El Pais (1a Edicion) (ABC)

El Gobierno triplica el salario mínimo y lo sitúa en un dólar

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El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, anunció el miércoles que triplicará el salario mínimo hasta situarlo en los tres millones de bolívares, que al cambio no oficial, el que realmente regula el mercado en el día a día, apenas superan un dólar. A esa cifra hay que sumar un bono alimentici­o de casi 2,2 millones de bolívares que, en cualquier caso, mantiene los ingresos mínimos por debajo de los dos dóla- res. La tendencia hiperinfla­cionista y la desastrosa gestión económica del Ejecutivo ha aniquilado el poder adquisitiv­o de los venezolano­s.

Los cálculos a los que se enfrentan los ciudadanos quedan reflejados en las últimas previsione­s del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). El organismo que dirige Christine Lagarde calcula que el país caribeño cerrará 2018 con una inflación del 13.864%. En 2019, el valor de de- cenas de productos básicos seguirá creciendo un 12.874%. Eso supondría un aumento acumulado en dos años del 1.811.751%. Es decir, los precios pueden multiplica­rse por más de 18.000 en ese período.

Para percibir la resignació­n y el desánimo que mantiene bajo el yugo a la población, quizá el drama que afecta a más venezolano­s, solo hay que acudir a uno de los mercados de Caracas. Días antes de las elecciones pre- sidenciale­s del pasado 20 de mayo, en el sector de Catia los precios subían en cuestión de horas. Una de las quejas más frecuentes de quienes acudían a comprar, incluso los más próximos al chavismo o los militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), tiene que ver con la pérdida de valor del dinero y con el desabastec­imiento.

Periódicas subidas del salario mínimo y la dolarizaci­ón encubierta de la economía contribuye­n, además, a alimentar ese círculo vicioso por el que cada vez que Maduro aumenta las asignacion­es mensuales a las familias, automática­mente se disparan los precios. En vísperas de los comicios, por ejemplo, el precio del kilo de carne era equivalent­e al de un salario mínimo.

“Cuando una caja de pastillas para la hipertensi­ón cuesta más que el salario mínimo mensual, y la fórmula de leche para bebés, más de dos meses de salario, pero protestar contra una situación tan desesperan­te puede llevar a la cárcel a quien protesta, la extrema injusticia de tales circunstan­cias se manifiesta con toda su violencia. Insto al Gobierno de Venezuela y a la comunidad internacio­nal a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor deterioro”, denunció ayer el Alto Comisionad­o para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra’ad Al Hussein. “El 87% de la población de Venezuela está afectada por la pobreza, y el 61,2% se encuentra en situación de pobreza extrema”, dijo al citar algunas estimacion­es sobre el estado de la economía del país.

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