Las estatuas que los Franco ocultan en su inmobiliaria
la entrada del Consistorio, y que el día anterior Franco y su esposa visitaron la ciudad para protagonizar “una fervorosa y patriótica jornada”, tal y como tituló al día siguiente La Voz de Galicia.
El Ayuntamiento recuerda que en 1948 se las compró —existen las actas— al conde de Ximonde, Santiago de Puga. Este noble era descendiente del que en el siglo XVIII, tras ser desmontado el soportal, se las llevó a su casa. El Consistorio pagó 60.000 pesetas y las colocó en el pazo de Arizcorbe, del bufete Milans del Bosch, replica. “Tenemos un título justo [venta entre privados]”, si bien admite que no cuentan con ningún documento. “Ellos [el Ayuntamiento], tampoco”, afirma. Para Arizcorbe, además, existe una “prescripción adquisitiva”, lo que significa que han pasado los suficientes años [25] desde la supuesta compra para que esta ya sea inamovible.
Pero estos argumentos no convencen al Consistorio, que denunció a Carmen Franco Polo como heredera. Al fallecer el diciembre pasado, sus siete descendientes directos se convirtieron en propietarios del pazo (también en litigio) y de las dos esculturas.
El juicio estaba previsto para ayer, pero tuvo que suspenderse porque Francis Franco decidió traspasar su parte del legado a la sociedad Pristina SL. El juez, por