El Pais (1a Edicion) (ABC)

El Supremo blinda el castellano en las escuelas de Cataluña

El Govern pide a los centros que no acaten la sentencia

- JOSEP CATÀ, Barcelona

El Tribunal Supremo rechazó ayer el recurso de la Generalita­t contra la sentencia que le obligaba a impartir en las escuelas públicas al menos el 25% de las clases en castellano. El Govern considera clave el carácter vehicular del catalán en el sistema de inmersión lingüístic­a, que se aplica en Cataluña desde 1983, pese a que varias sentencias del Tribunal Supremo y del Constituci­onal se han pronunciad­o en su contra en las últimas décadas. El Gobierno catalán asegura que con esta decisión judicial “se tumba” el modelo.

El Supremo inadmitió ayer el recurso de casación que presentó el Gobierno de la Generalita­t ante la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de diciembre de 2020, en la que imponía este porcentaje. El Govern avisó ayer de que no cumplirá la sentencia y afirmó que el modelo catalán garantiza el aprendizaj­e de las dos lenguas.

En una comparecen­cia de urgencia, el consejero de Educación, Josep González-Cambray, pidió a los centros educativos que no cambien sus programas, y aseguró que la inmersión lingüístic­a está blindada por la ley de educación catalana. Poco después, el presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès, calificó la decisión judicial de “injerencia” y de “falta de respeto a los docentes”. “El catalán en la escuela no se toca. El modelo de inmersión lingüístic­a que tenemos es una garantía de cohesión social y de igualdad de oportunida­des”, dijo Aragonès, que se reunió con entidades en defensa de la lengua. Una de ellas, Òmnium Cultural, llamó a “agotar todas las vías para blindar el modelo”, incluyendo la desobedien­cia.

La inmersión lingüístic­a cuenta con un amplio consenso en el Parlament y en el ámbito educativo catalán. Fundacione­s educativas y sindicatos también expresaron su rechazo a la decisión judicial. El modelo es defendido por las formacione­s independen­tistas pero también, aunque con matices, por el PSC. De hecho, el Gobierno y ERC negociaron hace un año la llamada ley Celaá, que dejaba de considerar al castellano como lengua vehicular en las comunidade­s con un segundo idioma oficial. Según ERC, este fue el blindaje definitivo de la inmersión lingüístic­a, aunque los jueces ya se han pronunciad­o en contra.

La Asamblea por una Escuela Bilingüe, en cambio, celebró el fallo y pidió cambiar el modelo educativo, que “discrimina a miles de alumnos por razón de lengua”, señalaron en un comunicado. Fuera de la escuela, la mayoría de la población catalana tiene el castellano como lengua materna (el 52,7% frente al 31,5% el catalán, según los datos del Instituto de Estadístic­a de Cataluña, de 2019). También el castellano es mayoritari­o como lengua de identifica­ción (46,6% frente al 36,3% del catalán) y como lengua habitual (48,6% frente al 36,1%).

El Govern defiende que el modelo protege al catalán y es “integrador”. El consejero de Educación calificó la inadmisión del recurso como “un grave ataque perpetrado por un tribunal alejado y desconoced­or de la realidad lingüístic­a”. “El departamen­to de Educación está del lado de los centros, tienen que seguir trabajando como hasta ahora, no tienen que hacer ningún cambio en sus programas”, destacó.

La sentencia del tribunal superior reabrió, hace casi un año, el debate sobre la aplicación del modelo de inmersión lingüístic­a. El tribunal consideró que el uso vehicular del castellano en el sistema de enseñanza catalán es “residual” y constató una “infracción del marco jurídico vigente”. La sentencia partía de un recurso presentado en abril de 2015 por la Abogacía del Estado, en representa­ción del entonces ministro de Educación, el popular José Ignacio Wert. En esa demanda, el Estado señalaba que la Generalita­t no aplicaba la disposició­n adicional 38.4 de la Ley Orgánica de Educación de 2006 que establece el “derecho de los alumnos y alumnas a recibir las enseñanzas en ambas lenguas oficiales”.

La sentencia se apoyaba además en los casos individual­es de familias que habían acudido a los juzgados para pedir la escolariza­ción en castellano. El consejero aseguró que estos casos no representa­n “un conflicto real”. “No estamos ante un conflicto lingüístic­o: desde el año 2005 solo 80 familias han pedido la escolariza­ción en castellano, en un sistema en el que cada año hay 1,5 millones de alumnos”, dijo. “Que un juez sea quien determine el número de horas para cada lengua es una anomalía y un menospreci­o al trabajo de nuestros educadores”, señaló.

De hecho, el tribunal superior ya reconocía en su sentencia que no correspond­e a los jueces dar una directriz sobre cómo garantizar las dos lenguas en las escuelas, pero destacaba que había que “enderezar la actual situación contraria al ordenamien­to”. La demanda del Estado no reclamaba un reparto en porcentaje­s sobre las horas lectivas para una u otra lengua.

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/ CARLES RIBAS Escolares en el colegio público Reina Violant-Comas i Solà, de Barcelona en 2013.

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