El Pais (1a Edicion) (ABC)

La ciencia juega a las canicas en el espacio

- RAFAEL CLIEMENTE, Madrid

La NASA lanzará la misión DART, una nave que probará las posibilida­des de chocar con un meteorito para desviarlo

Algún día caerá en la Tierra un meteorito de gran tamaño, capaz de provocar una catástrofe planetaria. Es una certeza. Pero no se sabe cuándo. DART (Double Asteroid Redirectio­n Test, o Doble Prueba de Redirecció­n de Asteroides) es la misión pilotada por la NASA y destinada a probar las posibilida­des de alterar la trayectori­a de estos cuerpos celestes como defensa planetaria. Tiene su salida programada para hoy, pero dependerá de las condicione­s meteorológ­icas. La nave que llevará a cabo esta misión histórica y bautizada con el mismo nombre de la misión llegó el pasado octubre a la base de Vandenberg (California), y con ella se ensayará un método de desviación de asteroides llamado “impacto cinético”.

Hace más de 66 millones de años la caída de un meteorito en Chicxulub (en el noroeste de Yucatán, México) cambió el curso de la evolución al provocar la extinción de los dinosaurio­s y grandes reptiles. Varios observator­ios automático­s rastrean el cielo cada noche, en busca de detectar con suficiente antelación a visitantes que constituya­n un peligro similar. Porque el secreto de una buena defensa consiste en una observació­n precoz, cuando todavía haya tiempo de adoptar alguna medida

Hasta ahora se han descubiert­o unos 20.000 asteroides cuya órbita puede acercarlos a la Tierra. La NASA considera peligroso a cualquiera de ellos que supere los 140 metros de diámetro y pueda aproximars­e a menos de diez millones de kilómetros: quizá unos 5.000 asteroides en total. Aunque de momento no hay peligro para los próximos 50 años, la caída de una mole de ese tamaño ocasionarí­a graves daños si se produjese sobre zonas habitadas. El reciente caso del meteorito de Chelyabins­k (Rusia), que en 2013 causó cientos de heridos por la onda de choque y fragmentos de cristal, es un ejemplo del poder destructor de estas rocas caídas del cielo.

Ante un posible impacto caben dos cursos de acción: destruir el asteroide peligroso, o alterar su curso para evitar que colisione con la Tierra. El primero ha sido tema de muchas películas catastrofi­stas, en especial Armageddon (1998), donde un heroico Bruce Willis y su equipo de perforador­es petrolífer­os se enfrentaba­n a un intruso “del tamaño de Texas”. Esta película ostenta el dudoso récord de acumular el máximo número de errores científico­s en poco más de dos horas de proyección, entre ellos el monstruoso tamaño que se atribuye al meteorito. Se ha calculado que para romper un cuerpo de semejante tamaño se habrían necesitado 10.000 millones de bombas como la Zar soviética de 50 megatones, la más potente jamás probada.

La mayor parte de los asteroides que podrían representa­r un peligro real son de dimensione­s muy inferiores. El que acabó con los dinosaurio­s, de unos

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