Un telar como precursor del primer ordenador
La periodista Virginia Postrel analiza en un libro cómo las telas han marcado la historia universal
Pegar la hebra, hilar fino, cortados por el mismo patrón o pender de un hilo son expresiones cotidianas que comparten un mismo origen: el mundo textil. “Las historias que contamos tienen flecos, los enigmas son madejas, a veces perdemos el hilo cuando hablamos”, escribe Virginia Postrel en El tejido de la civilización (Siruela), un libro en el que analiza cómo las telas han marcado la historia universal, desde el lenguaje al desarrollo de cultivos, su influencia en algunas migraciones o en el impulso del comercio. “Hoy tenemos amnesia textil porque vivimos en la abundancia textil. Podemos pensar en las prendas, la moda, pero no pensamos ya en las telas, las damos por sentadas, y yo quería mirar hacia atrás y restaurar esa apreciación del tejido en sí mismo”, explica por videollamada desde Los Ángeles esta periodista que ha explorado en sus columnas la relación entre comercio y cultura en The Wall Street Journal. “Las telas son algo que toda la gente de todas las culturas utiliza”, reflexiona la autora, que durante una década ha ido investigando y recopilando información sobre la influencia de los tejidos en distintas sociedades.
Postrel parte de la premisa de que a lo largo de la historia “los textiles han sido muy valiosos porque costaba muchísimo tiempo crearlos; antes de la Revolución Industrial hilar el suficiente algodón para crear un par de vaqueros costaba unas 100 horas de los hilanderos más veloces del mundo, solo un par”. Esto provocaba una escasez que otorgaba ese gran valor a los tejidos, incluso a los más humildes. Hoy es al contrario, afirma: “Los procon los textiles no es la escasez, que ha sido lo que han mandado a lo largo de la historia, sino de abundancia y su impacto ambiental”.
Los problemas son distintos y las herramientas han evolucionado, pero las bases de los procesos actuales se remontan a hace miles de años. “A lo largo de la mayor parte de la historia los textiles han sido superdifíciles de producir y muchísima gente ha trabajado en ellos, hilando, tejiendo, tiñendo”, enumera Postrel. Esas actividades marcaron también el mundo del arte, del Antiguo Egipto a las grandes obras del Renacimiento. “A menudo las mujeres son mostradas hilando, mujeres de todo tipo, desde la Virgen María a las prostitutas griegas ... Y se representaba a las mujeres así porque hilaban todo el tiempo. Antes de la Revolución Industrial hilar era una de las tres grandes actividades económicas de la sociedad, y con la agricultura y el comercio, era la actividad manufacturera clave en la sociedad. Sin las mujeres no habría tela, su trabajo
La industria de la seda fue muy sofisticada desde muy pronto
“Gran parte de la historia de los textiles es anónima,” dice la periodista
era central”, recalca la investigadora.
Postrel relata en su libro que en el norte de Italia, ya en el siglo XV, había “auténticas factorías impulsadas por la fuerza del agua, de varios pisos de altura, para producir hilo de seda”. Este valioso material fue vital para el desarrollo económico de la zona: “La industria de la seda fue muy sofisticada desde muy temprano, eso me sorprendió. Nunca piensas en la gente trabajando en estas fábricas impresionantes 24 horas al día los siete días de la semana en pleno Renacimiento. Imaginas algo así en pleno siglo XIX, pero no antes”. Comenta que, de hecho, se ha atribuido a Leonardo da Vinci la invención de las lanzaderas de los telares de seda, aunque realmente se desconoce cómo nació ese ingenio. “Gran parte de la historia de los textiles es anónima. Probablemente la idea de hilar con un sistema de correa de transmisión, que es algo muy importante en todo tipo de maquinaria, nació en un taller de seda en China hace 2.500 años, gracias a una mujer cuyo nombre desconocemos, igual que no sabemos quién fue el primero en teñir con índigo, ese tinte que está en nuestros vaqueros”.
Peso en la ciencia
Además, el peso de la industria textil en las ciencias ha sido determinante. Postrel habla de los procesos químicos que implican los tintes o de las innovaciones mecánicas producidas por las maquinarias, pero, sobre todo, explora la influencia de los tejidos en dos campos tan inesperados como la computación y la microbiología. “Hay gente que dice que el telar fue el primer ordenador. No es exactamente correcto, pero sí que en el siglo XIX Jean Marie Jacquard inventó un mecanismo para poner en un telar un patrón de tarjetas agujereadas en el que cada diseño representa un motivo y se pueden crear imágenes muy complicadas y almacenar esos diseños, algo que inspiró a los primeros pensadores de la computación”, explica Postrel, para quien “tejer es la tecnología binaria original que aprenden los seres humanos, con hilos que van arriba o abajo, patrones que se pueden recordar y replicar, todo un proceso muy matemático”. El ingenio de Jacquard pasó a la posteridad como nombre de un tejido estampado, pero muy poca gente sabe quién fue el italiano Agostino Bassi, pionero de la microbiología que se adelantó unos años a Pasteur al hablar sobre la transmisión de enfermedades infecciosas. Bassi se dedicó a investigar por qué morían los gusanos de seda, y así descubrió que aislándolos las enfermedades no se propagaban entre ellos, recuerda la periodista.
País Vasco, noreste de Castilla y León, La Rioja y sistema Ibérico. Nuboso con aguaceros en Cataluña, principalmente durante la primera mitad del día en Baleares y por la tarde en Aragón, norte de Valencia, comarcas de La Mancha e interior de Andalucía oriental. Intervalos nubosos en el norte de las Canarias y en la Península, con claros en el suroeste de Galicia, de Extremadura, oeste y sur de Andalucía.
La cota de hielo y nieve, en torno a los 700-1.000 metros en Aragón y sur de Cataluña; de 1.000 a 1.300 metros en La Mancha, Sierra Nevada, norte de Cataluña y sistema Central, y de 1.200 a 1.500 metros en Galicia, Castilla y León y Navarra. Fuerte viento del norte en Girona, Cantábrico, Galicia, y del noroeste en el Ebro. Descenso térmico en la mitad oriental y en las Baleares.