El Pais (1a Edicion) (ABC)

Ucrania sorprende a Putin con una rápida contraofen­siva en el este

Kiev recupera decenas de localidade­s cercanas a la frontera y fuerza a Rusia a replegarse

- LUIS DE VEGA / JAVIER G. CUESTA Kiev / Moscú

La guerra en Ucrania ha dado en las últimas horas el mayor y más inesperado vuelco desde la invasión rusa del país por tierra mar y aire el pasado 24 de febrero. El Ejército ucranio celebró ayer su mayor avance en el terreno después de varios meses en los que las posiciones de los contendien­tes estaban estancadas. La orden de repliegue dictada por Rusia —la mayor desde la retirada de sus tropas de la periferia de Kiev en marzo— en varios puntos estratégic­os de la franja oriental otorga un éxito militar sin parangón en la contraofen­siva ucrania, que han aplaudido por su rapidez y sorpresa tanto Estados Unidos como el Reino Unido, dos de los mayores contribuye­ntes al rearme del Ejército ucranio, que sin duda está dando sus frutos.

Kiev asegura haber recuperado estos días una treintena de localidade­s al sureste de la provincia de Járkov, cuya capital homónima es la segunda ciudad del país y se halla a menos de 50 kilómetros de la frontera rusa. Entre esas plazas que en los últimos meses estaban en manos de Moscú hay algunos puntos estratégic­os para la logística de las tropas invasoras como Izium o Kupiansk. Perdida toda opción de hacerse fuertes en la región de Kiev, Moscú dijo a finales de marzo que iba a centrar sus esfuerzos en el este, en las regiones de Donetsk y Lugansk, lo que se conoce tradiciona­lmente como Donbás. Se trata de un bastión industrial de población mayoritari­amente rusoparlan­te y que lleva en guerra desde que en 2014 grupos prorrusos se levantaron contra el Gobierno ucranio apoyados por Moscú.

El Ministerio de Defensa ruso aseguró ayer, sin embargo, que el repliegue de sus militares forma parte de su plan. “Para lograr los objetivos de la operación militar especial para la liberación de Donbás, se tomó la decisión de reagrupar las tropas rusas desplegada­s en Balakleya e Izium para intensific­ar los esfuerzos en la dirección de Donetsk”, afirmó su portavoz, Ígor Konashenko­v, que calificó la retirada como “medidas de distracció­n”.

La enorme pérdida de terreno rusa sufrida estos días contrasta con la pasividad mostrada por Putin, el hombre a cuyo hiperlider­azgo han delegado los rusos toda decisión en las últimas dos décadas.

El mandatario inauguró ayer en Moscú “la mayor noria de Europa” mientras sus tropas abandonaba­n el nudo logístico clave de Kupiansk.

La zona liberada ahora de la ocupación en Járkov abre la puerta al Ejército de Ucrania a afrontar con más garantías la batalla en Donbás. Sorprende, en todo caso, el rápido colapso de las tropas del Kremlin. “Los ucranios dieron una patada a la puerta y se vino el edificio abajo”, interpreta el analista de seguridad y defensa Jesús Manuel Pérez Triana, que tiene bien hechos los cálculos de lo que va logrando cada bando en las últimas semanas. Rusia conquistó 150 kilómetros cuadrados de Ucrania en julio, el equivalent­e a la superficie de Brooklyn (en Nueva York); en agosto fueron más de

400, y, ahora, los ucranios han liberado en menos de una semana casi 2.000 kilómetros cuadrados. “Ese tipo de cabalgadas llevándose a las fuerzas enemigas por delante varias decenas de kilómetros en un día es inusual. La magnitud del avance ucranio nos lleva a episodios históricos como la Operación Tormenta del Desierto”, afirma rememorand­o el avance de EE UU en 1991 contra Sadam Husein, el presidente iraquí.

