Batalla campal en la marcha de apoyo a la huelga del metal en Cádiz
Más de 4.000 personas se manifiestan tras el nuevo fracaso en las negociaciones
Una pancarta ajada se arremolinaba en el asfalto entre trozos de cristales, pelotas de goma y restos de botes de humo. Poco antes rezaba “La juventud con la lucha del metal”, aunque luego se convirtió en un guiñapo pisoteado en medio de una batalla campal de objetos que sobrevolaban las cabezas con violencia. La manifestación, de 4.000 personas para los convocantes y de 1.300 según la policía, en apoyo al sector del metal de Cádiz acabó ayer opacada entre gas lacrimógeno y cargas policiales contra una parte de los huelguistas, dispersos a modo de guerrillas por diversos barrios de la capital. Justo lo contrario a lo que los sindicatos mayoritarios (UGT y CC OO) aspiraban en el octavo día de la huelga indefinida, que acabó en la jornada de disturbios más graves desde que comenzaron las protestas a cuenta de la renovación de un convenio colectivo.
La madrugada del pasado jueves, representantes de los trabajadores y patronal se levantaron de la mesa de negociaciones por tercera vez, sin visos de solución a corto plazo, pero con un aparente acercamiento de posturas. Para los primeros, la inclusión del IPC real en un convenio de no más de un año es una demanda irrenunciable. Para los segundos, lo era no fijar esa actualización a las tablas salariales. Aunque José Muñoz, secretario de la Federación de Empresas del Metal de la provincia de Cádiz (Femca), pareció que cedía al asegurar que ambas partes ya tienen “cuatro o cinco temas económicos” para trabajar por separado. Y ya solo hablan de una aparente línea roja, que el convenio esté vigente en 2023, ya que “es imprescindible para sobrevivir según los acuerdos que se están perfilando”. Hoy está previsto que se retomen las negociaciones.
El problema radica en que la negociación del convenio del metal hace días que, de facto, ya es