«Y ahora vamos a ganar en Wembley»
Nacho viste de blanco a la diosa Cibeles, que ya espera volver a recibir al equipo de Ancelotti con la ‘Decimoquinta’
La capital tenía una cita con la 36ª y cumplió con creces. Desde primera hora de la mañana, cientos de aficionados del Real Madrid se acercaron a la Plaza de Cibeles para poder ver, desde primera línea, la llegada de los campeones y disfrutar de una celebración a la altura de la gesta conseguida. La plaza gobernada por la diosa romana no tardó mucho tiempo en llenarse. Con las calles de alrededor totalmente cortadas y un gran dispositivo de seguridad, la afición fue llegando poco a poco desde distintos lugares para sumarse a los bailes y a la música que ambientaban la fiesta.
«¡Cómo no te voy a querer!» era uno de los cánticos más repetidos, frase con la que Isabel Díaz Ayuso terminaba su discurso en la Puerta del Sol sólo unos minutos antes. El calor acuciaba y alguna gente aprovechaba para decorar su paraguas con la bandera y el escudo de su equipo. También por megafonía se avisaba de la importancia de mantenerse hidratados ante la subida de las temperaturas. Niños, padres y gente de todas las partes del mundo no querían perderse cómo el equipo más laureado de la historia celebraba con su afición un nuevo título liguero.
Ancelotti animó a cantar el himno de La Décima y los madridistas, como no podía ser de otra forma, hicieron caso al artífice que les ha llevado de nuevo hasta allí. Hasta la Cibeles y a la final de Wembley, donde en pocos días esperan disputar el partido más importante de la temporada ante el Borussia Dortmund.
Madrid se tiñó de blanco, cantó y bailó durante las más de tres horas que duró el recorrido del autobús que llevaba a los campeones. Todo empezó sobre las 10.00 horas. Pedro Pedro Rocha hacía entrega del trofeo en la Ciudad Deportiva de Valdebebas. Una ceremonia protocolaria y simple a la que también asistió Florentino Pérez. «Ganar laLiga es muy difícil. Cuando algo es merecido y es tan grande es el momento de ir a Cibeles y apoyarnos para esa gran final que tenemos», declaró Nacho ante los medios oficiales del club.
Una vez tomadas las fotografías, el autobús se dirigió a la sede de la Comunidad, donde los jugadores firmaron en el libro de honor y recibieron el elogio de la presidenta madrileña: «El Real Madrid es sinónimo de triunfo sin complejos», recalcaba la líder popular, que esperaba volver a recibir a los blancos, en pocos días, con la Copa de Europa debajo del brazo.
La salida al balcón de la Puerta del Sol fue uno de los momentos cumbre, donde Ancelotti, Rüdiger y el capitán dedicaron unas palabras a la afición, volcada con su equipo. El defensa alemán fue el claro protagonista: «El loco ya está aquí. Muchas gracias por venir. ¡A por la 15ª!», dijo ante el micrófono. También Bellingham se atrevió a hablar un poco en español: «Queda un gran partido más en Wembley. Vamos a ganar».
Mismo ambiente que posteriormente recibirían en el Ayuntamiento, donde José Luis Martínez Almeida dedicó buenas palabras hacia el club blanco. «Los niños al pasar no paran de repetir: «Presidente, Mbappé» y «ellos siempre dicen la verdad», comentó el alcalde. Además, varios aficionados le pidieron al regidor madrileño que se pusiera la camiseta entregada por el club. Una pretensión a la que no quiso ceder. Aquello debía ser demasiado .
Nacho y Modric, ambos con dudas sobre cuál será su futuro a partir del 30 de junio, eran los más aclamados por unos hinchas que les rogaban que se quedaran.
También, aquellos que han estado lesionados durante gran parte de la temporada, Courtois, Militao y David Alaba, recibieron aplausos en reconocimiento al mérito y a la dedicación que han puesto para poder recuperarse a tiempo. El autobús llegó a Cibeles y los jugadores fueron avanzando por la pasarela mientras levantaban sus bufandas, saludaban a los aficionados y bailaban las canciones tantas veces repetidas en este tipo de celebraciones. «¡Campeones, oé!», era la favorita. Nacho, que por primera vez acudía a Cibeles como capitán, subió hasta el final del andamio para colocar la bandera con el escudo al cuello y la bufanda en la cabeza. El público estalló de júbilo. Cibeles estaba
«El Real Madrid es sinónimo de éxito sin complejos», comentó Isabel Díaz Ayuso
de nuevo vestida de blanco. Puños arriba y mirando desde allí la increíble escena, el capitán alzó al cielo la 36ª para que el público aplaudiera sin descanso. Móviles en alto y bufandas al cielo acompañaban el momento. Como no podía faltar en toda celebración que se precie, Freddy Mercury y su mítico We are the champions empezaron a sonar por el Paseo de Recoletos. Para terminar el día, los jugadores decidieron dar una vuel
ta de honor a toda la plaza antes de subirse al autobús, hecho que la afición respondió, volviendo a cantar el himno . El Madrid abandonaba entonces la plaza con la firme promesa de traer la Decimoquinta a casa.