El suelo rocoso y las curvas dificultan el rescate de Julen
Una docena de máquinas trabajan las 24 horas del día para, literalmente, deshacer el Cerro de la Corona. Su orografía se ha modificado completamente en menos de una semana. Bocado a bocado, las retroexcavadoras comen 25 metros de altura a la montaña desde principios de semana. El objetivo es realizar una plataforma que dé estabilidad a las dos perforadoras disponibles. Una de ellas será la que realice la excavación del suelo hasta llegar a los 71 metros bajo tierra donde se prevé que esté Julen, trabajo que estaba previsto que empezara anoche. La segunda solo se usará en caso de que la primera tenga algún fallo. En paralelo, se realizan los preparativos para empezar en cualquier momento un túnel horizontal, cuya construcción será más lenta. “Más maquinaria no cabe, estorbaría”, añade el ingeniero García Vidal. La brigada minera espera su turno para trabajar en el fondo de un tubo de 50 metros y con solo uno más para ejecutar sus movimientos.
La perforadora principal —de 75 toneladas— llegó en la mañana de ayer de urgencia. Estaba participando en unas obras de la M-40, en Madrid, pero su tarea se aplazó. El viaje a Málaga fue relámpago: las cuatro personas que formaban el convoy —el doble de lo habitual, para acelerar un trayecto que hubiera tardado dos días en circunstancias normales— salieron a las nueve de la noche del jueves de Guadalajara y llegaron a las ocho de la mañana de ayer a las afueras de Totalán.
La cara de cansancio que ofrece en cada comparecencia pública el jefe de operaciones, García Vidal, es solo un ejemplo de las de cerca de 300 personas que participan, por turnos, en el operativo. Sobre la ladera son un centenar, pero a ellos se suman numerosos efectivos de Guardia Civil o los voluntarios de Protección Civil. Su puesto de mando se encuentra en los dos sótanos de una casa cedida por una vecina de Totalán. Un centro de operaciones que canaliza la ayuda solidaria en forma de mantas o alimentación que llegan desde diferentes puntos de Andalucía. Su prioridad, eso sí, es atender cualquier petición de los rescatadores. “Ya sea un tornillo o un bocadillo”, cuenta Daniel Alcaide, que dirige uno de los equipos de Protección Civil.
Mientras, la lluvia prevista para esta tarde sigue amenazando en convertirse en otro inconveniente más. Se ha previsto la creación de zanjas para drenar el terreno, cubrir las perforaciones para evitar la lluvia y preparar los caminos para facilitar el acceso a la maquinaria. Es una vía muy dificultosa y de una pendiente “terrible”, en palabras de los ingenieros.
Las dificultades técnicas son inmensas. La voluntad no es menor. “Es como si Julen fuese el hijo de todos. ¿Si su hijo estuviese ahí iría a por él, no? Pues nosotros vamos a por él”, dijo García Vidal.