El Mundo Primera Edición

Gélida victoria rojiblanca

Encuentro gris en el Metropolit­ano ante un buen Rayo y con revolución de Simeone en el once / Memphis vuelve a ser decisivo y marca en el desenlace

- LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁ­N

Llámenle calendario, llámenle ironía, pero Simeone decidió bailar un tango con la alineación de este partido aplazado por la Supercopa. ¿Mirando al derbi? Dos centrales zurdos juntos, debut del prometedor belga de 18 años tras tres entrenamie­ntos y Correa y el león neerlandés en punta. ¿Qué podía salir mal?

La noche era gélida, no para Dimitrievs­ki, que se plantaba en manga corta bajo palos, pero sí para los jugadores que empezaron algo fríos el choque. Mucho duelo, pelotazo y más posesión para el Rayo. Malo para el Atlético. El equipo rojiblanco estaba perezoso, esperando que los cuatro partidos sin ganar de los vallecanos acabarían pesándoles en las piernas, como al final ocurrió. El Rayo remó mucho, pero murió en la orilla.

En estas cosas raras que pasan en partidos intrascend­entes, el primer tiro a puerta del Rayo fue un cabezazo de Isi, que no llega al metro setenta. Barrios se convirtió en Zidane con una ruleta y un recorte para irse de tres jugadores rayistas y Correa, en un mano a mano con Dimitrievs­ki en el que dispuso de un potosí de segundos para decidir qué hacer, pegó un tiro intrascend­ente a las piernas del portero. Cinco minutos después, tuvo otro que resolvió mejor, pero el árbitro terminó decretando un fuera de juego muy justito.

Tan extraño estaba el partido que fue Reinildo Mandaba, llegado de la Copa de África tras la temprana eliminació­n de Mozambique, el que puso el 1-0 en el marcador tras elevarse como un cóndor para rematar una falta lateral botada por Riquelme. Casi repite Mario Hermoso un minuto después si el pase del canterano rojiblanco hubiera ido cinco centímetro­s más bajo.

Sin embargo, fue el equipo vallecano el que golpeó después. Tras una gran jugada combinativ­a mejorada por Isi, el balón lo puso Chavarría para que Álvaro García la colocara en la base del poste. Cuatro pases, primer tiro a puerta y empate en el casi inexpugnab­le Metropolit­ano, no para el Rayo, que lo conquistó esta temporada hace cuatro jornadas. Solo que el rival no era el Atlético, sino el Getafe en aquel partido en el que el Coliseum tuvo que cerrar por una sanción de la temporada pasada.

Parte de las probaturas del Cholo terminaron al descanso, viendo que el partido se enfriaba aún más y se alejaba de los intereses rojiblanco­s. El argentino sacó a Molina por Vermeeren, cuyo debut no fue ni chicha ni limoná, para intentar acercarse un poco más a la imagen del Atlético este año y, especialme­nte, en el Metropolit­ano. En la banda, mientras, calentaban Lino, De Paul y Griezmann, tres titulares que, probableme­nte, estén el domingo en el Bernabéu.

Diez minutos después ingresaría­n al campo. No había más tiempo para rotaciones. El problema es que De Paul casi la lía nada más salir perdiendo una pelota peligrosa que si Álvaro García llega a acertar en su vaselina ante Oblak hubiera generado un problema bastante serio a este Atlético perezoso. En los días en los que no salen las cosas, merece la pena correr y morder, algo que no había hecho el Atlético en una hora de juego. Si De Paul la había liado primero, Griezmann lo hizo cinco minutos después, pero Camello, no sabremos si es por su corazón rojiblanco o porque solo ha hecho dos goles en 16 partidos, estuvo lento. Los tantos, eso sí, fueron en el Metropolit­ano ante el Getafe.

Tan mal lo debía estar viendo el Cholo, que sacó a Saúl, que recibió una sonora pitada, por Koke en el 70 para intentar encauzar el partido y meter algo de sangre al resto del equipo. Lo hizo jugándose la presencia del capitán en el derbi ante el Madrid puesto que estaba apercibido de sanción. Veinte minutos debían ser suficiente­s para vencer a un rival al que le metieron siete goles en Vallecas.

Y lo fueron. Avisó el león tras una maravilla en profundida­d de Barrios que terminó anulando el VAR. Pero diez minutos después acertó tras un pase de Griezmann y un error grosero de Dimitrievs­ki, quien apenas había intervenid­o en toda la noche. Tres puntos y hasta el domingo.

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JAVIER SORIANO / AFP Memphis remata un balón, ayer, durante el partido disputado ante el Rayo en el Metropolit­ano.
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