Borrell choca con su homólogo húngaro por la migración
El rechazo extremo de Hungría a la inmigración agita la política europea. El ministro español de Exteriores, Josep Borrell, decidió ayer trasladar a su homólogo húngaro, Péter Szijjártó, el malestar que muchos de sus colegas europeos también compar- ten. Szijjártó aprovechó el debate migratorio que mantenían los titulares de Exteriores para afear a sus socios que dejasen salir de sus fronteras —hacia otros Estados europeos— a los extranjeros que piden asilo. A continuación les lanzó un comentario provocador: está muy bien que “algunos países quieran fomentar la diversidad cultural y resolver su falta de empleo con migrantes”, pero no es el caso de Hungría, que “quiere mantenerse homogénea”, según las fuentes consultadas en Bruselas.
Borrell le respondió con rotundidad. Le recordó que cuando uno pertenece a un club —la Unión Europea— hay que cumplir las reglas. Y, frente al alegato contrario a la política común que realiza siempre Hungría, el ministro español opuso que el problema no es de un solo país, sino europeo. Borrell terminó su argumentación advirtiendo de que la migración seguirá aumentando, por lo que no tiene sentido mirar hacia otro lado.
Presionado por las cifras, el titular español insistió durante el debate en que el número de llegadas no está descendiendo, particularmente en España, donde han crecido un 150%. Hasta septiembre de este año han arribado a las costas españolas 35.500 migrantes, según datos divulgados ayer por Frontex, la agencia europea de fronteras. “Hay que ayudar mucho más a Marruecos”, defendió Borrell en conferencia de prensa.
También la alta representante, Federica Mogherini, abogó por reforzar la ayuda a ese país, del que parten la mayor parte de los barcos que llegan a España. “Hemos decidido incrementar nuestros trabajos, en particular con Marruecos y Mauritania. Ya estamos aplicando algunas de estas medidas”, aseguró. España pugna por elevar esa cooperación europea, que juzga insuficiente.