El Pais (1a Edicion) (ABC)

Podemos descarta negociar con Errejón para reconducir la crisis

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l escenario político se puede sintetizar en una geometría básica tipo Barrio Sésamo —extrema izquierda, izquierda, centro, derecha, y extrema derecha— descontada la aportación DelgadoPon­s de extrema extremader­echa y extrema extremaizq­uierda. En definitiva el etiquetado simplifica las cosas. Pero las cosas ya no son tan simples en el escenario líquido, sacudido primero por la irrupción antisistem­a de Podemos, después por el procés, donde derecha e izquierda se diluyeron en la lista de país que conectaban a la burguesía con los chicos de la gasolina de la CUP según la expresión de Arzalluz, y finalmente por la contrarref­orma nacionalpo­pulista de Vox. Hay otros ejes tácticos, nuevo/viejo, propuesta que finalmente acuerde Unidos Podemos.

Espinar es el responsabl­e de la representa­ción política e institucio­nal del partido en la Comunidad de Madrid. Al tiempo, preside el Consejo Ciudadano Autonómico, la ejecutiva regional. Este órgano se ha reunido 11 veces desde que Errejón aterrizó en la política madrileña en febrero de 2017. Los últimos textos de este máximo órgano autonómico reflejan que Espinar defendió la construcci­ón de una plataforma similar a Más Madrid. “El reto sigue siendo construir alianzas, no en torno a una suma de siglas y por arriba, sino al trabajo en lo social y en lo local por abajo, construyen­do unidad popular”, dice uno de esos documentos. “Necesitamo­s empezar esta labor desde arriba/abajo, centro/periferia, y desplazami­entos con calado ideológico aunque casi siempre para taponar vías de votos. El PSOE se aproximó al centro con Ciudadanos y después viró a la frontera con Podemos, y Cs a la frontera del PP que se ha desplazado a las líneas con Vox. Estos movimiento­s tectónicos, ya evidentes en el seísmo electoral de Andalucía, apuntan a réplicas mayores en mayo como si se esperase el gran terremoto al modo de la falla de San Andrés.

El PP se apresta estos días al “rearme ideológico”. Proponen recuperar las esencias, un lema que lo mismo le sirve al Tea Party que a Coco Chanel. ¿Qué esencias? De Fraga a Rajoy, se hizo el viaje al centro, pero Casado compró billete de vuelta. Aun- este momento, tejiendo alianzas con los otros espacios políticos, y creando una coordinaci­ón, desde lo municipal a lo autonómico”.

La dirección de Podemos argumenta que Errejón no ha acudido a las reuniones de los órganos internos para explicar sus propuestas o quejas. El dirigente solo ha reconocido que no asiste a la Ejecutiva estatal de Podemos desde que perdiera el duelo con Iglesias en el congreso de Vistalegre II de 2017. “Errejón no forma parte del Consejo Ciudadano Autonómico, nunca lo ha hecho”, explican desde su entorno.

Este espacio está compuesto “por gente elegida durante la disputa de Ramón Espinar y Rita Maestre en unas primarias muy duras”, recuerda una fuente conocedora del funcionami­ento de Po- que usen centrodere­cha —con la complicida­d de los editoriali­stas conservado­res— se han alejado del centro. Ahí está Moreno Bonilla —el último sorayo, la vieja escuela de la que aprendió que las elecciones se ganan ahí— pero ya son la excepción. La apuesta de Madrid retrata a Casado, muy lejos de una imagen de centrodere­cha. Él representa al PP formado en la cultura republican­a de Karl Rove, el spin doctor totémico de Bush jr., cuyo recetario para los triunfos era huir del centro, polarizar y movilizar a las bases. Ahora la preocupaci­ón de Casado no es la excrecenci­a voraz de Vox, sino la amenaza de un sorpasso de Cs flexible en el centro. De ahí que escenifiqu­e una operación virtual de retorno para vigi- demos sobre las divisivas elecciones internas de 2016, que empezaron a partir en dos a la formación. “Una vez que Errejón fue nombrado candidato, alguna vez se le ha invitado y no ha podido asistir”, reconoce sobre un organismo que solo se ha reunido una vez desde abril de 2018, según las actas oficiales.

Tras la decisión de Errejón, IU en la Comunidad de Madrid dio ayer por roto el preacuerdo que negociaba con Podemos para concurrir juntos en las autonómica­s. “Queremos que haya una opción fuerte en la izquierda, y en eso estamos trabajando en una situación cambiante en la que todas las posibilida­des están abiertas y queremos ser el pegamento de la izquierda”, dijo Sol Sánchez, portavoz autonómica. lar esa frontera. Lo que garantiza el Three Party no es la ideología sino la aritmética.

En la izquierda, Errejón no rompePodem­os pero rompe con Podemos. De hecho, Podemos ya estaba muy roto. No es nuevo conjugarlo­s en titulares de pretérito: Podíamos, Pudimos… De la fotografía fundaciona­l sólo queda Iglesias en primera línea con la caricatura de Galapagar. A golpe de purgas, se impuso el bloque comunista, y ahora Podemos se enfrenta a esto con una única certeza no sólo andaluza: sumar con IU resta. Los heraldos son cada vez más negros. Echenique se ha encargado de despedir a Errejón con el mal estilo marca de la casa, desaprovec­hando el momento Carmena, y las confluenci­as se ven estimulada­s a huir de la marca Podemos cada vez más tóxica. Y resurge el desaliento por una vieja lección muchas veces confirmada: el pragmatism­o de la derecha siempre generará alianzas, mientras que el dogmatismo de la izquierda siempre tiende a la confrontac­ión cainita. En ello están. Otra vez.

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