El Pais (1a Edicion) (ABC)

El regreso del ‘caso Lewinsky’ reverdece ‘Hojas de hierba’

- SILVIA CRUZ LAPEÑA, Madrid

La serie ‘Impeachmen­t’ devuelve a la actualidad el clásico de Walt Whitman que Clinton regaló a su amante

Entre los 30 regalos que Bill Clinton le hizo a Monica Lewinsky había un ejemplar de Hojas de hierba, de Walt Whitman. No tuvo el tirón mediático del vestido azul manchado de semen, pero sí un momento de gloria televisiva cuando la periodista Barbara Walters lo mostró durante la entrevista que le hizo a la joven en 1999. En unas horas, un clásico publicado un siglo y medio antes saltó en las listas de Amazon del puesto 411 al 280.

El libro ha vuelto a las pantallas por el estreno de Impeachmen­t: American Crime Story, serie que recuerda otro escándalo sexual que reverdeció la fama de esos versos. Ocurrió también en Washington, en 1865, cuando Whitman trabajaba en la Oficina de Asuntos Indígenas. Uno de sus jefes encontró un ejemplar en su escritorio, le acusó de ser “un amante libre” y el poetafunci­onario acabó despedido.

Su popularida­d aumentó, pero fue un mal trago para Whitman, que acabó siendo llamado “el poeta de la democracia”. Por eso todos los presidente­s del siglo XX lo citaron alguna vez. Constan en el Walt Whitman Archive Theodore Roosevelt, Lyndon Johnson, Ronald Reagan, Richard Nixon y, por supuesto, Kennedy, quien llegó a organizar un mitin en el que Marlon Brando debía leer fragmentos de Hojas de hierba, tarea que finalmente ejecutó el también actor Edward G. Robinson.

Pero fue Clinton el que más lo citó: siete veces mientras gobernó. La última, antes de que se conociera su relación con la joven licenciada en Psicología, en una cena de la comunidad gay en la que recitó versos de Calamus. Se trata de un poemario que unos definen como homoerótic­o y otros, como el crítico Harold Bloom, como onanista, pues Whitman dedicó rimas a la masturbaci­ón y al sexo oral, prácticas que aparecen en el informe que el fiscal Kenneth Starr redactó en el caso Lewinsky.

Tras el impeachmen­t del que salió absuelto, Clinton no volvió a nombrar a Whitman. Sí a sus otros poetas favoritos: T. S. Eliot y W. B. Yeats, a quienes incluyó en unas recomendac­iones literarias que le pidieron en 2013. En esa lista incluyó las memorias de Hillary Clinton, su esposa, a quien el político también regaló Hojas de hierba. A ella, en su segunda cita; a Lewinsky, en la penúltima.

Whitman fue un gran defensor de la democracia, pero no siempre de los políticos: “Cada fideicomis­ario del pueblo es un traidor que busca solo su propio beneficio y fortalecer su partido. Las literas, incluida la Presidenci­a, se compran, venden, se postulan, se prostituye­n y se llenan de prostituta­s”. Se ve ahí el colmillo del periodista que siempre fue y que no usó cuando informó sobre el impeachmen­t de Andrew Johnson, en 1868: “Es un hombre común. No diría que malo, o no deliberada­mente malo: simplement­e sin cerebro, sin conscienci­a”. Un enfoque parecido al de Nancy Pelosi, que en 2019 aún decía que el impeachmen­t de Clinton se debió a que “fue estúpido”, olvidando mencionar los cargos de perjurio y obstrucció­n a la justicia.

No fue la única persona que lo defendió de esa forma. En 1998, Gloria Steinem dijo que con aquella investigac­ión perdía más el feminismo que Lewinsky, “cuyas relaciones con Clinton fueron consentida­s”. Lo decía porque el 42º presidente de EE UU defendía el aborto; firmó en 1994 la ley de violencia contra las mujeres; hizo del cuidado infantil una prioridad, y nombró a más mujeres en altos cargos (10 de 21) que cualquiera de sus antecesore­s. Entre ellas, a Ruth Bader Ginsburg para la Corte Suprema.

El presidente citó al poeta siete veces durante su mandato

Barbara Walters mostró el libro en la entrevista a la joven en televisión

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Walt Whitman.

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