El Mundo Primera Edición

¿Dónde están los límites?

- HUGO COSTA

Desde 1860 hasta la semana pasada se han disputado 468 majors de golf con 233 ganadores diferentes. Ninguno de ellos había sido capaz de traspasar la barrera de los 20 golpes bajo par hasta que Xander Schauffele dio el pasado domingo, con su victoria en el PGA Championsh­ip de Val halla, un gigantesco salto a la historia establecie­ndo el registro de -21.

Nunca antes un jugador de golf había dominado de tal manera a un campo de golf en un torneo del Grand Slam. Y no es una cuestión de una preparació­n más benévola del escenario ni de unas condicione­s húmedas durante la semana que motivaron unos greenes más receptivos.

Todo condiciona, pero el análisis es mucho más amplio y global. En los últimos meses, las alarmas del golf han sonado, el deporte ha evoluciona­do hasta un nivel en el que la mejoría en los resultados de los profesiona­les se ha descontrol­ado.

En el Open Championsh­ip de 2016,

Stenson ganó su duelo al sol con Mickelson haciendo -20, Dustin Johnson conquistó el atípico Masters de Augusta en noviembre de 2020 también con -20 y Cam Smith dominó en 2022 la mítica 150 edición del Open en St. Andrews con idéntico resultado. Los tres establecie­ron el récord tras superar la anterior cifra de -16 que Rory McIIroy y Brooks Koepka lograron, respectiva­mente, en las ediciones de 2011 y 2107 del US Open.

Quiere esto decir que en los últimos 12 años se han firmado los mejores seis resultados más bajos de la historia de los majors. Si nos referimos a las miles de rondas individual­es que se han disputado a lo largo de la historia en los grandes, las cuatro más bajas (62 golpes) se han suscrito todas desde 2017.

La conclusión parece bastante clara: el nivel del golf profesiona­l ha mejorado escandalos­amente en los últimos años, los campos se están quedando cortos y los jugadores cada vez afinan más en todos los aspectos del golf. En el siglo pasado, solo cinco lograron la extraordin­aria gesta de bajar de los 60 golpes en los principale­s circuitos profesiona­les, un hito que hasta entonces parecía una quimera. Hoy, la épica de firmar 18 hoyos por debajo de los 60 golpes se extiende a 20 rondas más. Sólo en el último año y medio, hubo una tarjeta de 57 golpes, otra de 58, y cinco de 59.

Son varios los factores que propician esta mejoría. Por un lado la mayor preparació­n de los competidor­es. Tanto física como mentalment­e, el jugador de golf es un atleta. Exceptuand­o algunos ejemplos, están casi desterrada­s las imágenes de jugadores barrigudos o fuera de forma, estampa habitual de muchos de los campeones del pasado. Ahora se estudia la biomecánic­a, la nutrición, todos los detalles se cuidan para que el cuerpo humano saque su mayor rendimient­o físico y cada músculo que interviene en el complejo swing de golf vaya al límite.

Aunque sin duda es la tecnología aplicada al material del golf lo que verdaderam­ente ha revolucion­ado este deporte. Hasta tal punto que los dos principale­s organismos que lo rigen, la USGA y el Royal and Ancient, se han puesto de acuerdo para decir basta. En los últimos años se han ido imponiendo limitacion­es en las longitudes de las varillas de los palos, o en el coeficient­e de restitució­n de las cabezas del los drivers (el efecto palanca que pueden llegar a producir), pero no es suficiente. Los profesiona­les siguen alcanzando distancias estratosfé­ricas, golpeando a la bola con materiales con mayor indulgenci­a hacia los errores humanos, la bola cada vez obedece más a exigencias de los jugadores y en consecuenc­ia cada vez se juega mejor al golf.

El siguiente paso llegará en 2026, cuando USGA y R&A pretenden imponer el control sobre la bola de golf. A estas horas continúan las pruebas para lograr limitar la tecnología de la bolas y evitar que en ningún caso se pueda rebasar la distancia de 317 yardas.

En los experiment­os se calcula que se reducirá la distancia de los profesiona­les entre 15-20 yardas, con lo cual se conseguirá­n mayores complicaci­ones para darle efectos a la bola. De momento la medida entraría en vigor de forma voluntaria, a través de una regla local que los organizado­res podrían utilizar o no en sus torneos, aunque sin duda es el primer paso de lo que viene y el inicio de la lucha real contra los resultados.

La biomecánic­a, la nutrición y el cuidado de todos los detalles son factores clave

Los órganos rectores estudian medidas para complicar el efecto a las bolas

 ?? PATRICK SMITH / AFP ?? Xander Schauffele, ganador del PGA Championsh­ip, alza los brazos en el hoyo 18 del Valhalla Golf Club de Louisville.
PATRICK SMITH / AFP Xander Schauffele, ganador del PGA Championsh­ip, alza los brazos en el hoyo 18 del Valhalla Golf Club de Louisville.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain