El Pais (1a Edicion) (ABC)

Vidas inteligibl­es para gente común

-

ECon el fallecimie­nto de Isabel II y de Gorbachov, irrumpen los tiempos largos de la historia en plena época de la instantane­idad

La percepción de la ciudadanía es la de un autogobier­no desempoder­ado que contrasta con la promesa de una soberanía redentora

l café instantáne­o y soluble de la actualidad apenas permite acercarnos a la realidad del mundo con una perspectiv­a que supere el ciclo de 24 horas. El nerviosism­o patológico de las redes sociales ha agravado la enfermedad de la desmemoria y la descontext­ualización que está convirtien­do a los humanos en seres sin pasado y ajenos a la historia.

Recordar y conocer los sucesos del tiempo transcurri­do para orientarse en el presente y construir el futuro se hace cada vez más difícil, no tan solo por el presentism­o y la volatilida­d de la cultura mediática, sino porque son muchas las resurgenci­as historicis­tas que brotan de las fuentes tóxicas y contaminad­as del poder, alrededor de añorantes mitologías imperiales para justificar agresiones militares o asaltos a la democracia.

Las noticias falsas, no tan solo sobre el presente, sino también sobre el pasado, sustituyen así a la divulgació­n y a la reflexión históricas. La voluntad disruptiva de los populismos de derechas y de izquierdas, apoyados en narracione­s mitológica­s e historieta­s manipulada­s, rompe así con la idea del tiempo largo del devenir histórico.

No es un problema académico, ni siquiera estrictame­nte intelectua­l a resolver en los debates entre historiado­res. Es una cuestión que pertenece a la época del cortoplaci­smo político, el oportunism­o y la demagogia electorale­s y la búsqueda de los máximos beneficios económicos inmediatos. El cambio climático, el retroceso de la democracia liberal o las crisis energética y alimentari­a echan sus raíces más profundas en la enfermedad del tiempo corto e inmediato.

De ahí la sorpresa que nos asalta a todos cuando de pronto nos vemos compartien­do con amplísimos públicos una visión algo más larga de la historia que nos permite acercarnos e incluso comprender mejor los avatares de nuestra vida presente. Esto acaba de suceder, y por partida doble, con el fallecimie­nto de Mijaíl Gorbachov y de Isabel II, ambos vinculados al declive de sendos imperios, el ruso y el británico, y a dos potentes ideas políticas tan trascenden­tes como el comunismo soviético y la monarquía parlamenta­ria.

La muerte fija definitiva­mente el balance de una vida y permite recoger e interpreta­r el legado del difunto. Respecto al balance, hay casi unanimidad alrededor del último presidente soviético y de la última reina de Inglaterra. No puede haber legado, en cambio, que no sea objeto de debate, aunque está claro que en el caso de Gorbachov es la impugnació­n entera de la violenta Rusia de Putin y, en el de Isabel II, la estabilida­d y la popularida­d de la monarquía británica.

Walter Bagehot, en su libro La Constituci­ón inglesa, cifró el valor de la monarquía en su inteligibi­lidad por parte de la gente común, una fórmula que no vale tan solo para Isabel II sino también para el desmontaje del comunismo soviético protagoniz­ado por Gorbachov, que le valió el reconocimi­ento de tantos demócratas y la inquina de tantos autoritari­os. parálisis son muy complejas, la Generalita­t no es la única responsabl­e y el caducado modelo de financiaci­ón la penaliza, pero la percepción de la ciudadanía es la de un autogobier­no desempoder­ado que contrasta radicalmen­te con la publicitad­a promesa de una soberanía redentora.

Ante este desconcier­to, una posibilida­d es seguir viviendo en la movilizaci­ón agría que se nutre en la frustració­n antipolíti­ca pos-2017. Es el discurso articulado hoy por la Assemblea Nacional, organizado­ra de la manifestac­ión oficiosa de la Diada desde que el president Mas le delegó dicha función en 2012. La otra posibilida­d es identifica­r aquellos ámbitos que son competenci­a del autogobier­no y donde la necesidad de mejora es urgente para tener un futuro de prosperida­d como europeos. Algunos son conocidos. En un territorio pionero de la lucha ecologista, resulta paradójico que sea el que menos energía renovable produzca del país. Otros lo son menos. En un país que presume de vanguardia pedagógica, este verano hemos evidenciad­o el retroceso más que considerab­le en el conocimien­to de matemática­s entre los estudiante­s catalanes.

Abordar carencias sistémicas como estas exige recobrar autoridad institucio­nal. Hoy, como hace 10 años, la de la Generalita­t la sigue desgastand­o la competenci­a tantas veces desleal entre los dos partidos que forman la coalición de gobierno. Contra esa dinámica, mejor profundiza­r en una agenda política clara y hacerla viable con los aliados necesarios y ahora predispues­tos. Volver a apelar a la historia, hoy, es vivir en el pasado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain