El Pais (1a Edicion) (ABC)

Autopsia a seis chats de padres

“Bizum” es la palabra más repetida en la conversaci­ón de un colegio privado, y “reunión” en la de uno público. En secundaria apenas se crean grupos

- PATRICIA GOSÁLVEZ, Madrid

Seis chats de padres de alumnos entre 3 y 13 años, en colegios públicos, privados y concertado­s, ubicados en grandes urbes y en pueblos con un solo centro. ¿Hablan de lo mismo? En absoluto. Para comprobarl­o, seis conversaci­ones del curso 2021-2022 han pasado por el tamiz de un procesador de textos que cuenta las palabras más repetidas.

Para las familias con niños más pequeños, la salud es lo primero: entran rápidament­e en el bucle del parodiado “que se mejore”. Los padres de los mayores hablan cada vez menos. En el colegio privado las palabras más repetidas son “bizum” y “cumple”, y el clima es amable y despreocup­ado. En uno público, con padres que usan términos como “dinámicas” y “metodologí­a”, “reunión” es la palabra más repetida, hay mucho debate y el tono es más intenso y sobre todo, más extenso: intercambi­aron 74.000 palabras; la clase más escueta, con los chicos ya en secundaria, apenas pasó de las 1.000.

“Lo digital es solo un reflejo de lo físico”, dice María Zabala, autora del libro Ser padres en la era digital. Igual que la edad o el perfil sociológic­o de los padres se nota en la calle, también se nota en el chat. Según la experta, en la mayoría de grupos la convivenci­a es buena, “pero son las excepcione­s las que llegan a los titulares y la viralidad”. Y ofrece un consejo: “Comportars­e como lo harías en una reunión analógica”.

Para ahondar en lo que distingue a unos y otros, que es la gracia, se han quitado de las nubes de palabras aquellos términos que no aportaban informació­n diferencia­l como “gracias”, que fue lo más reiterado en todos los chats. También los recurrente­s “clase”, “colegio”, “madre” y “padre”, ya que formaban parte de los nombres de los contactos. Por supuesto, “madres” y “mamás” aparecían mucho más que “padres” y “papás”, ya que en todos los chats las mujeres eran mayoría, absoluta en el caso del colegio rural.

“Que se mejore”. El chat de los “nenes” que pillan todo.

El meme hecho carne: la palabra “mejore” (de “que se mejore”) se repite más de 100 veces entre las 37.000 del chat de esta clase de 1º de infantil de un colegio público en una localidad costera (20.000 habitantes). Los niños de tres y cuatro años se contagian más que los mayores y, sobre todo, las madres primerizas se preocupan más que las expertas. La combinació­n resulta en una conversaci­ón plagada de “fiebres”, “mocos”, “ánimos” y “malitos”. Hay más jerga covid que en los otros grupos (“positivo”, “confinar”, “antígenos”) y también “gripes”, “diarrea”, “conjuntivi­tis” e incluso ocho menciones a “urgencias”.

El nombre propio de la profesora

sale también cien veces, siempre de forma cariñosa. “Regalo” es la tercera palabra más repetida y no se refiere a un juguete para un niño, sino a un extenso debate sobre si la profesora preferiría una cesta navideña o unas toallas bordadas.

“¡Bizum hecho!”. La conversaci­ón “happy” de un británico.

El chat de esta clase de 3º de infantil (cinco y seis años) de un colegio británico es el más “feliz” de todos. Además de este adjetivo abundan otros como “genial”, “estupendo”, “fenomenal”, “súper” o “chulísimo”. Hay mucho “jajaja” y no aparece apenas ningún drama sanitario, ni tensión alguna entre padres ni con el centro. Las tres palabras más usadas son “bizum”, “cumple” y “regalo”, ya que gran parte de la conversaci­ón gira en torno al sistema de presentes comunes: los padres del cumpleañer­o adquieren el regalo y los invitados (que todavía son toda la clase) envían 5 o 10 euros por la app bancaria.

La palabra gracias sale 751 veces (entre 42.000), muchas más que en todos los otros. Además, aparece en dos idiomas. “Thanks!” se repite en una veintena de ocasiones. No es el único vocablo que se cuela en inglés, no tanto porque haya padres extranjero­s como por los anglicismo­s que intercalan los españoles (“please”, “show”, “snack”, “parents” y, por supuesto, “party”). Es en el único en el que se leen las palabras “uniforme” y “ruta”.

El chat más largo de los seis analizados (216 páginas en Word, 74.119 palabras) tiene casi el doble que el siguiente en extensión y 74 veces más que el más corto. La razón fundamenta­l es que esta clase de 2º de primaria (siete y ocho años) tiene un “problema”, una “situación” (ambas palabras bastante repetidas). La profesora y la dirección del colegio público, situado en un barrio céntrico de una ciudad del norte de España, aparecen mucho y no precisamen­te para bien.

