El primer ministro etíope y Nobel de la Paz se va al frente de guerra
Abiy Ahmed comandará el Ejército tras otra ofensiva rebelde
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha delegado sus funciones gubernamentales en un suplente y se ha ido al frente de guerra para coordinar los esfuerzos militares del Ejército etíope contra los rebeldes tigrayanos y oromos, según informaron ayer medios oficiales de prensa, como la agencia Fana. Para ello ha nombrado como sustituto al hasta ahora vice primer ministro Demeke
Mekonnen, informó Legesse Tulu, portavoz del Gobierno. Esta decisión se produce días después de que los rebeldes aseguraran haber tomado la ciudad de Shewa Robit, a unos 200 kilómetros de la capital, Adis Abeba.
Ahmed, que ganó el premio Nobel de la Paz en 2019, ya anunció el lunes en un comunicado su intención de ir al frente de batalla. “A partir de mañana me movilizarán al frente para dirigir a las
Fuerzas Armadas. Aquellos que quieren estar entre los hijos de Etiopía que serán celebrados por la historia, levantaos hoy por vuestro país. Encontrémonos en el frente”, invitó, “ha llegado el momento de liderar este país con sacrificio”.
Sobre el terreno se han reanudado las operaciones militares. Los rebeldes del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF, en sus siglas en inglés) aseguraron haber tomado la ciudad de Shewa Robit, a unos 200 kilómetros de la capital, y ayer se registraron intensos combates en la carretera que une esta localidad con Debre Sina, aún más al sur. Además de avanzar hacia Adis Abeba, los rebeldes tigrayanos, a quienes se ha unido el Ejército de Liberación Oromo (OLA, en sus siglas en inglés), están tratando de cortar la carretera que une a la capital con la vecina Yibuti, lo que interrumpiría la circulación con su principal puerto de entrada y salida de mercancías. De momento no lo han conseguido.
El enviado especial de EE UU para el Cuerno de África, Jeffrey Feltman, ya de vuelta en Washington, calificó de “alarmantes” los movimientos militares de los últimos días después del impasse de las operaciones militares. Aunque habló de “un incipiente progreso” para sentar a ambos bandos a negociar, puso el acento en el riesgo que supone la continuación del conflicto. “Lo que nos preocupa es que este frágil progreso amenaza con ser sobrepasado por los alarmantes acontecimientos sobre el terreno que ponen en cuestión la estabilidad y la unidad de Etiopía”, dijo.
La guerra de Etiopía estalló hace un año después de que el TPLF, que gobierna en la región de Tigray, pero que perdió poder tras la llegada al Gobierno de Ahmed, desobedeciera al Ejecutivo federal y decidiera celebrar elecciones regionales suspendidas por la covid-19. El 4 de noviembre de 2020, Ahmed declaró la guerra al TPLF.