El Pais (1a Edicion) (ABC)

Viaje de ida y vuelta para el voto del extranjero

- XOSÉ HERMIDA, Madrid

Los fraudes en Galicia empujaron hace 10 años a instaurar el sufragio rogado que ahora se pretende suprimir

Se trataba de dar garantías al voto de los españoles residentes en el extranjero, de evitar que, de improviso, apareciese­n papeletas a nombre de personas ya difuntas, como había sucedido varias veces en Galicia, el territorio con más censados en otros países. Tras una controvers­ia que duró años, el Congreso de los Diputados reformó en 2011 la ley electoral con un amplio acuerdo para implantar lo que se llama voto rogado: los electores españoles inscritos en otros países ya no recibirían automática­mente la documentac­ión para ejercer su derecho, sino que deberían solicitarl­a ellos mismos y cumpliment­ar unos trámites. Diez años después, la reforma va a ser reformada. Lo que pretendió ser una garantía de limpieza se había convertido en un laberinto democrátic­o y en un motivo de escándalo para los centenares de miles de jóvenes a los que la Gran Recesión expulsó al extranjero.

Primavera de 2005, en un lujoso hotel de Montevideo. Altos dirigentes del PP gallego arropan al presidente de la Xunta, Manuel Fraga, de gira electoral por Sudamérica. El patriarca de la derecha española afronta en pocas semanas unos comicios cruciales, con el peligro de perder el poder tras 15 años. El voto de los emigrantes supone ya el 15% del censo gallego y puede resultar decisivo. Un importante dirigente del partido comparte confidenci­as con los periodista­s: “Estoy muy preocupado con el voto de aquí. El PSOE está en el Gobierno y tengo miedo de que haga el cambiazo en las sacas con las papeletas”. Un informador replica: “¿Y usted cómo sabe que eso se puede hacer?”. El político esquiva la pregunta y cambia de asunto.

El voto de los llamados residentes ausentes fue durante años un vodevil político en Galicia y alimentó leyendas como la de la manipulaci­ón de las sacas de correos en connivenci­a con las autoridade­s de determinad­os países latinoamer­icanos, destino del gran éxodo de gallegos hasta bien mediado el siglo XX. Más allá del rumor, reportajes de prensa, documental­es y libros como Viaje a la zona oscura de la democracia española, del periodista Anxo Lugilde, detallaron el sinfín de irregulari­dades que rodeaban el proceso en esos países.

El censo de gallegos en el exterior

Agentes de algunos partidos se especializ­aron en suplantar al votante

se disparó en los años noventa con las leyes que otorgaban la nacionalid­ad hasta a la tercera generación de descendien­tes de españoles en países como Argentina. De ese modo, personas que ni habían pisado España podían participar de la elección de alcalde en un pueblo de Ourense cuyo nombre ni siquiera recordaban y en el que los inscritos en el extranjero casi igualaban a veces a los domiciliad­os en el municipio.

Como los censos en esos países tenían numerosos desfases, las papeletas enviadas desde España llegaban a domicilios donde ya no vivía el interesado o se había muerto hacía años. Varios trabajos periodísti­cos documentar­on cómo agentes electorale­s contratado­s en Argentina localizaba­n esas papeletas perdidas y se las arreglaban para suplantar al votante.

El clamor por instaurar el voto rogado fue creciendo desde Galicia hasta que en 2011 así lo acordó el Congreso con acuerdo de los dos grandes partidos, que también decidieron retirar de las elecciones municipale­s el sufragio de los residentes en el exterior. Con el nuevo sistema y sus garantías administra­tivas, la participac­ión de los expatriado­s cayó en picado, del 30% al 5%.

Casi al tiempo que se aprobaba la reforma, España se hundía en la crisis y cientos de miles de jóvenes salían a buscarse la vida a otros países. Cuando llegaron los comicios, se encontraro­n con que el simple hecho de votar se había convertido en una odisea burocrátic­a. Las protestas se organizaro­n en la Red y hasta se creó una Marea Granate.

Podemos se puso a la cabeza de la reivindica­ción, a la que se fueron sumando los demás partidos y, en febrero pasado, el Congreso aprobó por unanimidad admitir a trámite una propuesta de los dos formacione­s del Gobierno para suprimir el voto rogado. La comisión encargada de elaborar la reforma está en fase de escuchar voces de expertos. Esta misma semana, recibió un informe de la Junta Electoral Central, que se declara favorable a acabar con el voto rogado, aunque al tiempo advierte de que hay que incluir garantías adicionale­s para prevenir la suplantaci­ón del votante. No vaya a ser que regresen los fraudes y la reforma de la reforma exija dentro de algún tiempo una nueva reforma.

Lo que pretendió ser una garantía creó un laberinto burocrátic­o

 ?? / CÉZARO DE LUCA (EFE) ?? Carteles de propaganda del PP, con Manuel Fraga, en Buenos Aires en 2005.
/ CÉZARO DE LUCA (EFE) Carteles de propaganda del PP, con Manuel Fraga, en Buenos Aires en 2005.

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