Italia mantiene el desafío a la UE y no modificará sus cuentas
Esto es lo que hay, viene a decir la misiva de Tria. “El Gobierno es consciente de haber elegido una dirección de la política presupuestaria que no está en línea con las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Ha sido una decisión difícil, pero necesaria a la luz del persistente retraso en la recuperación”.
Justo a la misma hora, en una puesta en escena completamente orquestada, comparecía el primer ministro, Giuseppe Conte, en la Asociación de la Prensa Extranjera de Roma para mandar un mensaje a Europa. El jefe del Gobierno confirmaba las intenciones de Italia y defendió que no sería serio modificar el límite de déficit tras haber cuadrado todas las cuen- tas en torno a esa cifra. Sin embargo, sí se comprometió a no superar en ningún caso ese “techo” y a tratar de contenerlo si las previsiones de crecimiento, ya de por sí optimistas (el 1,5% del PIB), mejorasen. Nada, en suma, que tranquilice a sus interlocutores.
La sensación creciente es que el déficit del 2,4% podría ser in- El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se presentó ayer en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia por primera vez desde que fue nombrado. La idea era defender las cuentas, dar la cara ante los medios internacionales y mandar un mensaje claro a Europa pese al desafío en el que su Gobierno ha sumido al país. “Lea mis labios”, le dijo a un periodista en inglés. “Para Italia no hay ninguna posibilidad de que haya un Italexit. No hay ninguna posibilidad de salir de la zona euro”.
Conte puso la venda antes que la herida en previsión de las curvas que se avecinan en las próximas semanas cuando Bruselas rechace los presupuestos italianos y el país no acepte las correcciones. “Mi opinión es que hoy Europa no logra satisfacer los sueños de sus ciudadanos. Es fácil decir que es culpa de los populismos. Eso es renunciar a pensar qué se puede hacer para mejorar. Hace años que Europa languidece”, dijo. cluso una cifra más baja de la que se alcanzará realmente si el Ejecutivo se empeña en llevar a cabo todas las reformas prometidas (renta ciudadana, reducción de la edad de jubilación, bajada de impuestos). Tria también ahonda en ese punto en su carta a la Comisión y señala que el Ejecutivo tomará medidas si sus predicciones sobre el impacto El Ejecutivo, a la gresca la última semana por la amnistía fiscal que planea, no tiene fisuras en este tema. Y el ministro del Interior, Matteo Salvini, también defendió ayer el límite de déficit establecido en los presupuestos. “Estamos listos para dialogar, debatir con Moscovici [comisario de Economía] y Juncker [presidente de la Comisión]. Pero sobre los principios básicos, los números y las inversiones, no daremos un paso atrás”.
La cuestión es muy delicada. Cualquier rechazo frontal o sanción a Italia, que va camino de entrar en un procedimiento de corrección, sería alimentar el fuego antieuropeo a pocos meses de unas elecciones cruciales, las de mayo al Parlamento Europeo. Pero la pasividad ante el desafío italiano podría animar a otros países a seguir por la misma senda de incumplimientos. De modo que a la UE le conviene no ser la única en apretar en esa dirección.
En los últimos días esa presión llega desde diferentes frentes. Después de la rebaja en la calificación de la deuda de Moody’s, de la caída en Bolsa de los títulos bancarios y del crecimiento de la prima de riesgo hasta niveles de 2013, algunos Estados miembros presionan para que las cuentas italianas sean impugnadas si no se corrigen. Ayer fue el turno del canciller austriaco, Sebastian Kurz, que exigió que sean rechazadas. En Italia temen que no sea el único.