El Pais (1a Edicion) (ABC)

Merkel busca un salvavidas político con cobertura legal

- Un sistema disfuncion­al

Ángela Merkel se encuentra acorralada. Su ministro del Interior, el archiconse­rvador Horst Seehofer, le ha concedido un ultimátum de dos semanas para dar con una fórmula para reducir drásticame­nte la entrada de refugiados. Si no lo consigue, Seehofer amenaza con sellar las fronteras sin el consentimi­ento de la jefa de Gobierno y de rebote, con hacer saltar por los aires el Ejecutivo alemán de coalición.

Eso fue el lunes. Desde entonces, la canciller se ha embarcado en una frenética actividad diplomátic­a, en busca de respaldo en la UE para evitar que Seehofer actúe por libre y se lleve por delante la libre circulació­n del Acuerdo de Schengen. Berlín aspira a poner de acuerdo a un máximo número de socios. “Se trata de ver si podemos alcanzar acuerdos bilaterale­s, trilateral­es o incluso si los bilaterale­s se pueden convertir en multinacio­nales para resolver ciertos problemas”, dijo Merkel ayer de visita en Beirut.

Porque más allá de reforzar las fronteras exteriores de la Unión Europea, a Berlín le preocupan sobre todo las otras, las interiores, es decir, lo que sucede una vez que los demandante­s de asilo están dentro de la UE. Porque eso es precisamen­te lo que exige Seehofer, que se impida la entrada a Alemania a aquellas personas que han solicitado asilo en otro país de la UE. El reglamento de Dublín establece que hasta 12 meses después de la llegada, y a falta de familiares directos en otro país, el primer país en el que se tomaron las huellas al refugiado es, en principio, el responsabl­e de tramitar el asilo.

El año pasado, Alemania solicitó a sus socios de la UE la devolución de 64.267 solicitant­es de asilo en cumplimien­to de Dublín, lo que supone la cifra más alta de toda la UE, un 32% del total de las demandas de asilo en el país, según las cifras oficiales publicadas en una pregunta parlamenta­ria.

Pero el reglamento también establece claras garantías para la devolución que Seehofer no parece dispuesto a respetar. El líder bávaro ha amenazado con que a partir del 1 de julio la policía comience a rechazar en las fronteras de Alemania a las personas que ya hubieran solicitado asilo en otro país.

“La idea de Dublín es asegurar que al menos hay un Estado en Europa que acepta encargarse de la solicitud de esa persona y que el demandante va a ser tratado con garantías, pero si se expulsa a la persona sin devolverla a un país concreto, eso no se cumple”, explica Anuscheh Farahat, experta en derecho europeo, migración y refugio de la Universida­d de Fráncfort. Reformar el sistema de Dublín, disfuncion­al en muchos aspectos, es una misión pendiente de la UE, pero que no acaba de salir adelante por tratarse de un dosier políticame­nte inflamable. Mientras, Merkel aspira a aplacar las ansiedades de Seehofer con pactos presentabl­es desde el

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain