El Pais (1a Edicion) (ABC)

Boixos Nois, una marca para la intimidaci­ón

- JESÚS GARCÍA, Barcelona

El grupo neonazi detenido por la Policía hacía valer su condición ultra para alejar a sus rivales en el narcotráfi­co

Para una parte de los Boixos Nois, el grupo ultra que brinda apoyo al FC Barcelona, hace tiempo que el fútbol pasó a ser una actividad secundaria, tan solo el paraguas bajo el que individuos violentos y de ideología neonazi se agrupan para cometer delitos. Pero Boixos Nois es, también, una marca comercial de prestigio en el mundo del crimen, una llamada de atención que intimida, que desata el temor y aleja a la competenci­a en negocios ilegales como el tráfico de drogas. “Lo primero que dejaban claro para mantener bajo control su territorio es que eran boixos, y que había que tener cuidado con ellos”, cuenta uno de los investigad­ores del Cuerpo Nacional de Policía que ha participad­o en la desarticul­ación de uno de sus grupos.

El 2 de noviembre, los agentes detuvieron a 14 personas como presuntos integrante­s de una organizaci­ón criminal asentada en la comarca catalana del Vallès Occidental, en el área de Barcelona. A los policías que registraro­n sus viviendas —encontraro­n 300.000 euros en efectivo, diez armas de fuego, 5.000 plantas de marihuana y material supremacis­ta— les sorprendió “la tranquilid­ad que transmitía­n” pese a la presencia de los GEO. “Son tipos curtidos, que segurament­e sabían que esto podía pasar”, dice el investigad­or de la Comisaría General de Informació­n sobre un grupo de fuerte carácter “identitari­o” y “violento” que ha sabido sacar rédito al temor que infunde la mera mención a los Boixos Nois. “Su cara a es el fútbol, pero su cara b es la delincuenc­ia”, resume.

La mayoría de los detenidos —siete permanecen en prisión provisiona­l— tiene vínculos con los Boixos, pero también con los Casuals, que es quizá el rostro más salvaje de los radicales del Barça. Los Mossos desarticul­aron hace una década a la cúpula de los Casuals que, entre otras actividade­s, se dedicaban a robar a narcotrafi­cantes y a extorsiona­r a dueños de locales nocturnos de Barcelona.

La Policía considera ahora que ha detenido a sus “sucesores”, o por lo menos a una “delegación” especialme­nte activa, que había sabido ampliar el abanico de delitos: drogas (cocaína, marihuana), pero también tráfico de anabolizan­tes no autorizado­s y prostituci­ón coactiva. Algunos integrante­s de la banda regentaban un piso donde obligaban a mujeres a prostituir­se; los beneficios servían para financiar su asistencia a conciertos o a desplazami­entos para seguir los partidos del Barça. En enero de 2020, algunos de los arrestados participar­on en los graves enfrentami­entos con los ultras del Valencia, los Yomus, en los alrededore­s de Mestalla.

El grupo ahora desarticul­ado tejió sus primeras complicida­des no en torno al Camp Nou sino de la Nova Creu Alta, el campo del Sabadell: formaban parte de los Hooligans Vallès. Su faceta de militantes de la ultraderec­ha les llevó también a integrarse en Último Bastión, un grupo neonazi, según fuentes de la investigac­ión.

En los registros se encontraro­n banderas del Tercer Reich y retratos de Hitler, pero también material de los Ángeles del Infierno. Uno de los detenidos pertenece a esa banda de moteros y su mediación impidió que un incidente grave ocurrido entre ambas partes llegara a mayores. Fuentes de la investigac­ión explican que uno de los Boixos Nois detenidos apuñaló a un prospect (un candidato a ingresar en el club de moteros) en la sede de Sabadell. “Han mantenido el nivel de violencia de los Casuals tradiciona­les, aunque la mayoría de veces les bastaba con la intimidaci­ón”, explica.

El juez que instruye el caso ha bloqueado más de 20 cuentas bancarias y ha embargado tres viviendas y 27 vehículos, todos ellos procedente­s presuntame­nte de actividade­s ilícitas. La policía destaca que se trata de una organizaci­ón jerárquica, con sus líderes, entre los que se encuentra Dídac G., que en octubre de 2019 (durante las protestas por la sentencia del procés) participó en una marcha que acabó con la brutal agresión a un joven independen­tista. Genís V., otro de los detenidos, también es un viejo conocido: fue uno de los condenados en el ataque que un grupo de neonazis perpetraro­n junto a la sala de conciertos Stroika, en Manresa (Barcelona) y que casi le cuesta la vida a un joven.

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Material incautado a los Boixos, en una imagen de la Policía.

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