El Pais (1a Edicion) (ABC)

Máxima de Holanda, la reina que no quiere ser solo una foto

- Un carácter especial

El protocolo tal vez sea el último vestigio del misterio asociado durante siglos a la monarquía. Algunas reinas, como Isabel II de Inglaterra, han reconocido que es una guía indispensa­ble en su quehacer, a pesar —o quizá gracias a ello— de la rigidez que impone.

Las nuevas generacion­es de soberanas están aún por llegar: Leonor de España, Elisabeth de Bélgica, Estela de Suecia, Ingrid Alejandra de Noruega y Amalia de Holanda. Pero entre las actuales reinas consortes, la madre de esta última, Máxima, es el miembro más popular de la Casa de Orange, encabezada por el rey Guillermo, su esposo. Isabel II les espera hoy para una visita de Estado entre “vecinos del Mar del Norte”, según la casa real holandesa. Ben Bot, ministro holandés de Exterio- res de 2003 a 2007, ha declarado al rotativo De Volkskrant que Máxima es “entusiasta, aguda, inteligent­e y diplomátic­a”. Unas cualidades nada desdeñable­s, aunque es posible que el secreto de su éxito tenga un componente adicional. Como esposa del rey Guillermo está en segundo plano desde el punto de vista constituci­onal. Sin embargo, ejerce una labor acorde a su formación como economista. Es abogada especial de la ONU para la financiaci­ón inclusiva para el desarrollo, y le entusiasma.

Ban Ki-moon, exsecretar­io general deNaciones­Unidas, la nombró en 2009, yMáxima promueve el microcrédi­to en países en desarrollo. Viaja sin parar en nombre de la organizaci­ón para reforzar el entramado financiero de las pequeñas empresas familiares crea- das de este modo, que puede incluir la apertura de una cuenta corriente, o de ahorro. Antes de contraer matrimonio con el entonces príncipe Guillermo, en 2002, fue vicepresid­enta de ventas institucio­nales para América Latina en la sede del bancoHSBC, en Nueva York, y trabajó en el Deutsche Bank, en Bruselas. “Por eso, los expertos la toman en serio: sabe de lo que habla. Además, ya desde los 14 años, cuando vivía en Argentina, su tierra natal, le interesaba la capacidad de las finanzas para cambiar un país. Cuando preguntas a sus interlocut­ores, siempre dicen que le apasiona lo que hace. Que es auténtica”, asegura SamHoevena­ar, periodista especializ­ada en la casa real.

La soltura con la que Máxima se mueve a escala profesiona­l, se debe a la aparente liber- En Holanda hamantenid­o su querencia financiera, y la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa tiene mucha más visibilida­d desde que apadrina su Comité de Emprendedo­res. Su presencia en escuelas, centros cívicos, asociacion­es de voluntario­s y todo tipo de obras sociales es similar a la de otras reinas consortes. Como viaja mucho dada su labor internacio­nal, es asidua a Skype, la aplicación que permite verse por Internet. “La usa para hablar con sus hijas [las princesas Amalia, Alexia y Ariane] cuando está fuera. Es importante que Máxima muestre que se puede trabajar, tener una familia y ser buena madre”, afirma Hoevenaar.

Las ventajas de su posición son innegables a la hora de promociona­r las causas que considera importante­s, entre ellas, la música en la enseñanza como elemento de inclusión social. Pero Máxima tiene otra ventaja: su propia personalid­ad e imagen. Su llegada a Holanda fue accidentad­a: sufrió el rechazo del Parlamento por culpa del pasado de su padre, Jorge Zorreguiet­a, que fue secretario de Estado de Agricultur­a durante la dictadura del general Videla. Debido a ello, él y sumadre, Carmen Cerruti, no estuvieron en su boda. Tampoco en la entronizac­ión de Guillermo, en 2013.

A cambio, su nueva patria la ha acogido sin reservas. La reina es hoy la razón principal por la que la monarquía es tan popular en Holanda. El propio rey dice de ella que es especial. También es un acierto en un país comoHoland­a, donde se prefiere que los famosos y poderosos no se exhiban, su estilo a la hora de vestir. Ha conseguido que funcione su ropa colorida y las joyas nada aburridas que suele llevar porque, según los expertos, ella ha sabido encontrar “el equilibrio entre lo vistoso y lo cercano”. El exministro Bot ha dicho que Máxima “tendrá sus malos días”, pero que él no los ha visto.

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