El Pais (1a Edicion) (ABC)

Máxima prioridad, mantener el cargo más alto en Bruselas

- / M. V. GÓMEZ

El tripartito alemán ha decidido que en 2024 quiere apostar por un comisario verde. Pero este principio tiene una salvedad muy importante: “Siempre y cuando el presidente de la Comisión Europea no sea alemán”. Es decir, el nuevo Gobierno está dispuesto a hacerse a un lado en Bruselas si un compatriot­a tiene opciones para dirigir el Ejecutivo comunitari­o.

El primer nombre que viene a la cabeza es el de la popular Úrsula von der Leyen, exministra de Trabajo y de Defensa con Angela Merkel, que ahora preside la Comisión Europea. Pero esto no le beneficia solo a ella, también puede servirle a Manfred Weber, el bávaro de la CSU, los socios tradiciona­les de la CDU, que ya aspiró a presidir el Ejecutivo comunitari­o en 2019. Este político conservado­r es ahora el presidente del grupo popular en la Eurocámara y también aspira a dirigir el Partido Popular Europeo, lo que le colocaría en una muy buena posición si tratara de postularse otra vez como spitzenkan­didat en 2024, es decir, cabeza de lista de su familia política en las siguientes elecciones europeas. Este mecanismo de elección de la máxima magistratu­ra europea, conocido por su palabra alemana, se utilizó en 2014, pero no en 2019. Consiste en que los diferentes partidos eligen un candidato a nivel continenta­l que, en principio, presidiría la Comisión si son la fuerza más votada. Esto no funcionó hace dos años, pese a que Weber era el spitzenkan­didat popular, porque los jefes de Gobierno se inclinaron por Von der Leyen, otra conservado­ra alemana.

La coalición que encabeza Scholz apuesta ahora por reforzar este mecanismo de elección, que fortalece el papel del Parlamento, algo que también está en las intencione­s suscritas por los tres partidos en Berlín.

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