez en el agua, siempre que comprendam­os que el Estado es una pecera de la calle Ferraz, portal navideño donde todo militante encuentra pesebre y todo delincuent­e de buena voluntad hallará indulto. El terreno lo prepara Pilar Llop, lobito de la política en el corral de la justicia. Aprobar judicatura­s para acabar desacredit­ando tribunales y sentencias por dos años de ministra de Sánchez: historia triste.

Page no es el único que desentona en el

Sánchez se ha enfundado el traje de ‘Geopedro’ para aportar soluciones al mundo

coro sanchista que nos canta la cólera del Gobierno de la Gente (GG) contra los Putos Poderosos (PP). Calviño también, solo que ella sin querer. Cuando se enzarza con Iván Espinosa de los Monteros nadie ve a una tribuna de la plebe defendiénd­ose de un magnate financiero sino una escenita burguesa que podría desarrolla­rse en la salita malva de cualquier palacete del barrio de Salamanca. Queremos decir que ni Calviño va a parecer nunca una populista de izquierdas, aunque hace todo lo que puede, ni Espinosa va a parecer del todo un populista de derechas, aunque se esfuerce muchísimo. Esos papeles los encarnaron como nadie Iglesias y Olona, y ya no están. Ese relato ha muerto a manos de la crisis que pronto va a helarnos la piel después de congelarno­s los bolsillos, y va siendo hora de que los partidos se den cuenta.

Decía Galbraith que hablar de economía es como mearse encima: uno nota el calor pero nadie más se da cuenta. Las vicepresid­entas Calviño, Díaz y Ribera se afanan en reivindica­r sus hazañas económicas, laborales y energética­s, pero nadie en la calle comparte que sean tales hazañas. Empieza a hacer tanto frío cuando se acerca el fin de mes que quizá hablando en el metro más del equilibrio presupuest­ario y menos del CGPJ nos calentemos todos la pata abajo. Me fijé en Ábalos, solitario en su escaño, absorto en su móvil hasta que una ministra cualquiera acaba su intervenci­ón y los aplausos automatiza­dos de sus compañeros lo sobresalta­n: entonces don José Luis se palmea tímidament­e esas manos vacías de poder, voluntario­so y ausente, como un cantaor ensimismad­o que buscara el modo de recuperar el ritmo perdido. ¿Será Ábalos el verdadero ejemplo de la excepción ibérica, aislado del calor de la tribu?

Y luego está don Escrivá, un carácter capaz de intimidar a Bildu y segurament­e a Putin. Preguntado por los rumores de que planea ampliar el periodo de cómputo de las pensiones, nuestro increíble Hulk de la Seguridad Social explotó de nuevo: «¡Todo es espurio! ¡No lea periódicos de derechas!». Un minuto después estaba reconocien­do que «hay muchas combinacio­nes» y debe «trabajar sobre varias palancas». Mira, como Laporta.

 ?? E. PRESS ?? El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, José Luis Escrivá, ayer en el Congreso.
E. PRESS El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s, José Luis Escrivá, ayer en el Congreso.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain