Un Gobierno de unidad afrontará la crisis sanitaria en Rumania
El Parlamento refrenda un Ejecutivo formado por socialdemócratas y liberales
El Partido Nacional Liberal (PNL) y el Partido Social Demócrata (PSD) gobernarán Rumania tras obtener ayer la luz verde del Parlamento con el respaldo de 318 diputados y senadores del total de 466. Además del apoyo de la minoría húngara, liberales y socialdemócratas cuentan con el amparo del presidente, el conservador Klaus Iohannis, para su coalición, que gravitará sobre un acuerdo de Gobierno centrado en afrontar el reto de la doble crisis sanitaria y económica que padece Rumania, el país de la Unión Europea con más muertes por habitante debido a la covid-19.
El hasta ahora ministro de Defensa, el liberal Nicolae Ciuca, desempeñará el cargo de primer ministro del nuevo Ejecutivo constituido por nueve ministros socialdemócratas, ocho liberales y tres del socio minoritario de la coalición, la Unión Democrática de los Magiares de Rumania.
Con la investidura del nuevo Gabinete se pone fin al Gobierno interino de centroderecha que cayó el 5 de octubre tras una moción de censura presentada por los socialdemócratas. “No nos permitimos el lujo de las animosidades políticas que puedan generar nuevas crisis”, manifestó el ya primer ministro Ciuca durante su discurso de investidura.
En el compromiso firmado por los miembros de la coalición se establece una rotación en el poder por la que Ciuca traspasará su cargo dentro de 18 meses al líder del PSD, Marcel Ciolacu, quien debería ser el encargado de dirigir el país hasta las legislativas previstas en otoño de 2024.
El propio jefe de Estado, que logró su segundo mandato en 2019 gracias a sus punzantes diatribas contra el centroizquierda, ha sido quien ha ideado en las últimas semanas una alianza que ha soliviantado a un segmento de la población, que aún tiene en mente los tropiezos de anteriores Ejecutivos. En febrero de 2017, el intento del Gobierno socialdemócrata del PSD de despenalizar algunos casos de corrupción desató las mayores protestas de la historia del país balcánico desde el derrocamiento del comunismo, con más de medio millón de personas en las calles de Bucarest.
“Las dos formaciones han decaído electoralmente pasando del 92% en 2008 al 61% en 2020, un descenso constante que continuará”, pronostica el sociólogo Barbu Maeescu.
Pese a que las luchas internas pueden hacer que el Gabinete se tambalee, el verdadero enemigo del Ejecutivo es la creciente frustración de la sociedad. El desengaño de muchos rumanos estalló en los últimos meses de esta crisis a causa de la pasividad del Gobierno interino frente a la cuarta ola de la pandemia, que rompió su récord hace un mes con 561 muertos en un día y la vertiginosa escalada de precios de la energía.
“Nada os ha impedido poner en práctica la traición más descarada del voto popular desde 1990: ni siquiera los cientos de muertes diarias”, señala un manifiesto firmado por varias decenas de organizaciones cívicas como Corrupción Mata o Freedom House Romania. Los signatarios de la declaración No abandonemos a Rumania, advierten a los políticos de la posibilidad de que la sociedad civil tome de nuevo las calles.