Egipto celebra la restauración de la gran Avenida de las Esfinges
El país reabre el camino entre los templos de Karnak y Luxor y lo reivindica como el mayor museo al aire libre del mundo
Cada año desde al menos la llegada del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto, alrededor del 1550 a. C., la esperada estación de las inundaciones estaba íntimamente asociada a la llamada fiesta de Opet. Para los antiguos egipcios, la crecida anual del río Nilo era sinónimo de fertilidad de la tierra, una época de bendición y júbilo, y se la recibía por ello con una ceremonia majestuosa en la ciudad de Tebas, la actual Luxor y la antigua capital de Egipto.
Pese a que no se conserva ningún texto que describa directamente la importancia de aquel acontecimiento, y que, por lo tanto, no se conozca exactamente cuál era su propósito, los relieves del templo de Karnak, en Luxor, ofrecen una valiosa representación pictórica del festival. Y por sus detalles sabemos que la parte principal del espectáculo era una gran procesión durante la que se transportaban estatuas de los tres dioses más sagrados de Tebas, Amón-Ra, Mut y su hijo Jonsu, en barcas a lo largo de la gran Avenida de las Esfinges, 2.700 metros con cientos de esfinges a ambos lados que conecta los templos de Karnak y de Luxor.
Tras varias décadas de trabajos y parones, Egipto ha logrado completar la restauración de la avenida, considerada por muchos la más importante del Antiguo Egipto y durante mucho tiempo parcialmente sepultada por otras construcciones. La ambiciosa gesta ha ido acompañada de un gran remozamiento de la ciudad de Luxor y ayer el país lo celebró, así como la recuperación del antiguo esplendor de la gran avenida, con una fastuosa recreación, con toques contemporáneos, de la fiesta de Opet.
La ceremonia se planeó para pedir a los dioses otro tipo de inundación igualmente vital para Egipto, la de turistas, en una ciudad que busca posicionarse como el mayor museo al aire libre del mundo. “Es un gran día para nosotros porque mostraremos estos proyectos al mundo entero; nuestros sueños se harán realidad muy pronto”, desliza a EL PAÍS Salah El Masekh, director de excavaciones en Karnak.
Completada durante el reinado del faraón Nectanebo I, de la dinastía XXX, en el siglo IV a. C., la gran avenida estaba flanqueada por dos filas de cientos de esfinges con cabeza de carnero, asentadas sobre pedestales de roca arenosa y dispuestas las unas frente a las otras. Con el paso de los siglos y su declive, el camino fue desapareciendo bajo capas de sedimentos y arena, y el desarrollo urbanístico de Luxor lo acabó de enterrar hasta que, en la década de 1940, el lugar fue redescubierto por arqueólogos. Para devolverla a la luz, las autoridades han tenido que destinar millones de euros a excavar, restaurar y pagar indemnizaciones a los afectados por el proyecto, en algunos casos con polémica de por medio. Hoy, muchas de las 1.350 esfinges ya están restauradas.
Procesión y sacerdotes
Uno de los componentes más esperados del evento, que aspira a repetir el éxito del gran desfile de momias por El Cairo el pasado mes de abril, vuelve a ser la música, que antaño ya acompañaba la procesión y era entonada por sacerdotes y sacerdotisas con la ayuda —se cree— del público que asistía. En este caso, la composición la firma el director Nader Abbassi, uno de los maestros más prestigiosos de Egipto, con Ahmed El Mougi, que han preparado juntos tres piezas, uno para cada dios, con textos inspirados en los cantos inscritos en jeroglífico que se conservan en columnas del templo de Luxor. A diferencia del desfile en El Cairo, la música estaba grabada, pero con 150 percusionistas en vivo y una popular canción folclórica en directo. Además, hubo barcas iluminadas en el Nilo cerca del templo de Luxor, carros a caballo desfilando por el paseo construido a lo largo del río y actuaciones de danza en diferentes puntos de la ciudad.
“El desfile de las momias era para la muerte y la vida eterna en el más allá; mientras que esta vez es más bien sobre la vida, sobre la celebración, una fiesta, la inundación que da alimento, el poder de los tres dioses dado al rey de la época”, contaba Abbassi. “Hacemos una gran celebración para recrear de nuevo todos estos momentos, y para mostrar al mundo lo importante que fue esa celebración para Egipto”, explica a este periódico Zahi Hawass, antiguo responsable de Antigüedades en el país y líder del equipo que entre 2005 y 2011 excavó unos 2.400 metros de la avenida.
Más allá de los trabajos realizados en las zonas arqueológicas de Luxor, que también han incluido partes de los templos de Karnak, la celebración de ayer buscaba poner el foco en el resto de atractivos turísticos de la ciudad, como su mercado tradicional, los paseos en barco, los cruceros por el Nilo y las ascensiones en globo aerostático con vistas a los valles de las Reinas y los Reyes. Para ello se ha renovado la infraestructura de Luxor, incluidas calles, plazas y tiendas.