EE UU acusa a Rusia de urdir una agresión falsa para invadir Ucrania
Moscú considera “infundada” la denuncia sobre operativos entrenados para el sabotaje
El Gobierno de Estados Unidos alertó ayer de que Rusia está planeando una operación de sabotaje falsa contra sus fuerzas en el este de Ucrania con el fin de construir un pretexto para invadir la antigua república soviética. Fuentes de la Administración de Joe Biden trasladaron esta acusación a los medios el mismo día en que el Gobierno de Kiev denunció un ciberataque a gran escala contra sus sistemas en una señal de que el conflicto sigue agudizándose.
“Rusia ha situado a un grupo de operativos con el fin de llevar a cabo una operación fingida en Ucrania oriental. Estos operativos están entrenados en guerrilla urbana y el uso de explosivos para llevar a cabo actos de sabotaje contra sus propios agentes rusos”, señaló un funcionario del Gobierno estadounidense. El objetivo consiste, según esta fuente, en “acusar a Ucrania de preparar un ataque inminente contra fuerzas rusas” y crear así “un pretexto para la invasión”. Una invasión que podría desarrollarse entre mediados de este mes y febrero.
El Gobierno estadounidense no dio detalles ni tampoco mostró las pruebas que le llevan a tal conclusión, si bien citó algunas comunicaciones interceptadas y movimientos de personas como origen de la información. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, desestimó poco después las acusaciones. “Hasta ahora, todas estas declaraciones han sido infundadas y no han sido confirmadas por nada”, señaló Peskov a la agencia estatal TASS.
La noticia pone el broche final a una semana de negociaciones entre Rusia, Estados Unidos y los aliados europeos en la OTAN que no han arrojado ni resultados ni señales de progreso. Un Kremlin desafiante ya advirtió el lunes, en la reunión bilateral con Washington mantenida en Ginebra, que los Gobiernos occidentales cometerían “un gran error en perjuicio de la seguridad europea” —en palabras del jefe de la delegación rusa, Serguéi Riabkov— si no acceden a sus deseos, que consisten esencialmente en reducir la presencia de la OTAN en el este de Europa.
Washington advierte de que Vladímir Putin también está haciendo la guerra a través de las redes sociales y los medios, “fabricando
provocaciones ucranias” para justificar una intervención militar que cada vez parece más plausible. Dicha propaganda, según Washington, versa sobre un supuesto empeoramiento de la situación de los derechos humanos en Ucrania y una radicalización de los líderes del país. El jueves, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, ya advirtió de que Rusia estaba recurriendo “al mismo manual de instrucciones que en 2014”.
Siete años después de la anexión de la península ucrania de Crimea, Rusia ha multiplicado su presencia en la frontera con el país en la región separatista del Donbás, con hasta 100.000 soldados, y las promesas de Moscú de que no planea invadir el territorio gozan de poca credibilidad en Europa y Estados Unidos.
Al Kremlin le molesta el acercamiento del Gobierno de Kiev a la OTAN y pide garantías de que no se integrará en la Alianza Atlántica, algo que esta no está dispuesta a aceptar. “Ningún país dictará la política exterior de otro”, ni puede prohibirle “tejer alianzas”, recalcó el lunes Wendy Sherman, subsecretaria de Estado estadounidense, tras la reunión mantenida con Riabkov.
Subida de tono
Sherman insistió en la necesidad de mantener este canal de conversaciones abierto, pero el tono de Moscú no deja de subir con el paso de los días. Por su parte, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha propuesto celebrar una cumbre virtual con Putin y Biden con el fin de abordar la crisis y tratar de frenar la escalada de tensión.
Pero ayer, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, recalcó horas antes de producirse la denuncia estadounidense que a Moscú se le ha “acabado la paciencia” y busca garantías por escrito de que la OTAN no se expandirá hacia las fronteras rusas. “Occidente se ha visto impulsado por la arrogancia y ha exacerbado las tensiones en violación de sus obligaciones y el sentido común”, insistió Lavrov.
Rusia ha iniciado estos días nuevas maniobras militares cerca de Ucrania y en la península de Crimea, que se anexionó con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional. Ejercicios a los que añadió ayer más movilizaciones y que se suman al ambiente ya eléctrico por la acumulación de miles de soldados rusos junto a Ucrania, que ha hecho temer a la inteligencia estadounidense que Moscú prepare una nueva agresión militar.
Lavrov subrayó que Moscú no esperará “incansablemente” un acuerdo de seguridad con la OTAN, del que responsabilizó a EE UU. “Estamos seguros de que con buena voluntad, voluntad de compromiso, siempre es posible encontrar una solución mutuamente aceptable”, dijo en su rueda de prensa anual. “Al mismo tiempo, continuamos preparándonos para cualquier posible curso de eventos”, añadió el ministro, que apuntó, sin especificar, que el fracaso de las negociaciones podría implicar el “despliegue” de material militar.
Aunque dio una pincelada de cal, el tono de Rusia es cada vez más elevado. El jueves, el viceministro de Exteriores Serguéi Riabkov se negó a descartar un despliegue militar en Cuba y Venezuela si aumentan las tensiones con Estados Unidos y sus aliados no restringen sus actividades militares a las puertas de Rusia.
La idea de que Ucrania se acerque cada vez más a Occidente y se aleje de la órbita de Rusia es una de las principales preocupaciones de Putin, que en los últimos tiempos ha ahondado en su tesis de que rusos y ucranios son “un solo pueblo” y que Ucrania va camino de convertirse en un “portaviones” de la OTAN. Como demostró en 2014, al anexionarse la península de Crimea y al apoyar política y militarmente a los separatistas prorrusos de Donetsk y Lugansk, que luchan contra el Ejército de Kiev en el este, para el líder ruso mantener a Ucrania bajo su férula es uno de los principales caballos de batalla de la política exterior rusa.
El objetivo es acusar a Kiev y crear “un pretexto” para una operación militar
Lavrov dice que al Kremlin se le acaba la paciencia y exige garantías a la OTAN