Italia redobla el pulso con sus socios de la UE por la cuestión migratoria
La batalla por la política migratoria europea empieza a parecerse a un Italia contra todos. Pero el pulso con Alemania, de momento, resume bien la contienda. La nueva andanada de Salvini perseguía inicialmente dejar patente el descontento de su Gobierno con la orientación de la minicumbre que ha convocado la Comisión para este domingo en Bruselas. Pero su agresiva verborrea desconcierta incluso a sus socios de go- Austria afianza el frente por el endurecimiento de la política migratoria de la UE con el apoyo del Este. El canciller Sebastian Kurz, que gobierna en coalición con la extrema derecha austriaca, viajó ayer a Budapest para reunirse con el cuarteto de Visegrado (Hungría, República Checa, Eslovaquia, Polonia), los países miembros más afines a una línea dura sin concesiones y que se han opuesto a las cuotas y medidas de bierno, que no logran seguir el ritmo y tratan de recolocarse. Consciente de ese malestar, la institución lanzó ayer un mensaje de apoyo a Roma para aplacar los ánimos. “Durante mucho tiempo Italia ha asumido una responsabilidad muy superior a otros. Hace bien en pedir un cambio. No es justo”, apuntó el comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos. Pero la máquina propagandística ya estaba en marcha. reubicación de refugiados de Bruselas. La reunión se ha producido a tres días de la cumbre informal convocada por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para intentar enfriar el debate —especialmente en Alemania e Italia— de cara a la cita ordinaria de los Veintiocho el 28 y 29 de junio.
El encuentro en Budapest dejó patente la crispación en la UE en torno al tema migratorio, al tiempo que subrayó la comunidad de
Poco después, Salvini volvió a anunciar que los puertos italianos impedirían a la ONG alemana Lifeline, cuyo barco porta bandera holandesa, el desembarco de los 224 migrantes que llevaba a bordo. “Las ONG extranjeras, con personal extranjero, con financiación extranjera y con bandera extranjera ya no volverán a tocar suelo italiano”, lanzó desafiante en una de sus transmisiones a través de Facebook. En esta intereses entre los países del Este y Austria, cuyo canciller se ha erigido en los últimos meses en un referente de la derecha europea y los ultranacionalistas. La semana pasada, en medio de la crisis desatada entre los conservadores en el Ejecutivo alemán, se desplazó a Berlín para proponer junto al ministro del Interior bávaro, Horst Seehofer, enfrentado a la canciller, Angela Merkel, un “eje de los dispuestos” a luchar contra las llegadas irregulares en el que inclu- ocasión, Salvini acusa a una organización alemana de no respetar las órdenes de las guardias costeras libia e italiana, que le indicaron que no se moviera, puesto que sería el país africano quien se ocupase del rescate. “Pero estos desgraciados [también los llamó “pseudovoluntarios”], incluso poniendo en peligro la vida de los inmigrantes en estos botes, no han escuchado a nadie y han intervenido cargando a la fuerza yó al nuevo Gobierno populista de Italia y a Hungría.
Como anfitrión, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, encabezó ayer el rechazo del cuarteto de Visegrado a la minicumbre de Juncker y criticó indirectamente la urgencia de Merkel por lograr avances. “Los problemas de política interior en algunos países no pueden llevar a una prisa paneuropea”, dijo Orbán, que acaba de aprobar una ley que castiga con cárcel la ayuda a migrantes. Aunque en un principio ninguno de los cuatro países del Este había sido invitado a la cita del domingo —el número de asistentes se amplió ayer—, todos anunciaron que en ningún caso acudirán, ya que consideran que “el diálogo sobre la migración es un tema que concierne al Consejo [Europeo] y no a la Comisión”. Italia y Francia estuvieron la semana pasada a punto de provocar un incendio diplomático incontrolado. Sofocado momentáneamente, ayer volvió a arder. El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó el populismo como “una lepra” y se refirió indirectamente a Italia: “Crecen un poco en todos lados en Europa, en países en que pensamos que sería imposible verlos reaparecer. ¡Nuestros amigos vecinos sueltan las peores cosas y nos acostumbramos! Realizan las peores provocaciones y nadie se escandaliza”. Luigi Di Maio, vicepresidente de Italia y líder del M5S, algo falto de protagonismo estos días, recogió el guante: “Son palabras ofensivas y fuera de lugar. La verdadera lepra es la hipocresía de quien devuelve a los migrantes a Ventimiglia [la frontera italiana con Francia] y nos da lecciones morales cuando pedimos una distribución equitativa”. una valiosa cantidad de seres humanos, de carne humana a bordo”, bramó.
El instinto electoral de Salvini le indica al ministro del Interior cuando toca gritar. El problema es que, como ya advirtió su socio de gobierno, las competencias para cerrar los puertos son del Ministerio de Transportes e Infraestructuras, en manos del grillino Danilo Toninelli. Y su mensaje no terminó de encajar con el de Salvini. “Las naves de las ONG Lifeline y Seefuchs serán confiscadas por el Gobierno italiano y traídas a nuestras costas para verificar la bandera a la que pertenecen”, señaló dando a entender que sí habrá un desembarco en Italia y añadiendo un nuevo capítulo a los desencuentros en la coalición.
El M5S y la Liga discrepan profundamente en los modos y, especialmente, en cómo rentabilizar políticamente esta crisis. Pero están de acuerdo en el fondo de la cuestión. Y el Ejecutivo italiano
Kurz, que sí participará —Austria asume el 1 de julio la presidencia de turno de la UE—, sorteó la polémica y subrayó de nuevo que “es importante fortalecer Frontex [la agencia europea de fronteras] y asegurar la ayuda en el lugar de partida [de los refugiados]”.
El canciller austriaco ha criticado en numerosas ocasiones la decisión de Merkel de abrir las fronteras en 2015, y ayer dejó que Orbán se extendiera sobre la línea común de Austria y los miembros de Visegrado. Los cinco Gobiernos están de acuerdo “en que Europa tiene que ser capaz de proteger sus fronteras y garantizar la seguridad de sus ciudadanos”, afirmó el mandatario húngaro, quien destacó también la coincidencia en que se creen centros de recepción de migrantes fuera del territorio de la UE.