A esos 2.000 kilómetros cuadrados se refirió ayer el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. “En estos días, el ejército ruso está dando lo mejor de sí mismo, mostrando su espalda”, ironizó.

A pesar de que era previsible el inicio de un ataque ucranio en Jersón, en el sur, el mando ruso no suspendió las maniobras Vostok

2022 en el extremo oriental del país entre el 31 de agosto y el 7 de septiembre. Para no mandar un mensaje alarmista , se decidió reducir de 200.000 a 50.000 su número de participan­tes.

Estos ejercicios militares fueron dirigidos por el jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, cuya popular figura de antes de la guerra se ha apagado y ha desapareci­do de los medios desde prácticame­nte marzo, una vez se estancó una ofensiva que parecía relámpago. En las maniobras también tomaron parte este lunes tanto el propio Putin como el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. La frialdad de las imágenes mostradas de los tres durante los entrenamie­ntos contrastó con la calidez y cercanía mostrada en ensayos de años anteriores.

Detrás de esa batalla por el control de Jersón podría haber alguna explicació­n para comprender el rápido colapso en Járkov, interpreta Pérez Triana. “Los rusos debilitaro­n su despliegue en el noreste del país para reforzar sus posiciones en la margen derecha del río Dniéper, anticipand­o la tan anunciada ofensiva ucraniana” y “ese movimiento de fuerzas dejó un hueco que los ucranios han aprovechad­o”, señala.

La ofensiva ucrania de otoño (esta estación comienza en Rusia el 1 de septiembre) era esperada por muchos analistas y militares rusos. Uno de los más obstinados ha sido Igor Girkin Strelkov, el militar del servicio de inteligenc­ia del ejército (GRU) que Moscú introdujo con un grupo de combate en la ciudad de Sloviansk en 2014 para fomentar una rebelión en Donbás con Kiev en pleno Gobierno interino.

Zelenski cifra en 2.000 los kilómetros cuadrados tomados en una semana “Recuerda a la Operación Tormenta del Desierto”, señala un analista

Más armas

“En relación con esta brillante operación para transferir Izium, Balaklia y Kupiansk a los estimados socios ucranios (…) propongo entregar la región rusa de Belgorod a la ucrania de Járkov. De todos modos, ya disparan allí con la misma libertad que al otro lado de la frontera”, ha sido la última ironía en su canal de Telegram de un militar que ha exigido al Kremlin una movilizaci­ón total desde primavera porque la alternativ­a “es la derrota”.

Pese a la superiorid­ad que parece mostrar estos días, Kiev sigue reclamando a sus aliados el envío de armas. “Es crucial seguir enviando armas a Ucrania”, señaló Oleh Nikolenko, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.

“La lección de los últimos días, más allá de la toma de decisiones particular­es, debería ser el cese de la formación desde cero de batallones de voluntario­s en Rusia y la liquidació­n de los regimiento­s de ‘movilizado­s’ de Donetsk y Lugansk. Es un gasto sin sentido de unos recursos humanos ya muy limitados”, criticó por su parte el conocido bloguero militar separatist­a Murz.

“Esperaba algo así. Los canales federales decían ‘No hemos agotado todavía nuestra capacidad ofensiva’, y este ‘todavía’ insinuaba que ello estaba a punto”, escribió por su parte en Telegram otro conocido comandante separatist­a prorruso, Alexandr Jodakovski. Uno de los pocos líderes locales de Donbás, Jodakovski advertía de que Rusia debe “atacar en algún lugar, en otra dirección, demostrand­o pensamient­o estratégic­o”, o de lo contrario prevé que se produzca un estancamie­nto entre ambas partes sin poder ofensivo “y entonces comenzará la guerra principal: la guerra de las ideas y la guerra de las economías. Y el que sea más fuerte en esta guerra ganará”.

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/ METIN AKTAS (GETTY) Soldados ucranios patrullaba­n el viernes después de que Kiev recuperara algunas localidade­s en Járkov.

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