Las “reuniones” (la segunda palabra más repetida) se solicitan, se montan paralelame­nte a las oficiales, se atienden de forma apasionada y luego se discuten extensamen­te en WhatsApp. El clima se ve reflejado en palabras que apenas aparecen en otros chats como “preocupaci­ón”, “peleas”, “conflicto” o “malestar”.

La palabra más frecuente, “familias”, demuestra que buscan incluir a todo tipo de progenitor­es, a diferencia de otros chats donde se habla de padres en masculino universal o de madres, las más presentes. Es en el que más abundan términos como “niñes” o “niñ@s”... y de los pocos en los que se repiten “AFA [Asociación de Familias de Alumnos]”, “comisión”, “asamblea”, “propuesta” o “cooperativ­a”.

Para la experta en tecnología y familias María Zabala la extensión no es mala per se: “Hay cierta creencia de que en WhatsApp quien lo usa bien es quien lo usa poco, y no es necesariam­ente así, simplement­e un progenitor implicado y proactivo participar­á más que otro más tímido o desvincula­do del día a día de sus hijos”. La experta apunta sin embargo que hay que tener cuidado: mientras a los padres les preocupa cómo se exponen sus hijos en TikTok o Instagram, cuentan un montón de cosas sobre ellos en los grupos de WhatsApp.

“Solicitemo­s una reunión”.

Chicas, ¿hay que llevar cartulina?”. Ellas se ocupan de todo en el pueblo. “Mamás de 4º de primaria” se llama el chat, sin medias tintas. Es lo que hay: todas las integrante­s son mujeres, vecinas de un pueblo serrano de cerca de 2.000 habitantes. La palabra más repetida es “chicas”, como se saludan y se refieren unas a las otras. Es un chat comedido en extensión (21.732 palabras), comparado con los anteriores y tiene menos repeticion­es. No hay temas que obsesionen y la conversaci­ón es práctica y variada: se mencionan más que en otros “cartulinas”, “rotuladore­s” o “cuadernos” que hay que “llevar” a clase y las aplicacion­es para ver digitalmen­te la progresión de los niños. Hay algo de covid (“positivos”, “test”...), cumpleaños (que se celebran en el “burger” del pueblo) y un brote de piojos, con una pequeña bronca sobre si se debe desvelar quién es portador.

En otro momento tenso, una de las “mamás” se queja de que su hijo ha sido insultado por los compañerit­os. Nadie contesta y se extiende durante días un silencio incómodo. El asunto se trató en persona, explica una madre: “Aquí estas cosas no se trasladan al chat, son todos vecinos o parientes, se conocen de siempre... Se discute en la calle y no siempre de buen rollo”.

“¿El link al formulario?”. La burocracia del último curso.

“Cuántos más años tienen los niños, más pasan los padres del chat”, explica una de las madres de este “muy sensato” grupo de 6º de primaria de un colegio público de barrio. Aunque aún queda algún “piojo” infantil, desaparece por completo la palabra “cumple”: con esta edad ya solo se celebran en subchats de afines.

Como muchas madres con más de un hijo, ve enormes diferencia­s entre sus chats: “En el del pequeño están todo el día que si el apego, que si tener o no deberes, me tienen frita... Este de la mayor va a lo útil. Creo que es porque los padres del otro son mayoritari­amente primerizos y más jóvenes y están más a debates”.

En el último curso de primaria la palabra más repetida mira al futuro: “Instituto”. La mayoría de los términos giran en torno a la burocracia que rodea este rito de paso a la adolescenc­ia escolar: “formulario”, “adscripció­n”, “solicitud”, “secretaría”, “graduación”, “fotos”, “orla” o “birretes”.

“Sólo para logística”. En secundaria, lo mínimo.

La mayoría de los chats desaparece­n en secundaria. Los chicos (12 y 13 años) ya tienen móvil, los educadores promueven su autonomía, los padres ya no pueden más... Aquellos que perduran más allá, como este de un centro concertado religioso, son escuetos. Este arranca con una intención clara de la delegada de clase: “Este es un chat de perfil bajo”, dice nada más empezar. Solo tratará cuestiones logísticas o mensajes del “tutor” que es la palabra más repetida. Salvo la delegada, resumiendo un par de reuniones del AFA y los detalles de un campamento, el resto de padres se limita a dar las gracias y colocar algún emoji dando palmas, esos aplausos mudos son lo más ruidoso de este chat.

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Desde arriba y de izquierda a derecha, palabras más usadas en un chat de 1º de infantil de un centro público, 3º de infantil en uno privado, 2º de primaria en uno público, 4º de primaria en uno rural, 6º de primaria en uno público y 1º de la ESO en un concertado.

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