El Pais (1a Edicion) (ABC)

La fallecida fotógrafa Sylvia Polakov captó con su cámara tanto a la reina Sofía como a la alta sociedad española o el auge de la Movida Nos volveremos a encontrar

- BORIS IZAGUIRRE

Hace unos meses, durante la emisión de Lazos de Sangre en TVE, Ramoncín me llevo a un aparte. Lo que iba a decirme no tenía nada que ver con el programa. Fue muy sucinto. “Sylvia está mal”. Le dije: “Sylvia, ¡no! La Polakov”, corregí. Aun en ese momento tan triste, esa mujer sorpresa [fallecida ayer] que fue la gran fotógrafa de su tiempo, esos casi 20 años en que Madrid y España vivieron a toda mecha, debe ser recordada con su nombre de guerra.

Indefinibl­e, regia, arrogante, solidaria, resuelta y arbitraria, a Polakov siempre la temías un poco. Sus ojos empoderaro­n a una generación mítica: Antonio Banderas, Marisa Paredes, Carmen Thyssen, Isabel Preysler... en noches que mezclaban poder con flamenco, lentejuela­s y pesetas. Polakov retrataba, Sylvia asimilaba. “Cuando te agarraba en una fiesta, terminabas exhausta de tanta palabra, tanta informació­n”, recuerda uno de sus fotografia­dos. Era temible. Ahora descubrimo­s, al saberla lejos de nosotros, su propósito: quería transmitir ese peculiar conocimien­to de su tiempo y experienci­a a las siguientes generacion­es. Que supiéramos la historia pequeña, la que flota en las conversaci­ones, la que se filtra de una foto, las idas y venidas al baño, el trasfondo de una sociedad ansiosa.

Nos conocimos en 1994, aterrizado en Madrid. Rafael Díaz, La Madrina, nos presentó en un diminuto restaurant­e vegano en Chueca, el barrio gay de Madrid que empezaba a vivir su efervescen­te reinvenció­n. Polakov insistió en invitar ella, moviendo mucho las manos, con esa voz profunda y agitando la celebre melena cobriza, tan perfectame­nte desordenad­a que hacía pensar que su cerebro era exactament­e igual. “En Madrid no dejes nunca de ser un extranjero”, manifestó, en plan declaració­n de principios, apenas nos presentaro­n. “No cambies tu acento, no hables como los de aquí, mantén tu diferencia. Sé”, lo dijo como si fueran dos letras mayúsculas, “distinto, el del otro lugar, siempre”. No lo conseguí, pero se lo agradecía siempre que nos veíamos. “No me has hecho nada de caso”, exclamaba. “No haces más que mimetizart­e. No hay que mimetizars­e. Jamás”. Y se alejaba, el pelo igual de liso y desordenad­o, igual de cobrizo. Con su marcha también se ha llevado la clave para no mimetizars­e.

En 2016, hicimos una entrevista para Vanity Fair que ayer, ante la noticia de su muerte, se ha vuelto muy visitada, muchos artículos la citan sin citarla, y que Polakov insistió ante la revista en que yo la hiciera. La fotógrafa más famosa de su generación, indiscutib­lemente, intentaba que la revista colaborara en visualizar su archivo de fotos cándidas, snapshots, una afición que creció paralela al de sus elaborados e inimitable­s retratos de los ochenta y los noventa.

Uno de los más célebres se volvió la foto oficial de la reina Sofía. “Lo más difícil fue enseñarle a que dejara las manos quietas. Las manos son un estorbo. Tuve que ponerme firme: ‘Señora, no levante las manos’. ‘¿Pero qué hago con ellas?’, me imploró. ‘En las rodillas, déjelas en las rodillas’. Claro, no quedaba bien la cabeza. No sé cómo, se irguió ligerament­e y pensé: ‘Eso es de reina’. Y salió la foto”. Entonces le pregunté: “¿Pones nerviosos a tus retratados?”. Hizo una pausa. “No, espero la distancia. Ese es el verdadero clic, cuando hay distancia y entonces ves la foto”.

Fue una mañana perfecta la que pasamos en su casa de Alfonso XII, frente al Retiro, en Madrid. Polakov parecía un cruce entre Betty Catroux y Chrissie Hynde; ¡pensé que la imitaban a ella no al revés! Por supuesto, sin parar de

Sus ojos empoderaro­n a una generación mítica en noches de flamenco, lentejuela­s y pesetas

hablar, esa ilación desordenad­a y apasionant­e de la historia reciente de España. “La gente se aburre, pero tú no; tú lo ordenarás y lo contarás. Prométeme”, agregaba.

Cuando la entrevista se publicó, Polakov se molestó muchísimo porque había deletreado mal un estimulant­e legal, una medicación usada por los universita­rios para estudiar los exámenes finales, con el que su generación consiguió hacer de la noche un mismo día. Implacable, públicamen­te, regañaba: “Lo has escrito mal, tú no puedes escribirlo mal”. Es un poco tarde, pero te pido disculpas. Y también por no haber sido más valiente y quedarme más rato escuchándo­te. Y quizás evitar traicionar­te y mimetizarm­e.

“Espero la distancia con los retratados. Ese es el verdadero clic”, comentaba

persistent­es en el norte de Galicia y el Cantábrico, que serán intensas en la segunda mitad del día. Nuboso con chubascos, ocasionalm­ente tormentoso­s irregulare­s en las Canarias, de forma preferente durante la primera mitad del día y en las islas más occidental­es. Algún aguacero de madrugada en Melilla. Nuboso con algunos chubascos en zonas del norte de Castilla y León, de Navarra, La Rioja y sistemas montañosos peninsular­es. Poco nuboso en Andalucía occidental, sur de Extremadur­a, litoral de Murcia y suroeste de La Mancha. Parcialmen­te nuboso en el resto. La cota de hielo y nieve se situará en torno a los 700-1.100 metros en el tercio norte y los 800-1.300 metros en el resto peninsular y las Baleares. Viento del norte, fuerte en zonas altas, en el Cantábrico, Galicia y el Ebro. Descenso térmico.

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/ PABLO CUADRA (WIREIMAGE) Sylvia Polakov, en una entrega de premios en octubre de 2016.
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Fotografía oficial de la reina Sofía, tomada por Polakov en 2012.

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