La guerra cultural incendia las escuelas de EE UU
Algunos padres acosan a las juntas escolares por las medidas contra la covid o los nuevos enfoques de equidad racial
Las juntas escolares se han convertido desde hace un año en varias ciudades de EE UU en el escenario de protestas, a veces violentas, de algunos padres. En estas reuniones, un puñado de vecinos de un distrito discuten asuntos relativos a los centros escolares, como el uso obligatorio de la mascarilla en las aulas, los nuevos enfoques de equidad racial en la enseñanza o las políticas para integrar a las personas transgénero, lo que algunos progenitores han calificado de “agenda política tóxica”.
Varios miembros de juntas escolares han recibido amenazas de muerte, de violación, insultos y acoso dentro y fuera de las sesiones escolares que, desde octubre, son controladas por agentes de seguridad a raíz de una orden del Departamento de Justicia. Entre los propios miembros de las juntas se han producido bandos y es común ver a la mitad llevando mascarilla y a la otra no, para dejar claro a cuál pertenecen. Es tal el nivel de politización del debate que grupos conservadores y progresistas han desembolsado grandes sumas de dinero en las contiendas de las juntas para asegurar que su posición consiga la mayor representatividad posible.
El día en que el ingeniero y profesor universitario Sami Al-Abdrabbuh salió reelegido como miembro de la junta escolar de Corvallis (Oregón), un individuo se acercó hasta su barrio para advertir a los vecinos de que lo iba a asesinar. Al-Abdrabbuh acudió a la policía pero, después de contar su historia a The New York Times, el acoso aumentó. También hay padres que aseguran haber recibido amenazas de muerte.
Al-Abdrabbuh explica que “lo que está ocurriendo” se le hace “muy raro” porque normalmente
“la gente que está en desacuerdo lo expone cívicamente”. Sin embargo, “lo que está ocurriendo” lleva cocinándose un tiempo. Para empezar, la decisión de mantener las escuelas cerradas el verano de 2020 —mientras Donald Trump presionaba para que volvieran las clases presenciales— en las localidades demócratas indignó a muchos padres. A finales de 2020 los padres aumentaron su participación en las juntas escolares para pedir explicaciones sobre las medidas sanitarias, y se unieron a grupos de Facebook donde compartían frustraciones. La presión que ejercieron algunos en las juntas fue fructífera, lo que animó a los padres a involucrarse más. Además, en los últimos años, varios distritos, en su mayoría progresistas, han aprobado normas para proteger los derechos de los alumnos transgénero y han incluido actividades para educar en la “diversidad, igualdad e inclusión” en temas de raza y género.
Algunas de estas iniciativas han provocado el rechazo de los conservadores de cada localidad, que hasta ahora no habían unificado su discurso. Sin embargo, el último año se han creado un centenar de grupos en defensa del “derecho de los padres”, donde comparten sus temores y rabia. Han llegado a tildar de “marxistas”, “pederastas” y “traidores” a los miembros de las juntas que piensan distinto. Action 1776 es una de esas nuevas organizaciones. Su objetivo es restablecer la Comisión 1776, creada durante la Administración de Donald Trump para promover una “educación patriótica”. Joe Biden la disolvió en su primer día en la Casa Blanca.
Adam Waldeck, presidente de Action 1776, sostiene que los padres no están protestando contra la enseñanza de determinados temas, sino “contra la promoción descarada de una agenda ideológica radical que va en contra de sus valores y de los valores sobre los que se construyó EE UU”. También considera que esta batalla se inició con la educación en remoto, cuando los padres pudieron ver qué aprendían sus hijos.
En distritos de Estados conservadores, como Texas, han eliminado temporalmente de los programas escolares decenas de biografías de personajes LGTBIQ, o ejemplares como el El cuento de la criada, de Margaret Atwood, y Ojos azules, de la Premio Nobel de Literatura Toni Morrison.