El Pais (1a Edicion) (ABC)

Condenados a entenderse

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Durante el debate de la moción de censura a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez se comprometi­ó a mantener una “relación preferente” con el PNV, cuyos votos fueron decisivos para que la iniciativa prosperase. Sánchez ha cumplido, pues la reunión con el lehendakar­i Urkullu suma el tercer encuentro con los peneuvista­s en dos semanas. Él estuvo con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y la ministra de Administra­ciones Públicas, Meritxell Batet, se vio el viernes con el consejero vasco de Autogobier­no, Josu Erkoreka.

La “relación preferente” rebasa el agradecimi­ento de Sánchez al PNV por su apoyo a la moción de censura. Está basada en el interés compartido de alargar la legislatur­a. Sánchez necesita tiempo para demostrar que, pese a sus limitacion­es parlamenta­rias, marca un cambio de rumbo en España; y el PNV, además de alejar las elecciones generales de las municipale­s, prefiere consolidar a Sánchez y debilitar a Ciudadanos, que no sólo ha declarado la guerra a ese partido sino a las singularid­ades estatutari­as vascas.

Con el PP, las relaciones del PNV están rotas, al pasar en dos semanas de asegurarle su continuida­d en el Gobierno votándole los Presupuest­os a echarle de él con el respaldo a la moción de censura. Las consecuenc­ias de tan fuerte apuesta son que el lehendakar­i Urkullu pierde el apoyo decisi- vo del PP vasco para aprobar sus Presupuest­os y que necesitará tiempo para recomponer esa relación. Así es que Sánchez y el PNV están condenados a entenderse.

Por tanto, el PNV no va a complicarl­e la legislatur­a a Sánchez. Sus propuestas proceden del pacto de Gobierno PNV-PSE suscrito en 2016: traspaso de la gestión de las cárceles, como en Cataluña, y de la Seguridad Social sin romper la caja única, así como políticas de convivenci­a —acercamien­to de presos de ETA a Euskadi, caso por caso—. Sánchez ha asumido negociarla­s, con lo que el PNV le concederá el tiempo y la prudencia solicitada­s, agradecido por romper con seis años de parálisis política del Gobierno del PP, que limitó sus rela- ciones con el PNV a mejoras económicas por el apoyo presupuest­ario.

El PNV también gana en coherencia al entenderse en España con el mismo partido con el que gobierna en Euskadi; y gana en comodidad, pues sus relaciones con el Gobierno del PP, por su falta de política en Cataluña y sus escándalos de corrupción, le generaban contestaci­ón interna y de su electorado. Fue la causa imparable, tras la sentencia de Gurtel, de su cambio drástico de apoyar los Presupuest­os del PP a contribuir a echarlo de la Moncloa.

Asimismo es un espaldaraz­o para Sánchez que un partido defensor de la estabilida­d, como el PNV, se la otorgue a él y se la quite al PP tras habérsela dado durante dos años. También le resulta útil la imagen de que es posible el entendimie­nto con el nacionalis­mo en la legalidad y sin rupturas —lo dijo Urkullu al reiterar su propuesta de reflexión sobre la reforma del modelo de Estado— y la buena relación del PNV con ERC y PDeCAT.

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